La conducta que debe tener la gente del Corán

Gente del Corán libro

“No es apropiado que el portador del Corán discuta con los que alborotan”.

En un artículo breve; aunque profundo en significados, intentaremos aportar las pautas que debe asumir y adoptar la gente del Corán.
Es un tesoro que debe ser compartido y difundido, especialmente, entre los que han sido dotados con el regalo del Corán.

Este recordatorio está basado en un pasaje del comentario del Corán del conocido erudito andalusí, el Imam Al Qurtubi.
Dice así: “Lo primero es ser sincero al buscarlo en el nombre de Allah. Debes forzarte a recitar el Corán día y noche, en la oración o fuera de ella, para no olvidarlo. Muslim transmitió de Ibn ‘Umar, que el Mensajero de Allah, a quien Allah bendiga y conceda paz, dijo: “El ejemplo del que sabe el Corán es como el que ha atado unos camellos. Si los cuida, se quedará con ellos. Si los suelta, se irán. Cuando el que sabe el Corán se levanta y lo recita noche y día, lo recuerda. Si no hace eso, lo olvida”.

En consecuencia, el que conoce el Corán debe alabar a Allah, ser agradecido por Su bendición, recordarlo, confiar en él, buscar Su ayuda, desearlo y aferrarse a Él. Tiene que recordar la muerte y prepararse para ella. Debe temer sus acciones incorrectas y esperar el perdón de su Señor. Cuando su salud es buena, su temor debe ser aún mayor, porque no sabe cuál será su sello. Cuando está cerca de la muerte su esperanza debe ser grande por su buena opinión de Allah. El Mensajero de Allah, a quien Allah bendiga y conceda paz, dijo: “Ninguno de vosotros debe morir sin tener una buena opinión de Allah”. Esto significa que debes pensar que Él tendrá misericordia de ti y te perdonará.
Debe conocer a la gente de su época, preservar su autoridad, esforzarse para protegerse y salvar su vida, entregar lo que pueda de los bienes de este mundo esforzándose para ello lo más que pueda. Sus preocupaciones principales deben ser escrupulosidad en su Din, temer a Allah y conciencia total de Él en lo que ordena y prohíbe.

‘Abdullah ibn ‘Umar dijo: “No es apropiado que el portador del Corán discuta con los que alborotan, ni que ignore con los ignorantes, pero debe perdonar y dejar pasar en el nombre del Corán, porque en su interior están las palabras de Allah”.
Tiene que protegerse de los caminos dudosos, reír poco y hablar poco en las reuniones del Corán y en todo lugar cuando son cosas en las que no hay provecho alguno. Debe ser grave y paciente.
Debe ser humilde con los pobres y evitar la arrogancia y la vanidad. Si teme ser objeto de tentación, debe apartarse de este mundo y de su gente, y debe abandonar los debates y las disputas. Debe esforzarse por ser amable y mostrar el adab correcto. Debe estar con los que está a salvo de su mal, con los que esperan obtener su bien, y con los que está a salvo de todo daño. No debe escuchar a los que calumnian en su presencia, tiene que guardar la compañía de los que le conducen al bien y le dirigen a la veracidad y al carácter noble, a los que le adornan y no le mancillan.

Tiene que aprender las normas del Corán y entender a lo que Allah se refiere y a lo que Él obliga. Será entonces cuando se beneficie de lo que lee y actúa por lo que recita. ¡Qué vil es el que conoce el Corán y recita de memoria sus normas y obligaciones, pero no comprende lo que recita! ¿Cómo puede actuar el que no entiende lo que significa? Qué grotesco es que se le pregunte por el fiqh de lo que recita y no lo sepa. El ejemplo de alguien en este estado es como el de “un asno que lleva una carga de libros”. (Surat Al Yumu’a, 62:5).
Debe saber distinguir entre las surats de Makka y las de Madina para poder comprender lo que Allah dijo a Sus siervos al comienzo del Islam y lo que les era encomendado al final, lo que Él les hizo obligatorio al principio del Islam y lo que añadió al final. En la mayor parte del Corán las surats de Madina abrogan a las de Makka. No es posible que lo de Makka abrogue lo de Madina porque lo abrogado fue revelado antes de lo que abroga. Parte de su perfección es conocer el i’rab (inflexión/gramática) y lo poco usual. Esto es parte de lo que hará fácil para él conocer lo que lee, y disipará la duda en lo que recita.

Cuando el recitador del Corán obtiene estos rangos, será fluido en el Corán y conocerá el discernimiento. Pero no se beneficiará de nada de lo que hemos mencionado a no ser que, cuando lo busca, tiene una intención sincera por Allah o la sigue teniendo una vez aprendido, tal y como ya hemos mencionado. Un buscador del conocimiento puede que desee reputación y honor en el Din. En ese caso, su comprensión del conocimiento continúa hasta que es evidente que se ha equivocado en su creencia, se arrepiente y hace que su intención sea sincera por Allah. Se beneficiará de ello y mejorará su estado. Al-Hasan dijo: “Solíamos buscar conocimiento para este mundo y eso nos llevó al Otro Mundo”. Sufyan az-Zawri dijo eso. Habib ibn Abi Zabit dijo: “Buscamos este asunto sin tener intención alguna. La intención vino después””.

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