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Abu Bakr As-Sidiqq

Abu Bakr Assidiq compañero

Abu Bakr As Siddiq fue el compañero más cercano del Profeta Muhammad, la paz sea con él.

¿Cómo comenzar a hablar de Abu Bakr? ¿Qué mencionar acerca de él? ¿Qué aspectos de su vida destacar? Ciertamente para hablar de Abu Bakr necesitaríamos mucho más que un solo artículo, pero intentaremos resumir de la mejor manera posible lo que fue su vida, cuál era su carácter, qué aporto al Islam y cómo gobernó durante su Califato.

Su nombre completo era ‘Abdullah ibn Abi Quhafah ‘Uzman ibn ‘Amir ibn ‘Amr ibn Ka’b ibn Sa’d ibn Taym ibn Murrah ibn Ka’b ibn Lu’ayy ibn Ghalib, al-Qurashi, at-Taymi. Con lo que pertenecía a una de las ramas más nobles y fuertes de la tribu de los Quraish y en ocasiones se le llamaba Ibn Abi Quhafah.

As-Siddiq – El veraz

El apelativo de As-Sidiqq quiere decir el veraz, el sincero, el honesto, o mejor aún, el que ha apreciado o ha confirmado la verdad. La Ummah confirma que se le llama as-Siddiq porque se apresuró a confirmar al Mensajero de Allah, en la verdad y en todo estado o condición jamás dudó ni mostró vacilación. Uno de los hechos más conocidos por el que se le conoce con este apelativo fue cuando el Mensajero regresó del Viaje Nocturno y la Ascensión “Al Isrá wal Mi’ray” y los idólatras se acercaron a Abu Bakr diciéndole: ‘¿Qué piensas de tu Compañero? Dice que anoche fue llevado al Bait al-Maqdis (Jerusalén)’. Abu Bakr contestó: ‘¿Ha dicho eso?’ ‘Sí’ dijeron ellos. Y él dijo entonces: ‘Sin duda que ha dicho la verdad’.

Su nacimiento y los primeros años de su vida

Abu Bakr nació dos años y algunos meses después de nacer el Profeta, y murió en la ciudad de Medina cuando tenía sesenta y tres años.

Su vida temprana transcurrió en La Meca, ciudad que sólo abandonaba por motivos comerciales. Tenía grandes riquezas, era de una generosidad y hombría extremas y sumamente cortés, y de un carácter afable y refinado. En la época de Yahiliyyah era uno de los jefes de los Quraysh, uno de sus consejeros, querido por todos, veraz en todo lo que decía y el más sabio cuando había que decidir sobre un asunto. Luego, cuando llegó el Islam, ese carácter y cualidades que poseía hizo que lo prefiriera antes que a ninguna otra cosa y entró en él decidido y sin dudarlo.

Ya en los tiempos de la Ŷahiliyyah era conocido, al igual que Uzman Ibn Affan por no beber vino; en una ocasión en la que se encontraban reunidos algunos de los Sahaba le preguntaron: ‘¿Bebías vino en los tiempos de Ŷahiliyyah? Contestó: ‘Busco refugio en Allah’. Al oír esta respuesta alguien dijo: ‘¿Por qué?’ Dijo Abu Bakr: ‘Siempre he tratado de proteger mi honor y mi hombría; el que bebe vino perderá su honor y su hombría’.

Su aspecto físico

Su hija A’isha lo describe físicamente diciendo: ‘Era un hombre hermoso, de complexión delgada, mejillas finas y un poco encorvado; no podía evitar que su prenda de vestir inferior se deslizara por las caderas; tenía el rostro curtido, los ojos hundidos, la frente prominente y con las palmas de las manos sin carne alguna. Esta es su descripción”.

Está aceptado por la mayoría de los ‘ulama (eruditos) que Abu Bakr fue el primer hombre en aceptar el Islam, algunos dicen que la primera persona fue ‘Ali, otros que fue Jadiya y lo cierto es que en todo esto no hay contradicción ya que Abu Bakr fue el primer hombre adulto en hacerlo, ‘Ali el primer niño y Jadiya la primera mujer.

Desde el momento en el que se hizo musulmán, Abu Bakr se convirtió en el compañero inseparable del Mensajero de Allah, estaba siempre a su lado (excepto cuando empezó su viaje para emigrar a Abisinia finalmente abortado cuando Ibn Dagina le ofreció su protección para que pudiera volver a Meca), en todos sus viajes, en todas las expediciones en todas las batallas, hizo con él la hiyra dejando a su familia, hijos y las pocas riquezas que le quedaban después de todo lo que había gastado ya por la causa de Allah, estuvo con él en la cueva, era el segundo, Allah lo describe diciendo:

El segundo de los dos cuando estaban en la cueva. Y le dijo a su compañero: ‘No te entristezcas. Verdaderamente Allah está con nosotros” (Surat At-Tawba, 9: 40).

Permaneció a su lado en los momentos más duros de las batallas, como en la batalla de Uhud cuando los arqueros musulmanes (no todos, pero sí la mayoría de ellos) vieron que la batalla ya estaba ganada y desobedecieron al Profeta por su ansia del botín y Jalid Ibn al Walid (que todavía no era musulmán) que comandaba la caballería de los Quraish se dio cuenta de la situación y lanzó un ataque por la retaguardia que pilló desprevenidos a los musulmanes y sufrieron un gran revés. Uno de los pocos hombres que permaneció junto al Mensajero de Allah fue Abu Bakr.

Y también en la batalla de Hunain.
La batalla de Hunain ocurre justo después de la conquista de la Meca y es debido a que las tribus de Hawazin y Zaqif viendo la fuerza que estaban adquiriendo los musulmanes se prepararon para atacarles. Por primera vez en todas las batallas los musulmanes eran más, diez mil combatientes que habían acudido a la conquista de Meca y dos mil más que se habían sumado allí, el enemigo apenas llegaba a los cuatro mil hombres. Los musulmanes salieron a su encuentro para así dejar claro que el poder había cambiado, pero cuando pasaron por el desfiladero de Hunain las hordas enemigas se arrojaron contra ellos, uno tras otro los musulmanes empezaron a huir despavoridos y sólo un puñado de compañeros permaneció junto al Mensajero de Allah (se dice que eran nueve) y uno de ellos, como no podía ser de otra manera, era Abu Bakr As Siddiq, se defendieron como pudieron hasta el Al Abbas, el tío del Profeta comenzó a gritar con su potente voz: “Vosotros ánsares que habéis dado cobijo y ayuda sin límites; vosotros emigrantes que habéis prestado juramento bajo el árbol, Muhammad está vivo, acudid en su ayuda”. Los musulmanes veraces y sinceros que escucharon estas palabras acudieron rápidamente, diciendo: “Ya vamos, oh Mensajero de Allah, vamos en respuesta a tu llamada”.

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