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El huérfano. Su alto estatus en Islam y los derechos coránicos.

 

huérfano

El que se ocupa de un huérfano debe comprender que su labor es diferente a la del que da limosna o caridad. Debe hacer más que eso. Ya que debe realizar un seguimiento y una vigilancia, así como un asesoramiento y atención.

El niño huérfano a menudo sufre de una sensibilidad excesiva en la interpretación del comportamiento de los demás hacia él, debido a los trastornos de su personalidad, generados por el sufrimiento, y estos comportamientos se dirigen al mundo exterior, que a menudo es negativo al tratar con la psique del huérfano.
Por eso el trato del Islam al huérfano es muy cuidadoso. Allah dice en el Corán:

“Por eso, no abuses del huérfano”. (Surat Ad-duha: 9).

(Extracto del artículo)

Nombres de paz

Al huérfano en el Islam ya se le habían garantizado todos los derechos, antes de que lo hicieran todas las constituciones de la tierra; La Declaración Universal de los Derechos Humanos solo se ocupa del cuidado del niño, en general; mientras que Islam distingue y especifica, prestando especial atención a los huérfanos y preservando sus derechos, y ordenando el buen trato hacia ellos, todo tipo de buen trato; e incluso ha dispuesto, para los que hagan eso, una recompensa.

El Islam presta especial atención al huérfano.

El cuidado que el Islam proporciona al huérfano se ve claramente en las recomendaciones del Profeta, que pone hincapié en la atención que se le debe dar, en darle caridad, en dispensarle de trabajar para hacer que pueda entrar en su corazón algo de placer y consuelo, teniendo en cuenta sus sentimientos y emociones.

El Profeta (la paz y las bendiciones de Allah desciendan sobre él) mandó cuidar al huérfano y prometió una gran recompensa para quien lo hiciera. La naturaleza del hombre puede que le lleve a ocuparse de un huérfano y puede que le haga dejarlo en la confianza de que otros musulmanes lo harán. Pero cuando sabe que hay una recompensa clara en ello, se interesará en hacer este bien.

Entre las instrucciones proféticas que el Profeta (la paz y las bendiciones de Allah desciendan sobre él) dio está la siguiente; dijo: “El patrocinador del huérfano y yo estaremos en el Paraíso así”, e hizo un gesto con sus dedos índice y corazón, y los separó levemente.

El Profeta (paz y bendiciones de Allah sean con él) pone el cuidado de los huérfanos al mismo nivel que algunos de los más grande actos que pueda llevar a cabo el musulmán, como la oración, el ayuno y el yihad en el Camino de Allah. Dice en un hadiz: “Quien se ocupe de tres huérfanos es como el que se levanta toda la noche (en oración), o quien ayuna por el día, o quien sale mañana y tarde con su espada (luchando) en el Camino de Allah”.

El cuidado de los huérfanos en las antiguas naciones.

El cuidado de asegurar el bienestar del huérfano se manifiesta ya en las naciones anteriores a la llegada del mensaje de Muhammad.
Moisés le preguntó a su Señor: ¿Cuál es la recompensa del que se ocupa de un huérfano? Y Allah le inspiró lo siguiente: “Lo protegeré bajo Mi trono en el Día del Levantamiento).

Este cuidado se manifiesta de la mejor manera en esta honorable competencia, de la que Allah habla en la aleya del Corán que se cita a continuación.
Esta rivalidad indica la grandeza y la virtud por la que están compitiendo. Allah dice:

“Tú* no estabas con ellos cuando echaron a suertes con sus flechas para saber cuál de ellos sería el tutor de Maryam, ni estabas allí cuando discutieron”.
* [Muhammad]. (Al-Imran: 44)

Las manifestaciones del cuidado del huérfano.

El niño huérfano a menudo sufre de una sensibilidad excesiva en la interpretación del comportamiento de los demás hacia él, debido a los trastornos de su personalidad, generados por el sufrimiento, y estos comportamientos se dirigen al mundo exterior, que a menudo es negativo al tratar con la psique del huérfano.
Por eso el trato del Islam al huérfano es muy cuidadoso. Allah dice en el Corán:

” Por eso, no abuses del huérfano “ (Surat Ad-duha: 9).

El cuidador del huérfano debe darse cuenta de que su trabajo es diferente de la caridad y el zakaah, ya que el cuidado del huérfano requiere que haga un seguimiento, controle, aconseje y preste atención incluso de forma remota. Esto produce resultados positivos en la personalidad del huérfano y lo ayuda a convertirse en una buena persona, complementando la ausencia de su padre.

