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¿Cómo tratan los musulmanes a los ancianos?

Personas mayores

El buen trato a los mayores es algo indispensable en el mundo musulmán

Ayer fue el día internacional de las personas mayores. Por ello seguimos hablando de los ancianos y el respeto a los padres.

Hay una observación bastante sencilla que se puede hacer. Si nos fijamos en el mundo islámico, en las sociedades musulmanas a lo largo de la historia, e incluso en los países de población con mayoría musulmana hoy en día, uno raramente encuentra asilos o instituciones destinadas al cuidado de los ancianos. El esfuerzo de cuidar a los padres en esta dificilísima etapa de su vida es considerado un honor, una bendición y una oportunidad de crecimiento espiritual muy grande. En el Islam, no es suficiente que tan solo oremos por nuestros padres, sino que debemos tratarlos con una ilimitada compasión, recordando que cuando éramos unos niños desvalidos ellos nos prefirieron a sí mismos. Las madres son particularmente honradas. Cuando los padres musulmanes alcanzan la senilidad, son tratados con misericordia, gentileza y desprendimiento.

En el Islam, el servir a los padres es una obligación que viene después de la oración, y es derecho de los mismos el esperarla de los hijos. Es considerado despreciable el expresar cualquier forma de irritación cuando, sin que sea falta de ellos mismos, los ancianos se ponen difíciles.

Allah dice en el Corán:

“Tu Señor ha ordenado que no adoréis sino a Él y que seáis benévolos con vuestros padres. Si uno de ellos o ambos llegan a la vejez, no seáis insolentes con ellos y ni siquiera les digáis: ¡Uf! Y háblales con dulzura y respeto. Trátales con humildad y clemencia, y ruega: ¡Oh, Señor mío! Ten misericordia de ellos como ellos la tuvieron conmigo cuando me educaron siendo pequeño.”  (Surat Al Isrá, 17:23-24)

El mérito de cuidar a los padres.

El mérito y el favor que tiene el respeto a los padres, el obedecer a los padres, el cuidado de los padres y el ocuparse de ellos, especialmente cuando son ancianos y débiles, son incontables y enormes.

Por poner un ejemplo, citaremos un hadiz que relata la historia de un hombre que cuidaba a su madre y las palabras del Profeta Muhammad con respecto a ese hombre.

Muslim narró que siempre que venía a Madinah algún grupo de Yemen, ‘Umar Ibn Al Jattab preguntaba: “¿Acaso Uwais Ibn ‘Amr está entre vosotros?” Hasta que después de un cierto tiempo llegó un grupo entre quienes se encontraba Uwais Ibn ‘Amr. ‘Umar le preguntó: “¿Tú eres Uwais Ibn ‘Amr?” Dijo que sí. ‘Umar dijo: “Escuché al Profeta (la paz sea con él) diciendo: “Llegará a vosotros un grupo de personas de Yemen, entre ellos hay una persona que el mejor de los seguidores (tabi‘în). Su nombre es Uwais Ibn ‘Amr, él tiene lepra y es muy respetuoso con su madre. Si pide a Allah, Él, Altísimo sea, inmediatamente responde su súplica (Du‘â). ¡Oh ‘Umar! Si puedes, pídele que haga Istigfâr por ti”. Pide Allah Su perdón para mí”. Uwais lo hizo y ‘Umar quedó tranquilo. Todo eso por el buen trato hacia su madre. Después ‘Umar le pregunto hacia dónde se dirigía, dijo que hacia Kufa, le preguntó: “Si quieres puedo dar aviso a alguien para que te cuide allí” Respondió: “Me gustaría más quedarme con los pobres”.

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