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Año 1440 de la hégira I

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La hégira marcó la diferencia entre la falsedad y la verdad

Estamos en el comienzo del año hiŷrî, en concreto en el día 4 del mes de Muharram del año 1440 de la hégira, y puede que alguien piense que en este artículo se va a hablar sobre la permisibilidad o no de desear un feliz año nuevo, ya que son numerosas las preguntas que se suelen hacer a este respecto; que si es bid’ah (innovación), que si es makrûh (indeseable), otros incluso que si es haram (prohibido)… pero no vamos a hablar de ello, ya que consideramos que ese debate no debería tener lugar. ¿Cómo va a ser malo o estar prohibido algo que sirve para unir los corazones, para desear algo bueno para el otro, para acordarte de él y pedir a Allah por él? ¿Que el Profeta no lo hizo? De acuerdo, pero eso no puede ser tomado jamás como argumento para declarar que algo está prohibido o es haram.

Pero bueno, de lo que se va a tratar durante este artículo y el siguiente es de la hégira y de lo que representa y significa para los musulmanes, ya que muchas veces nos centramos en el debate de si esto está prohibido o está permitido, unos vienen con unas “pruebas”, otros con otras, y nos olvidamos del verdadero mensaje, nos olvidamos del espíritu del asunto, nos olvidamos de lo realmente importante.

¿Y es la hégira tan importante? Lo es, sin ninguna duda lo es. La hégira es lo que realmente marca un antes y un después en la historia, no sólo del Islam, sino de toda la humanidad. Y es posible que no seamos conscientes de lo que representó la hiŷra para los musulmanes; y hay mucha gente, hoy en día, que resta importancia y valor a la hiŷra y los que lo hacen están en un error de comprensión.

El establecimiento del calendario Hiyri

‘Umar Ibn al Jattab, que Allah esté complacido con él, era consciente de lo que significaba la hiŷra, de lo que representaba la hégira para los musulmanes y por eso, cuando era el Califa y viendo que el Islam se extendía con rapidez, que nuevas tierras se abrían para los musulmanes, que eran necesarias comunicaciones que tal vez tardaban semanas o meses en llegar y que se sucedían los sucesos históricos, llegó a la conclusión de que era necesario establecer una fecha, tener un calendario para “registrar” todo ello.

Reunió entonces a algunos de los más importantes compañeros del Profeta (Sahaba) y les pidió consejo sobre qué fecha o qué hito importante debían utilizar para comenzar el cómputo del calendario musulmán. Ya que, hasta ese momento, los años se recordaban por hechos señalados. Algunos opinaron que se eligiera un calendario como el de los persas: un calendario basado en los reyes y sus periodos de gobierno. Los Sahaba rechazaron la propuesta. Otro dijo: contemos los años como hacen los bizantinos, con el calendario romano. Los Sahaba también lo rechazaron. Otros propusieron: “Hagamos que nuestro calendario tome como punto de partida el nacimiento del Profeta Muhammad, que Allah le bendiga y le dé paz”. Otros propusieron: mejor a partir de la fecha de su primera revelación como enviado de Allah. Otros dijeron que mejor el año de su muerte. Pero ‘Umar, que Allah lo acepte y le cubra con Su misericordia, el conocido como Al-Faruq, el que discierne, dijo: “Haced que sea la emigración de nuestro Profeta pues (con ese acontecimiento) diferenció la verdad de la falsedad”.

Esta es la importancia de la hégira de Meca a Medina: diferenciar y separar la verdad de la falsedad. Pero para comprenderla realmente, debemos ser conscientes de cómo era la situación de los musulmanes en Meca. ¿Y cómo era? Tremendamente dura, insostenible, con castigos, torturas, persecuciones, encarcelaciones, vejaciones, insultos, ataques… La verdad es que, si un reflexiona profundamente sobre ese tiempo en Meca, los ojos se deberían llenar de lágrimas. Esos hombre y mujeres fueron ejemplares. Aguantaron todo eso y lo hicieron por amor a Allah y a Su Mensajero.

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