Mujeres musulmanas en Christchurch, después de la matanza perpetrada por el terrorista ayer, junto a un policía.

Lo acontecido ayer viernes 15 de marzo en Christchurch, Nueva Zelanda, es totalmente desolador. Pedimos a Allah que tenga a las víctimas en Su más completa misericordia, que perdone sus faltas y las cubra con Su compasión, y que haga descender Su Sakina sobre las familias afectadas, las cubra con su magnanimidad y les haga pasar por estos momentos de dificultad con presencia de ánimo y aceptación del decreto que Él ha escrito.

No hay palabras para justificar el asesinato de vidas inocentes, independientemente de quiénes sean las víctimas. La masacre de ayer en Nueva Zelanda es condenada por todo ser humano con la más mínima humanidad en su corazón y su ser.

Todos los musulmanes condenamos especialmente con fuerza el trágico y cruel atentado contra la vida de inocentes que habían acudido a rezar pacíficamente a su mezquita ayer en Christchurch, Nueva Zelanda.

Cualquier musulmán pacífico, normal y corriente podría haber estado en el lugar de las víctimas de ayer, entre las que había mujeres y niños. Todos indefensos, desarmados y concentrados en su oración dentro de la mezquita.

Es uno de los actos más cobardes, viles y bajos que se pueda imaginar. Pero, la realidad es que, al fin y al cabo, está todo decretado y Allah ha puesto el momento del nacimiento y el momento de la muerte de cada ser en su decreto y destino. La muerte nos va a llegar a todos, ahora bien, a quienes les llegue rezando a su señor y haciendo lo correcto, tenemos la esperanza de que entrarán en el Jardín como shuhadá (mártires), sin embargo los malhechores, los malvados, los que causan daño innecesario y actuan por odio, resentimiento y rencor, asesinando cobardemente a inocentes, esos irán directos al más duro de los castigos en Yahannam. La muerte es lo único certero y seguro que tenemos en esta existencia. Lo que viene después es lo que tiene que preocuparnos.

Que Allah dé un alto lugar en el Jardín a los que ayer fueron asesinados en Christchurch. Amin.