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Las súplicas del profeta Shuaaib

Shuaaib Madian

Al final, lo que ocurrió a los pueblos de los profetas Lut y Nuh (la paz sea con ellos) también pasó a la gente de Madian.

Los rezos de Shuaaib

En este artículo veremos las súplicas que el profeta Shuaaib hizo a Allah, durante su misión. Están extraídas de aleyas del Corán.
En la primera de ellas leemos:

“(85) Y a [la gente de] Madian [enviamos a] su hermano Shuaaib. Dijo: ¡Pueblo mío! Adorad sólo a Allah: no tenéis más deidad que Él”.
(Sura 7: Al-Aaraf, aleya 85)

La reacción de los madianitas ante el profeta Shuaaib (la paz sea con él) no fue diferente de la de los pueblos de los profetas Nuh o Lut (la paz sea con ellos). Estas personas, que rechazaron el mensaje transmitido por el profeta Shuaaib, lo amenazaron a él y a sus seguidores con el exilio. En el Corán encontramos la siguiente aleya, también del Surat Al-Aaraf:

“(88) Y los dignatarios de entre su gente, los que se mostraban altivos, dijeron: “¡Ten por cierto, Shuaaib, que te expulsaremos de nuestra tierra, a ti y a los que contigo creen, si no volvéis a nuestro camino!” …
(Sura 7: Al-Aaraf, aleya 88)

Ante la actitud insensible e intimidatoria de su pueblo, el profeta Shuaaib pone su confianza en Allah y se vuelve a Él en oración:

“(89) ¡Seríamos culpables de blasfemia contra Allah si volviéramos a vuestro camino una vez que Allah nos ha salvado de él! Es algo inconcebible que volvamos a él –salvo si Allah, nuestro Señor, así lo dispone. ¡Expón la verdad entre nosotros y nuestra gente –pues Tú eres quien mejor expone la verdad!”
(Sura 7: Al-Aaraf, aleya 89)

Al final, lo que ocurrió a los pueblos de los profetas Lut y Nuh (la paz sea con ellos) también pasó a los madianitas. El profeta Shuaaib pidió a Allah y, como Él ordenó, la gente que rechazó al mensajero de Allah pereció:

“(91) Entonces les sorprendió un terremoto: y quedaron muertos en el suelo, en sus propias casas –(92) los que habían desmentido a Shuaaib– como si nunca hubieran vivido en ellas: los que habían desmentido a Shuaaib –¡ellos fueron los perdedores!”
(Sura 7: Al-Aaraf, aleyas 91 y 92)

Este fue el final del pueblo de Shuaaib, fueron destruidos, al igual que les pasó a las gentes de Lut y de Nuh, previamente. Después de haber pasado décadas escuchando a sus profetas, enviados por Allah, llamarles a la adoración sincera del Único Creador, y de no haberles hecho ningún caso… entonces llegó el castigo.
La historia del profeta Shuaaib también nos enseña la paciencia que tenían los mensajeros con sus pueblos. Son los seres a quienes Allah ha dotado de más paciencia, así como de otras cualidades. Por eso son nuestro ejemplo y, en concreto, el último y sello de los profetas y mensajeros: el Profeta Muhammad, que Allah le bendiga y le dé paz, que fue enviado, según sus propias palabras: “Para perfeccionar las nobles cualidades de carácter”.

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