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LA GENEROSIDAD Y RAMADAN

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Ramadán es el mes de la generosidad, del ayuno y de hacer oración por la noche.

La generosidad en Ramadán

Por: Bashir Castiñeira

Estamos en el noveno día de Ramadán. Nos encontramos a punto de entrar en el segundo tercio del mes.
Su primer tercio es Misericordia, el segundo Perdón y el tercero liberación del Fuego.

En este mes se multiplica la recompensa de las buenas obras. En él Allah borra las malas acciones y perdona los errores y faltas. Es el mes del ayuno y el hacer oración por la noche.

 

Hay dos grandes acciones de bien que están relacionadas con Ramadán

Una de las acciones que guardan relación con el mérito de este mes y con sus actividades más comunes es: 1. el gastar, el donar, el dar sádaqah, el regalar, la generosidad, desprendimiento y la magnanimidad.

Y otra de las prácticas que guardan relación con el mérito de este mes y con sus actividades más comunes es: 2. la recitación del Corán, el estudio del Corán, la reflexión en sus ayas, el recapacitar en sus significados, el recitarlo por el día y por la noche…

Estos dos puntos son extremadamente importantes y debemos tenerlos muy en cuenta.
Vamos a centrarnos hoy en el primero de los dos puntos: el gastar. Y en otra ocasión, inshaAllah, hablaremos del Corán, sus innumerables beneficios y su relación con el ayuno (ambos intercederán por el creyente).

Hay gente que piensa que la adoración (‘ibadah) no va más allá del marco de la oración, el ayuno, el zakat y el Hajj. Y este entendimiento se queda muy corto y no llega, ni de lejos, a abarcar el significado global, completo e íntegro de la ‘ibadah. La ‘ibadah es mucho más; es todo lo lícito que se haga con la intención de complacer a Allah.
La ‘ibadah tiene una infinidad de vías por las cuales se puede llegar al fin. Y éstas no están restringidas a los actos prescritos que he mencionado anteriormente. Puede ser cualquier obra que complazca a Allah, ya sean palabras o acciones, internas o externas. Todo lo que lleve a cabo el musulmán con una intención pura y buena, que conlleve beneficio para el individuo o el colectivo, es una ‘ibadah por la que te acercas a Allah.

Tiene incontables modalidades y formatos: Como el gastar en el camino de Allah, dar de comer a un necesitado, todo lo que sea aliviar la pena de un afligido, curar las heridas de un herido, evitar a alguien una injusticia, pagar la deuda de un endeudado, dar conocimiento al ignorante, guiar al que está extraviado, proteger de un mal a cualquier criatura… y vas más allá incluso: tus costumbres (‘adát) que has de hacer por necesidad pueden contar como ‘ibadah. Comer, dormir, tener relaciones con tu esposa (como mencionó el Profeta, SAWS), trabajar… y si alcanzas ese nivel, entonces estás cumpliendo la adoración completa, a la que Allah hace alusión cuando dice:

Y no he creado a los genios y a los hombres sino para que Me adoren”. (Surah Adh-Dhariyat, 51:56).

El mérito de la sádaqah en este mes es inmenso. Mediante la sádaqah en Ramadán estás uniendo dos tipos de ibadah, una que está vinculada al físico y otra a la riqueza.
El mes de Ramadán es una oportunidad para quien quiera sacudirse el polvillo del apego a lo material y quiera impregnarse de generosidad. Pero la generosidad requiere un entrenamiento, un ejercicio. Y no es otro que la práctica del gastar.
Una de las condiciones de la sádaqah aceptada es que sea de tu riqueza propia, que has ganado de manera lícita.
Dice Allah: “Oh vosotros que creéis, gastad de lo bueno que habéis adquirido…

En segundo lugar, que lo des con ijlás, con sinceridad, no por el qué dirán, que sea buscando la Faz de Allah. Que sea de lo que es preciado para ti. Dice Allah:

No alcanzareis la virtud hasta que gastéis de lo que amáis”. (Surat Aal Imran, 3:92).

Que sea en total discreción, si es posible. Uno de los siete tipos de personas a los que Allah dará sombra es aquél que da sádaqah, ocultándola, de manera que su mano izquierda no sabe lo que ha dado su derecha.
También empezar por los más cercanos. El Profeta dijo: “No hay sádaqah válida mientras el pariente esté necesitado”.
Darla cuando uno está sano y fuerte.

Abu Hurairah narró que un hombre fue a ver al Profeta y le dijo: “Oh Mensajero de Allah, ¿qué sadaqah tiene mayor recompensa?” Dijo: “La que das cuando estás sano y avaricioso, cuando temes la pobreza y tienes ambición en la riqueza. No la retrases, hasta que el ruh llegue a la garganta y digas entonces: esto para fulano y esto para mengano. Y ya iba a ser para ellos (de todas maneras)”. (Bujari y Muslim)

El que da, debe guardarse algo, para no dañarse a sí mismo. Dice Allah:

Y aquéllos que cuando gastan ni derrochan ni son avaros, sino un término medio entre ambas cosas”. (Surat Al Furqan).

Y dice en el surat al Isrá:

Y no tengas el puño cerrado, asfixiándote, ni lo abras del todo, pues te quedarías reprobado y desnudo”. (Surat Al Isrá).

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