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La libertad de religión en la Biblia y el Corán (1/2)

Libertad de religión

El Islam es la única religión abrahámica que mantiene la libertad religiosa

Hoy en día, la libertad religiosa se plantea a menudo como un tema importante. El Islam es generalmente criticado por, supuestamente, restringir la libertad religiosa. Esto se hace sin tener en cuenta la verdadera actitud del Islam, así como los mensajes celestiales anteriores (Judaísmo y Cristianismo) hacia esta libertad de acuerdo con el Corán y la Biblia, incluyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento.

Por lo tanto, vamos a averiguar la verdadera posición del judaísmo, el cristianismo y el Islam sobre la libertad religiosa.

Libertad de seguir y practicar la religión

La opinión generalizada es que el Islam ha sido difundido por la espada y la gente ha sido forzada a aceptar el Islam sin investigar esta afirmación o la posición de los mensajes divinos anteriores sobre las enseñanzas según la Biblia.

En primer lugar: la Biblia

En el Antiguo Testamento, la Biblia nos dice que el mensaje del profeta Moisés y los otros profetas de los Hijos de Israel era exclusivo para los Hijos de Israel.

Los hijos de Israel no llamaron a los otros pueblos y naciones a creer en el mensaje del profeta Moisés. Por el contrario, lucharon contra los pueblos y naciones para esclavizarlos. Si se negaban a servir a los Hijos de Israel, la Biblia nos dice que los hijos de Israel matarían a los hombres y se llevarían a las mujeres, niños y animales de acuerdo a la orden de Dios a los hijos de Israel.

En el Antiguo Testamento, leemos: Cuando te acerques a una ciudad para combatirla, le ofrecerás la paz.

Y si respondiere: Paz, y te abriere, todo el pueblo que en ella fuere hallado te será tributario, y te servirá.

Mas si no hiciere paz contigo, y emprendiere guerra contigo, entonces la sitiarás.

Luego que Jehová tu Dios la entregue en tu mano, herirás a todo varón suyo a filo de espada.

Solamente las mujeres y los niños, y los animales, y todo lo que haya en la ciudad, todo su botín tomarás para ti; y comerás del botín de tus enemigos, los cuales Jehová tu Dios te entregó.

Así harás a todas las ciudades que estén muy lejos de ti, que no sean de las ciudades de estas naciones.

Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida,

sino que los destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado;

para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses, y pequéis contra Jehová vuestro Dios. (Deuteronomio 20: 10-18).

El Antiguo Testamento encontramos numerosos versos que nos cuentan cómo muchas personas de los pueblos y las naciones no judías fueron torturados y asesinados a manos de los hijos de Israel.

Por ejemplo, leemos: Y Josué les dijo: No temáis, ni os atemoricéis; sed fuertes y valientes, porque así hará Jehová a todos vuestros enemigos contra los cuales peleáis.

Y después de esto Josué los hirió y los mató, y los hizo colgar en cinco maderos; y quedaron colgados en los maderos hasta caer la noche. (Josué 10: 25-26)

Hay incontables pruebas del asesinato, matanzas y aniquilación de los pueblos y las naciones no judías por los Hijos de Israel, sin invitar a cualquiera de esos pueblos o naciones a creer en el mensaje del profeta Moisés, simplemente porque los Hijos de Israel creían que eran “el pueblo elegido”, que el mensaje del profeta Moisés y otros profetas se dirigía exclusivamente a ellos, y que era indiferente si los otros pueblos y naciones crían en Moisés y en los otros profetas de los Hijos de Israel.

