La virgen Maria

La coexistencia entre musulmanes y no musulmanes a la luz del Corán y la Sunnah (2/2)

Coexistencia

La coexistencia pacífica entre musulmanes y no musulmanes fuera del mundo musulmán

 

En el artículo anterior vimos cómo los musulmanes deben coexistir con los no musulmanes en el mundo musulmán. En este, vamos a ver cómo los países musulmanes deben coexistir con los países no-musulmanes.

Veremos en este artículo cómo las relaciones de los países musulmanes con los países no musulmanes deben basarse en la paz, la inocuidad y las buenas relaciones de vecindad y, en caso de guerra, cómo la guerra tiene unas formas y una ética en el Islam a la que los musulmanes tienen que adherirse . Veamos, entonces, cómo el Islam es único en las relaciones tolerantes que prescribe para los musulmanes con los no-musulmanes.

La coexistencia entre musulmanes y no-musulmanes fuera del mundo musulmán

Hay varias formas de justicia y bondad hacia los no-musulmanes fuera del mundo musulmán. La primera y más importante de tales formas implica la tranquilidad e inocuidad excepto cuando se repela una agresión. Leemos:

Pero si se inclinan por la paz, inclínate tú también y confíate a Allah. Él es Quien oye y Quien sabe. (Al-Anfal 8:61)

También leemos:

A excepción de aquellos que se unan a una gente con la que tengáis algún pacto o vengan a vosotros con el pecho encogido por tener que combatir contra vosotros o contra su gente.

Si Allah hubiera querido les habría dado poder sobre vosotros y os habrían combatido. Y si se retiran y no os combaten y os ofrecen la paz… Allah no os da ningún medio de ir contra ellos. (An-Nisa ‘4:90)

Además leemos:

Y combatid en el camino de Allah a quienes os combatan a vosotros pero no os propaséis; es cierto que Allah no ama a los que se exceden. (Al-Baqarah 2: 190)

La obligación de los musulmanes de mostrar justicia hacia los no-musulmanes no desaparece ni en tiempos de guerra. Para los musulmanes las guerras no justifican la injusticia, la opresión ni la transgresión. De acuerdo con el concepto islámico, la guerra es sólo un estado donde los musulmanes tienen que llevar y utilizar armas con fines de autodefensa, ya sea dentro del mundo musulmán o en el exterior, en caso de luchar por la llamada a Dios.

Por lo tanto, el Islam tiene leyes para la lucha en las guerras que asegura la adherencia a la justicia hacia los no-musulmanes. Dicha ley implica la prohibición de matar a mujeres y niños. ‘Umar Ibn Abdullah narró que una mujer fue encontrada muerta en una de las expediciones del Profeta. Por lo que el Mensajero de Dios condenó el asesinato de mujeres y niños. (Al-Bujari)

Los modales indicados incluyen la prohibición del pillaje y la mutilación de cadáveres. Abdullah bin Yazid al-Ansari narró: “El Profeta prohibió el saqueo y la mutilación”. (Al-Bujari)

La norma mencionada arriba también incluye la prohibición de la traición y la obligación de llamar a la creencia en Dios y su mensajero antes de luchar. Sulaimán ibn Buraid relató que su padre dijo: Cuando el Mensajero de Allah (s.a.s.) nombraba a alguien como jefe de un ejército o de un destacamento, lo exhortaba especialmente a temer a Allah y a tratar bien a los musulmanes que estaban con él, luego decía: “Pelea en el nombre de Allah y por la causa de Allah. Pelea contra el que no cree en Allah. Que sea una guerra santa y no os apoderéis del botín. No rompáis vuestro juramento. No mutiléis los cuerpos y no matéis niños. Cuando os encontréis con vuestros enemigos idólatras invitadlos a tres posibilidades, si responden a cualquiera de ellas, acéptala y retírate sin hacerles daño. Invítalos al Islam y si te contestan acéptalo y retírate sin dañarlos. Luego invítalos a emigrar de sus tierras a la tierra de los Emigrantes (Muhayir). E infórmales que si hacen eso tendrán los privilegios y las obligaciones de los Emigrantes. Y si ellos rechazan emigrar, infórmales que entonces serán como los musulmanes del desierto sujetos a los preceptos de Allah como los otros creyentes. Pero no tendrán parte del botín ni del fai’, excepto cuando luchen junto a los musulmanes. Pero si ellos rechazan (el Islam) pídeles el yizia. Y si aceptan pagarlo, acéptala y retírate sin hacerles daño. Si ellos rechazan (pagarlo) refúgiate en Allah y combátelos. Y si estás sitiando un fuerte y los sitiados te piden protección en el nombre de Allah y de Su Profeta, no les otorgues protección en el nombre de Allah y de Su Profeta, sino que otórgales la protección en tu nombre y en el de tus compañeros. Ya que si no se cumple la protección otorgada en tu nombre y en el de tus compañeros es una falta menor que no cumplir con la protección otorgada en el nombre de Allah y de Su Mensajero. Y si estás sitiando un fuerte y los sitiados quieren que los dejes salir de acuerdo a las órdenes de Allah, no los dejes salir de acuerdo a las órdenes de Allah, sino que lo hagan de acuerdo a tus órdenes, ya que tu no sabes si serás capaz de cumplir con las órdenes de Allah sobre ellos”. (Muslim)

