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¿Persiguió el Profeta Muhammad a los judíos? (2/2)

judíos

El Profeta Muhammad elaboró una constitución excepcional, que protegía los derechos humanos de toda la población de Medina, incluidos los judíos.

Si el Profeta Muhammad (la paz sea con él) hubiera sido realmente antijudío, habría perseguido a los judíos desde el establecimiento del gobierno musulmán en Medina, pero esto no ocurrió. Al llegar a Medina, una de las primeras cosas que hizo el Profeta fue elaborar una constitución excepcional, que protegiera los derechos humanos de toda la población de Medina, incluidos los judíos mismos.

Este fue un movimiento sin precedentes, que no tuvo igual hasta más de doce siglos más tarde. La constitución declarada era una convención incomparable en ese entonces. En ese momento, los conceptos modernos de “pluralismo religioso”, “libertad de religión”, “derechos humanos” e “integración social” no habían sido todavía acuñados.

Un lugar difícilmente podría acomodar dos o más creencias. Las “minorías” no tenían derechos en absoluto, y eran vulnerables a masacres en masa o expulsiones. La “tolerancia religiosa” todavía no se conocía.

Sin embargo, la Constitución de Medina incluía muchos artículos que establecían el derecho de los judíos a la igualdad de derechos, tratamiento, protección y libertad. El Profeta Muhammad hizo cumplir lo que se conoció más adelante como “coexistencia pacífica”. Permitió que los judíos vivieran junto a los musulmanes en paz.

Sin embargo, la mayoría de las tribus judías rechazaron esta convivencia pacífica y violaron la Constitución de Medina, así como los pactos acordados con ellos, conspirando contra el Profeta Muhammad y los musulmanes y / o juntándose con los árabes politeístas y paganos.

Incluso cuando las tribus judías traicionaron al Profeta Muhammad y a los musulmanes, ejerció el autocontrol, fue justo y su reacción fue proporcional a la acción realizada.

Cuando un hombre de Banu Qaynuqa (una tribu judía) atacó sexualmente a una mujer musulmana, quiso forzarla a descubrir su rostro y sujetó la cola de su ropa a la silla con un clavo, quedando las partes privadas de la mujer al descubierto. Lloró pidiendo ayuda mientras los judíos se reían de ella. Entonces, un hombre musulmán mató al judío y los judíos mataron a este hombre musulmán, cuyos parientes se volvió contra los musulmanes en represalia.

En este caso, el Profeta Muhammad decidió luchar contra los Banu Qaynuqa, pues rechazaron el respeto mutuo y la coexistencia pacífica y se atrevieron a violar la Constitución de Medina. Esta tribu no podía coexistir con los musulmanes en Medina por más tiempo. Si esos judíos hubieran permanecido allí, las represalias y la violencia no habrían tenido fin. En lugar de expulsados, habrían sido masacrados. Es por eso que se dice que fueron los mismos Banu Qaynuqa quienes eligieron abandonar Medina después de la mediación, para evitar pelear con los musulmanes.

Banu An-Nadir, otra tribu judía, conspiró para tirar una gran piedra por el tejado de una casa sobre la cabeza del Profeta Muhammad, que estaba sentado con ellos. Sin embargo, Dios advirtió al Profeta Muhammad acerca de eso. Entonces volvió a Medina, juntó un ejército y fue a combatir contra ellos.

Después de que el Profeta Muhammad los sitiara, le pidieron que los dejara salir de Medina, llevando todo lo que querían llevar excepto armas. El Profeta Muhammad aceptó y los dejó salir. Este es otro caso de traición, violación de convenios y rechazo a la coexistencia pacífica. Los judíos eligieron abandonar Medina para evitar pelear con el Profeta Muhammad y los musulmanes.

Banu Quraydhah, otra tribu judía, fue más lejos a favor de los árabes politeístas contra los musulmanes. Conspiraron con los árabes paganos para hacer un camino para ellos, por donde ellos estaban, para entrar en Medina y masacrar a los musulmanes. Nuevamente, tenemos un caso de traición, violación de convenios y rechazo a la coexistencia pacífica.

Una vez que la batalla de Jandaq terminó, Dios ordenó al Profeta Muhammad que luchara contra ellos por su traición. El largo asedio los obligó a una rendición condicionada al arbitraje. El Profeta Muhammad aceptó esta condición y les permitió elegir al árbitro. Eligieron como árbitro al compañero Sa’ad bin Mu’adh, quien era su aliado durante la era preislámica.