En cuanto al Nuevo Testamento, se observa que la coacción en la conversión no estuvo ausente de la cristiandad tampoco. Por ejemplo, el Nuevo Testamento cita a Jesús diciendo: “No penséis que he venido a traer paz a la tierra; No he venido a traer paz, sino espada [de la división entre la creencia y la incredulidad]. Porque he venido a poner al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y una hija-en-ley en contra de su madre-en-ley; y los enemigos del hombre serán los de su [propio] hogar [cuando uno cree y otro no lo hace]. (Mateo 10: 34-36)

También notamos que amenaza a los que no quieren creer en él. Él ordenó a sus seguidores matar a cualquiera de estas personas, según el Nuevo Testamento. Leemos: “Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos aquí y decapitadlos delante mía”. (Lucas 19:27)

Segundo: el Corán y la Sunnah

La libertad de seguir y practicar la religión está garantizada por el Corán. Por lo tanto, ningún musulmán puede obligar a nadie a abrazar el Islam de acuerdo con numerosos versos coránicos como los siguientes:

No hay coacción en la práctica de Adoración, pues ha quedado claro cual es la buena dirección y cual el extravío. (Al-Baqarah 2: 256)

Y si tu Señor quisiera creerían todos los que están en la tierra. ¿Acaso puedes tú obligar a los hombres a que sean creyentes? (Yunus 10:99)

En cuanto a los versos coránicos que son mal entendidas como la incitación a la lucha o la matanza en la causa de Dios y similares, en realidad no es una orden de luchar o matar a los no musulmanes para obligarlos a abrazar el Islam. Más bien tienen otros significados no relacionados con la coacción en el Islam.

Por ejemplo, algunos versos coránicos dan permiso para repeler la agresión y la lucha incluso matando a los agresores. En el Corán, leemos:

Y combatid en el camino de Allah a quienes os combatan a vosotros pero no os propaséis; es cierto que Allah no ama a los que se exceden.

Matadlos donde quiera que los encontréis y expulsadlos de donde os hayan expulsado.

La oposición (a vuestra creencia) es más grave que matar.

No luchéis con ellos junto a la “Mezquita Inviolable” si ellos no lo hacen, pero si os atacan, matadlos; esta es la recompensa de los incrédulos.

Y si cesan…Allah es Perdonador y Compasivo.

Luchad contra ellos hasta que no haya más oposición y la Adoración debida sea sólo para Allah.

Pero si cesan, que no haya entonces hostilidad excepto contra los injustos.

Mes inviolable por mes inviolable.

Para todo lo inviolable deberá aplicarse el talión.

Y quien se exceda con vosotros, obrad con él en la misma medida.

Guardaos de Allah y sabed que Allah está con los que Le temen. (Al-Baqarah 2: 190-194)

Los versos coránicos también permiten luchar contra los que rompen los juramentos. En el Corán, leemos:

Pero si rompen algún juramento después de haberse comprometido e injurian vuestra práctica de Adoración… Entonces combatid a los dirigentes de la incredulidad.

Realmente para ellos no existen juramentos. Tal vez desistan.

¿No lucharéis contra una gente que rompe sus juramentos y que se ha propuesto expulsar al Mensajero y fueron ellos los primeros en combatiros?

¿Vais a temerlos? Allah es más digno de ser temido si sois creyentes.

¡Combatidlos! Allah los castigará por medio de vuestras manos y los humillará, os dará la victoria sobre ellos y curará los pechos de una gente creyente. (At-Tawbah 9: 12-14)

Además, otros versos coránicos permiten luchar contra los hipócritas que traicionan a los creyentes y se alían con los infieles contra los creyentes en caso de que no se arrepienten y dejen de perjudicar a los creyentes. En el Corán, leemos:

¿Por qué os dividís en dos grupos con respecto a los hipócritas? Allah los ha devuelto a su condición primera a causa de lo que se han ganado.

¿Es que pretendéis guiar a quien Allah ha extraviado?

No encontrarás camino para quien Allah ha extraviado.

Quisieran que renegaseis como ellos han renegado y que fueseis iguales. No los toméis como amigos aliados hasta que no hayan emigrado en el camino de Allah.

Y si se desentienden, atrapadlos y matadlos donde quiera que los encontréis y no toméis aliado ni auxiliar de entre ellos. (An-Nisa’ 4: 88-89)

También leemos:

Encontraréis a otros que quieren estar a salvo de vosotros y a salvo de su gente; cada vez que vuelven a la discordia, caen más profundamente en ella. Pero si no os dejan y os ofrecen la paz y detienen sus manos… Atrapadlos y matadlos dondequiera que los encontréis.

