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La importancia del idioma árabe

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La lengua árabe no es una lengua cualquiera. Es la lengua en la que el Corán fue revelado.

Las razones que dan importancia al árabe

Aprovechando que ayer fue el Día Internacional de la Lengua Árabe, hablaremos sobre la importancia de este idioma.

Hay una gran cantidad de motivos por los cuales la legua árabe es importante y, sobre todo, lo es para los musulmanes.
El Corán ha sido revelado en lengua árabe, y esta afirmación se repite en varias ocasiones a lo largo del Libro.
Por poner un ejemplo, Allah dice:

Lo hemos revelado en lengua árabe clara” (Surat Ash-Shu’ará, 26:195).

El término árabe tiene en el Islam una gran importancia, y no hace referencia a una etnia o raza, sino a un valor. Árabe es sinónimo de nómada, de persona no atada a un lugar, y, por tanto, esencialmente libre, y, además, es una persona que cultiva las más elevadas cualidades de carácter, las de la solidaridad, la caballerosidad y la hospitalidad, rasgos propios de gente noble, los que son conocidos en árabe como los Makârim al-Ajlâq de la Tradición Islámica, la forma generosa de ser. El Profeta Muhammad fue un árabe, plenamente. Lo árabe es un ideal. También, la lengua árabe está asociada a esa noción: es la lengua de los árabes y expresa con nobleza los pensamientos de los habitantes del desierto. Por eso, es la Lengua de la Gente del Jardín.

El árabe no es cualquier lengua.

No es la lengua de un pueblo sin más. Tiene connotaciones que la hacen el vehículo apropiado para la expresión de una espiritualidad enraizada en una visión de la existencia que sólo es posible entre personas que viven de una manera determinada: la austeridad, la profundidad, el contacto real con la naturaleza de las cosas…
La lengua árabe tiene unas características que la convierten en un sistema que traduce inmediatamente una cosmovisión sencilla pero radical. Sus sonidos, su escritura, su gramática, todo en ella tiene valores que la asocian a las enseñanzas del Islam.

Hablar y aprender árabe es un acto de iniciación

Hablar y aprender árabe es un acto de iniciación y quien así lo hace se asoma a un misterio. Y por ello mismo, una de las prácticas islámicas en la que más se insiste es el Dhikr, la repetición de palabras y fórmulas árabes que permite sumergirse en el secreto de una lengua que para los musulmanes es mucho más que lenguaje, es infinitamente más que un sistema para entenderse.
A poco que se indaga en la lengua árabe emergen unas características que llaman la atención: las palabras no se vocalizan, sino que se ‘modulan’, siendo cada sonido abreviado o alargado para ir matizando el significado latente en una raíz. No existe el verbo ser, y por tanto la realidad deja de tener una calidad metafísica: la grandeza de cada cosa es su presencia, no una pretendida idea que le confiera un estatuto ontológico distinto a su contundencia frente al que habla. Las nociones van derivando a partir de ideas sencillas. Todo ello permite ahondar en la realidad y descubrir el alcance de lo inmediato dentro de una Verdad que engloba a la existencia entera. Y ese centro es a lo que se llama Allah, Señor de los Mundos. Y esta es la imagen del mundo que el Islam ofrece a los musulmanes, a los que se rinden ante la Verdad.

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