Es una idea errónea creer que el cuidado del huérfano se limita únicamente a lo material; el Islam eleva la tarea de su cuidado y hace que abarque mucho más. Engloba lo material, pero también los sentimientos y las sensibilidades. El tutor debe hacer que se mezcle también con otros niños en la sociedad y no dejarle que se quede solo y aislado. Eso puede hacerle daño a un niño que ha sufrido la pérdida de quien es más amado para él.
Allah dice, hablando sobre el sistema de valores familiares y sociales:

Y te preguntan sobre los huérfanos. Di: Es bueno que miréis por sus intereses; y si mezcláis (vuestros bienes) con los suyos (con intención de beneficiarlos)… Son vuestros hermanos”. (Al Baqarah: 220)

El éxito de la tutela de un huérfano se verá reflejada en la medida de la integración de éste en la sociedad.

Y mucha gente sabe que hay huérfanos que son ricos, pero que necesitan cuidado y dignidad morales, y el huérfano rico necesita esta garantía y honor como lo necesita el huérfano pobre. La recompensa moral es a menudo mejor que el honor material: “Una palabra reconocida y perdonar es mejor que dar caridad” (Surat Al Baqarah, 263).

En una narración del Imam Ali (que Allah esté complacido con él), dijo: La educación que das al huérfano debe ser como la que le das a tu propio hijo. Debes castigarlo igual que a tu hijo, y pegarle igual que a tu hijo.
Y profeta de Dios, Zakarías, vigilaba a María y la observa y le preguntaba de dónde había conseguido las provisiones. “Decía: ¡Maryam! ¿Cómo es que tienes esto?
Decía ella: Esto procede de Allah, es cierto que Allah provee a quien quiere sin limitación”. (Al-Imran: 37).

Es necesario educar al huérfano y tratarle de manera normal, con el mismo tratamiento que damos a nuestros hijos para no herirlo, y para que no perciba que se está dando un tratamiento especial, diferente al de otros.

El tutor del huérfano debe cuidar y mirar por los intereses del mismo, en las medidas de sus posibilidades: “Allah no carga a nadie con un peso que no pueda soportar”. (Al-Baqarah: 286). Es suficiente, a veces, estar atento a las necesidades o inquietudes del huérfano, o pasarle la mano por la cabeza para darle cariño, que es algo que puede hacer tanto el rico como el pobre.

Grandes huérfanos

A menudo, el regalo viene después de la prueba, la pérdida de uno o ambos padres puede ser una fuerza impulsora para alcanzar la excelencia. Son muchos los ejemplos de huérfanos brillantes que han destacado y han dejado su huella en la comunidad que los rodeaba. Y a la cabeza de esta lista de grandes huérfanos está:

El maestro de la creación, nuestro noble Mensajero, que Allah le bendiga y le conceda paz, cuyo padre murió antes de su nacimiento y su madre murió cuando él era un niño. Su abuelo, Abdulmutalib y su tío, Abu Talib, lo cuidaron.

“¿Acaso no te halló huérfano y te amparó?” (Al-Duha: 6).

* La Virgen María, cuyo tutor era el Profeta de Dios, Zakariyya, y a la que los ángeles le dieron las buenas nuevas:

“Y cuando dijeron los ángeles: ¡Maryam! Allah te ha elegido, te ha purificado y te ha escogido entre todas las mujeres de la creación).
[Lit. de los mundos]”. (Al-Imran: 42).

Y el Profeta Muhammad, que Allah le bendiga y le dé paz, dijo: “(Muchos hombres llegaron a completarse, y no se completaron de las mujeres más que Maryam hija de Imran, y Asia la esposa de Faraón…) [Bukhari].

* El Hafiz Ibn Hajar, que Allah tenga piedad de él; fue criado por su hermana, Sitturrukkab, hija de Ali bin Mohammed bin Mohammed bin Hajar. Dijo acerca de sí mismo: “Nací en Rajab, en el año setenta, en el camino hacia el Hajj, y mi hermana, que era una lectora, escritora y tenía una maravilla de inteligencia, fue mi madre después de mi madre”.

El imán de Ahl al-Sunnah wa’l-Jamaa’ah, Imam Ahmad ibn Muhammad ibn Hanbal al-Shaybani, originario de Basora. Nació en Bagdad en el año 164 AH. Su padre murió antes de su nacimiento; se crio huérfano. Su madre se ocupó de su educación. Memorizó el Sagrado Corán, luego estudió la jurisprudencia para, más tarde, convertirse en el imam de una de las cuatro escuelas de jurisprudencia consideradas válidas y aceptadas.

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Fuente: Dawa Skills

https://bit.ly/2HmHVaV

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