Os hemos dado sobre ellos una autoridad evidente. (An-Nisa’ 4:91)

Además leemos:

Si los hipócritas, los que tienen una enfermedad en el corazón, los tendenciosos de Medina, no dejan su actitud; te daremos poder sobre ellos y luego, no serán vecinos tuyos en ella por mucho tiempo.

Malditos, donde quiera que se dé con ellos serán capturados y matados enérgicamente.(Al-Ahzab 33: 60-61)

En cuanto a los otros versos que ordenan la lucha, cualquier comando es incidental a la llamada al Islam, que era pacífica y no implicaba ninguna lucha. Vale la pena señalar que esta llamada fue pacífica desde el mismo momento que a los creyentes se les ordenó mantenerse paciente ante el daño causado por los infieles y los politeístas. Sin embargo, tal paciencia no aumentó otra cosa que la tiranía, la incredulidad y el daño por parte de los infieles.

Por lo tanto, se le permitió luchar en un punto posterior del tiempo, en la historia de la llamada al Islam, con el fin de poner fin a la injusticia cometida contra los creyentes, como puede ser el daño físico a los creyentes y la que lo sacaba de sus casas y propiedades y para potenciar la llamada pacífica al Islam con sabiduría y buena exhortación. En el Corán, leemos:

A quienes luchen por haber sido víctimas de alguna injusticia, les está permitido luchar y verdaderamente Allah tiene poder para ayudarles.*

Los que fueron expulsados de sus casas sin derecho, sólo porque habían dicho: Nuestro Señor es Allah. Si Allah no se hubiera servido de unos hombres para combatir a otros, habrían sido destruidas ermitas, sinagogas, oratorios y mezquitas, donde se menciona en abundancia el nombre de Allah. Es cierto que Allah ayudará a quien Le ayude.

Verdaderamente Allah es Fuerte y Poderoso.

Esos que si les damos poder en la tierra establecen el salat, entregan el zakat y ordenan lo reconocido y prohíben lo reprobable.

A Allah pertenece el resultado de los asuntos. (Al-Hayy 22: 39-41)

Sin embargo, la orden para luchar en defensa de los creyentes y en la expansión de la llamada de Dios no significa forzar a las personas a profesar el Islam. Más bien significa confrontar una fuerza de incredulidad con la creencia de uno, con el fin de proteger a los creyentes y allanar el camino para la llamada a la fe. Una vez que la victoria es de los creyentes, la libertad de religión se mantiene bajo una autoridad tan fiel que garantiza tal libertad.

En el contexto de los versos coránicos anteriores, que son los primeros versos en permitir la Yihad, Dios deja claro que si no fuera por los combates en la causa de Dios “ Si Allah no se hubiera servido de unos hombres para combatir a otros“, los lugares de culto de los seguidores de los tres mensajes divinos, incluyendo el judaísmo, el cristianismo y el Islam, habrían sido demolidas porque el Islam, a diferencia de cualquier otra fe, ordena conservar, proteger y mantener los lugares de culto. Por lo tanto, la victoria de los musulmanes implica la protección de los lugares de culto y la derrota significa la demolición de los mismos.

El profeta Muhámmad prohibió atacar los lugares de culto, específicamente las ermitas, o a los habitantes de los mismos. Ibn Abbas narró que cuando el profeta Muhámmad enviaba un ejército, daba las siguientes instrucciones: “Id en el nombre de Dios para luchar por la causa de Dios contra los que no creen en Dios, pero no actuéis a traición o deshonestamente, no mutiléis y no matéis a los niños o monjes”. (Transmitido por el Imam Ahmad)

Las órdenes para proteger y no atacar los lugares de culto y los fieles que en ellos hubiera continuó incluso después de la desaparición del profeta Muhámmad, especialmente durante el califato de los cuatro califas bien guiados.

