¿Quién es Jesús de acuerdo con Jesús? ¿Está Jesús en Dios o Dios en Jesús?

 

Jesús

Jesús no está en Dios, ni es Dios en Jesús

Por: Redacción

En el Nuevo Testamento, hay varios pasajes en los que se cita a Jesús diciendo que está “en Dios” y que Dios está “en él”. Leemos: “Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre”. (Juan 10:38)

También leemos: “¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras”. (Juan 14:10-11)

Sin embargo, ¿significan los versos anteriores que Dios está en Jesús, que Jesús está en Dios, que Jesús es Dios, o que es un hijo de Dios, literalmente?

En realidad, los versos anteriores no deben entenderse literalmente, sino metafóricamente. La prueba de esto es proporcionada por el mismo Jesús. En el Nuevo Testamento, encontramos unos versos que indican que Dios está en otro que Jesús y que alguien o algunas personas aparte de Jesús están en Dios también.

En los siguientes versos, nos damos cuenta de que Jesús dice a sus discípulos que están en Dios tal y como él está en Dios. Leemos:

Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado”. (Juan 17:21-23)

También leemos: “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros”. (Juan 14:20) Más adelante leemos: “Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros”. (Mateo 10:20)

También leemos: “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Jesucristo vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”. (Romanos 8:9-11)

“¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo”. (2 Corintios 6:16)

Si Dios está en los discípulos y los discípulos están en Dios, como Jesús, ¿ significa eso que ellos son Dios o los hijos de Dios? Por supuesto que no, dado que el Nuevo Testamento también cita a Jesús diciendo que él está en sus seguidores y sus seguidores están en él.

Lemos: “El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él”. (Juan 6:56) También leemos: “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros”. (Juan 14:20)

Más adelante leemos: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. (Juan 15:1-7)

El Nuevo Testamento también afirma que Jesús permanece en sus seguidores, incluso después de su ascensión. Leemos: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?” (2 Corintios 13:5)

También leemos: “Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos”. (Juan 17:25-26)

También observamos que los apóstoles de Jesús a veces dicen en el Nuevo Testamento que Dios está en ellos y, a veces que Jesús está en ellos. Leemos: “Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre”. (Gálatas 1:15-16)

También leemos: “Solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba. Y glorificaban a Dios en mí”. (Gálatas 1:23-24)

Más adelante leemos: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. (Gálatas 2:20)

“Para que abunde vuestra gloria de mí en Jesucristo por mi presencia otra vez entre vosotros”. (Filipenses 1:26)

La pregunta ahora es: ¿Significan los versos anteriores que los discípulos o seguidores de Jesús son hijos de Dios o de Jesús, literalmente, ya que se dice en el Nuevo Testamento que se encuentran en él/Él o que él/Él está en ellos?

En realidad, ni el hecho de que Dios esté en Jesús ni de que Jesús esté en Dios implica que Jesús sea Dios o el hijo de Dios. El significado de “estar Jesús en Dios” significa más bien que está cerca y profundamente unido a Dios como profeta y mensajero de Dios. Esto se demuestra por la existencia imposible de Jesús, los discípulos y los seguidores de Jesús en Dios.

Es más bien un uso metafórico que es indicativo de extrema cercanía de los discípulos y fuerte apego a Dios como la Deidad y a Jesús como maestro. El estar Dios en Jesús o en los discípulos o seguidores de Jesús, implica la compañía de Dios, su apoyo y su protección.

Leer también acerca de Jesús:

Jesús como la palabra y el espíritu de Allah

La ascensión y la resurrección de Jesús

 

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