El profeta Muhámmad reafirmó la prohibición de la traición y del engaño. Amr Ibn Al-Hamiq narró que el Mensajero de Dios dijo: “A quien da seguridad a un hombre y luego le mata, le repudio incluso si aquel a quien mató era un incrédulo”. (Registrado por Al-Bujari en Al-Tarij y At-Tabarani en Al-As-Saghir Mu`jam)

La norma anterior también incluye la prohibición de cualquier ataque a los lugares de culto. El profeta Muhámmad prohibió atacar los lugares de culto, específicamente ermitas, y a los fieles del mismo. Ibn `Abbas narró que cuando el profeta Muhámmad enviaba un ejército, daba estas instrucciones: “Id en el nombre de Dios para luchar por la causa de Dios contra los que no creen en Dios, pero no actuéis a traición o deshonestamente, no cometáis mutilaciones y no matéis a los niños ni a los monjes”. (Registrado por el Imam Ahmad)

Las órdenes para proteger y no atacar los lugares de culto y los fieles continuaron incluso después de la desaparición del profeta Muhámmad, especialmente durante el califato de los cuatro califas bien guiados.

Tras el envío de Usama Ibn Zayd al mando de un ejército para el Levante, Abu Bakr As-Siddiq, el primer califa musulmán, ordenó: “… no matéis a un niño de corta edad, a un anciano o a una mujer. No taléis o queméis las palmeras. No cortéis un árbol fructífero. No sacrifiquéis una oveja, vaca o un camello, excepto para comer. Pasaréis por gentes que se ha retirado a ermitas. Así que dejadles con lo que se han retirado”. (Ibn` Asakir 50/2)

La ley de la guerra también incluye la adhesión a los tratados, la abstención de los combates excepto después de la declaración de guerra y la abrogación del tratado solo en caso del miedo a la traición. Sobre esto, el Corán dice:

Y si temes traición por parte de alguna gente, rompe con ellos en igualdad de condiciones; pues es cierto que Allah no ama a los traidores. (Al-Anfal 8:58)

En el Corán, también leemos:

A excepción de aquellos asociadores con los que hayáis hecho un pacto y no hayan faltado en nada ni hayan apoyado a nadie contra vosotros.

Con ellos cumpliréis el pacto hasta su conclusión, es cierto que Allah ama a los que Le temen. (At-Tawbah 9: 4)

Sulaym Ibn `Amir, un hombre de Himyar, narró: Había un pacto entre Mu’awiyah y los bizantinos, y este iba hacia su país, y cuando el pacto llegó a su fin, los atacó. Un hombre llegó en un caballo, o un mulo diciendo: Allah es el más grande, Allah es el más grande; hágase la fidelidad y no la traición. Y cuando miraron encontraron que era `Amr Ibn Abasah. Mu’awiyah lo mandó llamar y le preguntó (sobre eso). Él dijo: Oí al Mensajero de Allah decir: Cuando uno tiene un pacto con la gente no debe reforzarlo o debilitarlo hasta que este llega a su fin o lo lleva a su fin de acuerdo con ellos (para hacer a todas las partes iguales). Así que Mu’awiyah regresó. (Abu Dawud)

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Referencias:

1- El Glorioso Corán

2- Sahih Al-Bujari

3- Sahih Muslim

4- Musnad Ahmad Al-Imam

5- Sunan Abu Dawud

6- Al-Tarij por Al-Bujari

7- Al-As-Saghir Mu`jam de At-Tabarani

 

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