Tras el envío de Usama Ibn Zayd al mando de un ejército para el Levante, Abu Bakr As-Siddiq, el primer califa musulmán, ordenó: “… no matéis a un niño de corta edad, a un anciano o a una mujer. No taléis o queméis las palmeras. No cortéis un árbol fructífero. No sacrifiquéis una oveja, vaca o un camello, excepto para comer. Pasaréis por gentes que se ha retirado a ermitas. Así que dejadles con lo que se han retirado”. (Ibn `Asakir 50/2)

Por lo tanto, después de una conquista musulmana, los no musulmanes tenían plena libertad para continuar con sus religiones o volver al Islam si quisieran. Su negativa a aceptar el Islam no significaba que no habría afecto entre ellos y los musulmanes. Al contrario, el afecto siguió existiendo entre musulmanes y no musulmanes, siempre que estos últimos no lucharan contra los musulmanes debido a la religión o los expulsaran de sus hogares o ayudaran a ello. En el Corán, leemos:

Puede ser que Allah ponga afecto entre vosotros y los que de ellos hayáis tenido como enemigos.

Allah es Poderoso y Allah es Perdonador y Compasivo.

Allah no os prohíbe que tratéis bien y con justicia a los que no os hayan combatido a causa de vuestra creencia ni os hayan hecho abandonar vuestros hogares. Es cierto que Allah ama a los equitativos.

Allah sólo os prohíbe que toméis por amigos aliados a los que os hayan combatido a causa de vuestra creencia, os hayan hecho abandonar vuestros hogares o hayan colaborado en vuestra expulsión.

Quien los tome como amigos…Esos son los injustos. (Al-Mumtahanah 60: 7-9)

El Corán insta a los musulmanes a continuar mostrando afecto a los no musulmanes en la medida en que ordena a los musulmanes proteger a los no musulmanes en el caso de que se vuelvan a los musulmanes para su protección. En el Corán, leemos:

Y si alguno de los asociadores busca tu protección, recíbelo hasta que haya escuchado la palabra de Allah y luego hazlo llegar hasta un lugar en el que esté seguro.

Eso es porque ellos son gente que no sabe. (At-Tawbah 9: 6)

Por lo tanto, la orden para luchar contra los no musulmanes se justifica por la injusticia de estos y por su agresión. Siempre que abandonan tal injusticia y agresión, los musulmanes se abstendrán de luchar contra ellos. Por lo tanto, el afecto hacia los no musulmanes que no le hacen mal o atacan a los musulmanes es algo bastante natural. En el Corán, leemos:

Y si cesan…Allah es Perdonador y Compasivo.

Luchad contra ellos hasta que no haya más oposición y la Adoración debida sea sólo para Allah.

Pero si cesan, que no haya entonces hostilidad excepto contra los injustos. (Al-Baqarah 2: 192-193)

Sin embargo, si los no musulmanes optan por volverse al Islam tras la conquista musulmana, al hacerlo, se convierten en hermanos musulmanes sin ninguna discriminación. En el Corán, leemos:

Y si se retractan, establecen el salat y entregan el zakat… Son vuestros hermanos en la Práctica de Adoración.

Explicamos claramente los signos para la gente que sabe. (At-Tawbah 9:11)

Finalmente, para resumir, en el Antiguo Testamento, la Biblia nos dice que los judíos no lucharon contra otros pueblos y naciones para invitarles a convertirse al judaísmo, sino que más bien combatieron para esclavizarlos o, si no, matar a sus hombres y capturar a sus mujeres y niños, independientemente de si tenían o no las mismas creencias que los judíos. En el Nuevo Testamento, la Biblia cita a Jesús ordenando a sus seguidores matar a los que se niegan a creer en él.

Mientras que el Islam no hay obligación de aceptarlo. La lucha solo se diseñó para garantizar la libertad de religión. Así, después de una conquista musulmana, todo el mundo puede elegir libremente si abrazar o no abrazar el Islam. Por lo tanto, el que se convierte al Islam se convierte en un hermano musulmán compañero y sin discriminación. A quien se niega a hacerlo los musulmanes continuarán mostrándole afecto, equidad y justicia, siempre que éstos estén a salvo de su maldad.

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Referencias:

1- El Corán (Sahih Internacional de la Traducción)

2- Musnad Ahmad Al-Imam

3- Tafsir Al-Quran Al-Azim, por Ibn Kathir

4- La Santa Biblia (Visita biblegateway.com)

5- Biblehub

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