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La victoria viene cuando uno se entrega a Allah

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Y no tirabas tú cuando tirabas sino que era Allah quien tiraba“. (Surat al Anfal, 8:17)

Cuando uno comprende y asimila el poder real de Allah, entonces Él le ayuda

Un ejemplo muy claro de esta realidad lo tenemos en la Batalla de Badr.
Los musulmanes se entregaron por completo a su Señor, y Él les ayudó y les dio la victoria. Mandó ángeles para que les asistieran.
Dice Allah en el Coran:

“Y no los matasteis vosotros, Allah los mató. Ni tirabas tú cuando tirabas sino que era Allah quien tiraba”. (Surat Al Anfal, 8:17)

Con la batalla de Badr Allah estableció las bases del Islam; fue una batalla en la que los musulmanes, a pesar de la escasez de medios y preparación, vencieron a sus enemigos. La batalla de Badr unió los corazones y las filas de los musulmanes, del mismo modo que les dio la victoria e hizo que pasaran de la debilidad y el ser perseguidos a la fuerza y el poder, del miedo a la seguridad.

“Es cierto que Allah os ayudó en Badr, aunque estabais en inferioridad de condiciones. Así pues, temed a Allah y podréis ser agradecidos”. (Al-Imran, 3:123)

Pero antes de que los musulmanes vencieran a sus enemigos en la batalla de Badr, un enemigo mejor preparado y pertrechado, habían vencido a sus propios egos, a sus pasiones y a sus apetitos; dejaron tras de sí el amor por este mundo, y anhelaron y ambicionaron lo que Allah tenía reservado para ellos en la morada eterna del Jardín, en la que hay disfrutes y deleites infinitos:

“Lo que vosotros tenéis se acaba, pero lo que Allah tiene es permanente”. (An-Nahl, 16:96).

Esta fue una de las razones de que Allah les diera la victoria, ya que quien no es capaz de vencer a sus apetitos y a su ego, a su enemigo interno, nunca será capaz de vencer al enemigo externo, aunque esté mejor preparado; y esta es la sunna de Allah en su creación. Se entregaron totalmente a Allah y Él les dio la victoria.
Para obtener la victoria, deben haberse cumplido previamente ciertas condiciones, unas condiciones que cumplieron con creces los Compañeros que fueron con el Mensajero de Allah a la batalla de Badr: La primera de ellas es la sinceridad, el deseo de difundir la palabra de Allah y hacer vencer al Din de Allah. El objetivo de esa batalla no fueron las riquezas ni el botín, como dicen hoy en día los enemigos del Islam; y la mejor prueba de ello es que los prisioneros que se capturaron en esa batalla pudieron comprar su libertad enseñando a 10 niños musulmanes a leer y escribir; el que lo hiciera quedaba en libertad, y eso a pesar de la necesidad que tenían los musulmanes de riquezas puesto que muchos de ellos, al emigrar de Meca a Medina, habían dejado atrás sus pertenencias y sus bienes.
La segunda condición es la confianza en Allah, una confianza total y absoluta:

“Si Allah os ayuda… no habrá quien pueda con vosotros, pero si os abandona… ¿Quién sino Él os ayudará? En Allah se confían los creyentes”. (Al-Imran, 3:160)

La tercera condición es la obediencia al Emir, la obediencia a la autoridad; este es uno de los grandes secretos para obtener la victoria y el triunfo. Y el estado de debilidad general de los musulmanes hoy en día, el derramar la sangre de nuestros propios hermanos, se debe en gran parte a la desobediencia y la falta de adhesión a la autoridad; y esto nos lo aclara el Mensajero de Allah cuando dijo: “Escuchad y obedeced, aunque os gobierne un esclavo negro de Abisinia”. Y un Emir déspota es mejor que la fitna (tribulación), y “la fitna es más dura que la guerra” (Al-Baqarah, 2:191). Y ciertamente la discusión y el ir en contra de la autoridad conlleva a la cobardía y la derrota. Dice Allah:

“No disputéis, porque de hacerlo os acobardaríais y perderíais vuestro ímpetu. Y tened paciencia (y constancia), pues ciertamente Allah está con los pacientes (constantes)”. (Al-Anfal, 8:46)

Otra de las condiciones para la victoria es súplica (el dua’), siempre que se cumplan las condiciones de alimentarse de lo halal y de la sinceridad en la intención. La batalla de Badr tuvo lugar en el mes de Ramadán, el mes en el que las súplicas son respondidas, el día del Yumuah (viernes), el día en el que las súplicas son respondidas, el día 17 de este mes; y por eso el que cumple con todas estas condiciones, y es sincero en su intención Allah le da la victoria sobre sus enemigos, como se la dio a Su Mensajero de Allah y sus Compañeros en esa batalla..
Las lecciones que podemos obtener de la batalla de Badr son incontables; una de ellas, que es muy importante para nosotros hoy en día, es que Allah hace vencer al oprimido sobre el opresor; hace que venza el oprimido, aunque sea débil y hace que perezca el opresor, aunque sea fuerte. Los que estuvieron presentes en Badr de los musulmanes habían sido oprimidos, los opresores los expulsaron injustamente de sus hogares, y el único pecado que habían cometido había sido decir: La ilaha illah Allah. Dejaron sus hogares, sus bienes y en muchos casos sus familias, únicamente por Allah; y por eso Allah les dio la victoria, ya que dice Allah en Su Libro:

“Y no contéis con que Allah está descuidado de lo que hacen los injustos”. (Ibrahim, 14:42)

Esta es una de las grandes lecciones que obtenemos del día y de la batalla de Badr, todo aquel que esté siendo oprimido y tratado injustamente, tiene que permanecer paciente pues Allah le dará la victoria más tarde o más temprano.

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