El Profeta Muhammad también aceptó a Sa’ad bin Mu’adh como árbitro. Sin embargo, juzgó que los hombres adultos debían morir, las mujeres y los niños esclavizados y la propiedad debía haber ser distribuida entre los musulmanes. Basó su juicio en el juicio previsto en la Torá (Deuteronomio 20: 12-14)

El Profeta Muhammad aprobó este juicio como idéntico al de Dios. Este fue un juicio justo. Dado que la traición de los judíos podía conducir a la aniquilación de todos los musulmanes, era justo condenar a sus hombres a la muerte. Si los árabes paganos hubieran podido entrar en Medina, habrían condenado a muerte a todos los musulmanes, incluidos hombres, mujeres y niños.

El peligro que los judíos representaban para el naciente estado musulmán no se vio reducido por la expulsión de judíos de Medina, ya que los judíos de Medina se unieron a los judíos de Jaybar (un oasis a unos 153 km al norte de Medina), aliados con las tribus árabes y enemigos del Islam y de los musulmanes y continuaron conspirando contra el Profeta Muhammad y los musulmanes.

Por lo tanto, el Profeta Muhammad decidió luchar contra los judíos de Jaybar. Después de muchas hostilidades, los judíos de Jaybar propusieron hacer la paz con los musulmanes a cambio de compartir sus cosechas con los musulmanes al cincuenta por ciento.

Sin embargo, tras las repetidas traiciones y el constante rechazo a la coexistencia pacífica, después de que el Profeta Muhammad hubiera demostrado al mundo y a la historia que los musulmanes deseaban “pluralismo religioso”, “libertad de religión”, “tolerancia religiosa” y “coexistencia pacífica”, se dio cuenta de que los conceptos anteriores, pioneros por el Islam, eran inaplicables en el momento, o al menos en Arabia.

Por lo tanto, hizo las siguientes declaraciones: “expulsar a los politeístas de Arabia” (Al-Bujari) y “Dos religiones no deben quedar en Arabia” (Ahmad). El Profeta Muhammad hizo varias declaraciones similares en este sentido.

Muchas personas malinterpretan esos y otros hadices similares como pidiendo la expulsión o erradicación injustificada de los no musulmanes de los países musulmanes. Esta interpretación de los hadices anteriores está bastante equivocada, simplemente porque el Profeta Muhammad mismo no expulsó a todos los judíos o no musulmanes de Arabia.

Se ha narrado de que el Profeta Muhammad murió mientras su armadura (de hierro) se le había prometido a un judío por treinta Saas (antigua medida igual a 3 kg) de cebada (Al-Bujari). Se ha establecido históricamente que había judíos que residían en Arabia después de la muerte del Profeta Muhammad y durante el califato del Califa Abu Bakr e incluso durante el de ‘Umar.

Si el Profeta Muhammad hubiera querido la expulsión masiva de no musulmanes de Arabia, él y sus sucesores habrían hecho eso, pero esto no sucedió.

Al comentar sobre los hadices anteriores, algunos estudiosos musulmanes indicaron que el Profeta Muhammad más bien quería decir que los no musulmanes no debían residir dentro o cerca de los lugares sagrados de los musulmanes. Otros estudiosos opinaron que él quería decir que no debían haber residir en Arabia como un grupo, pero que podían hacerlo en otras partes del mundo musulmán. Otros eruditos opinaron que los no musulmanes no debían haber residido permanentemente o en gran número en Arabia.

De todos modos, no importa cómo se puedan interpretar las declaraciones proféticas anteriores, hemos sabido con certeza que el Profeta Muhammad en particular y los musulmanes en general no se opusieron a la coexistencia pacífica con judíos o no musulmanes, pero las buenas intenciones y tolerancia religiosa de los musulmanes animaron a los politeístas, especialmente judíos, a traicionar y a conspirar contra ellos.

Los musulmanes siguen aceptando la convivencia con los judíos y con los no musulmanes, a condición de que dichos no musulmanes no traicionen, maltraten o dañen a los musulmanes, y tengan una buena relación con los musulmanes basada en el buen vecindario y el respeto mutuo.

Por último, conviene concluir este artículo con los versículos que regulan e inciden en la relación entre musulmanes y no musulmanes. En el Corán, leemos:

Allah no os prohíbe que tratéis bien y con justicia a los que no os hayan combatido a causa de vuestra creencia ni os hayan hecho abandonar vuestros hogares. Es cierto que Allah ama a los equitativos. Allah sólo os prohíbe que toméis por amigos aliados a los que os hayan combatido a causa de vuestra creencia, os hayan hecho abandonar vuestros hogares o hayan colaborado en vuestra expulsión. Quien los tome como amigos… Esos son los injustos. (Al-Mumtahanah 60: 8-9)


Referencias:

  1. El Corán Glorioso
  2. La Santa Biblia (Visita biblegateway.com)
  3. Sahih Al-Bujari

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