El Islam, al igual que el cristianismo, ordena a la mujer ponerse el hiyab.

El Hiyab en el islam

El día internacional del Hiyab fue el 1 de febrero.

Aprovechando la fecha, hablaremos en este artículo sobre el velo que cubre el cabello de la mujer, conocido en árabe como Hiyab.

El Islam ordena a la mujer ponerse el hiyab. Dicha orden está ligada a una serie de razones, de las cuales una de ellas tiene que ver solo con la mujer, y otra razón se refiere al hombre y a la mujer, a ambos por igual.

En cuanto a la razón que concierne a la mujer en particular, y tiene que ver con su protección y con guardarle de un posible daño causado por parte del hombre. Por ejemplo, en el Corán, leemos:

“¡Profeta! Di a tus esposas e hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran desde arriba con sus vestidos. Esto es lo más adecuado para que se las reconozca y no se las ofenda. Allah es Perdonador, Compasivo”. (Al-Ahzab, 33:59)

En cuanto a la razón relacionada al hombre y a la mujer, es la purificación de los corazones de los hombres y las mujeres de la tentación y la seducción. En el Corán, leemos:

“Y cuando les pidáis a ellas (las esposas del Profeta) algún menester hacedlo desde detrás de una cortina, esto es más puro para vuestros corazones y para los suyos”. (Al-Ahzab, 33:53)

El Hiyab en el cristianismo

El Cristianismo ordena también a la mujer ponerse el hiyab, pero no por su bien, sino más bien por el hombre. De acuerdo con el Nuevo Testamento, ella es la gloria del hombre, desde y para el que fue creada. En el Nuevo Testamento, leemos:

“Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado. Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra. Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón”. (1 Corintios 11: 5-9)