Originally posted 2019-06-19 15:10:48.
Los hechos acontecidos en torno a la supuesta crucifixión de Jesús, según Bernabé
Según Bernabé, no fue sino hasta después de la supuesta muerte de Jesús, cuando éste se presentó ante María y algunos de los discípulos informándoles de lo que realmente había sucedido:
“Jesús vino, envuelto en un gran resplandor, a la habitación donde estaban María la Virgen con sus dos hermanas, y Marta y María Magdalena, y Lázaro, y el que esto escribe, y Juan, Santiago y Pedro. Cuando vieron esto les atenazó el miedo y cayeron al suelo como muertos. Jesús levantó del suelo a su madre y a los demás y dijo: ‘No temáis pues soy Jesús; y no lloréis puesto que no estoy muerto sino vivo. Todos los presentes permanecieron en silencio durante largo tiempo sin dar crédito a lo que veían puesto que todos creían que Jesús estaba muerto. Y entonces la Virgen llorando, dijo: ‘Dime hijo mío. ¿cómo es posible que Dios que te había dado el poder de resucitar a los muertos ha hecho que tú mueras avergonzando así a tus parientes y amigos y a tu propia doctrina? Puesto que todos los que te aman han estado como muertos’. Y Jesús, abrazando a su madre contestó: ‘Créeme madre, puesto que en verdad te digo que no he muerto en absoluto; Dios me ha protegido hasta que el fin del mundo esté cercano’. Y dicho esto pidió a los cuatro ángeles que aparecieran ante todos y dieran testimonio de lo ocurrido.
Y los ángeles se manifestaron como cuatro soles radiantes, y los presentes atemorizados de nuevo, cayeron al suelo desvanecidos. Y entonces Jesús dio a cada uno de los ángeles cuatro lienzos de lino para que se cubrieran y así poder ser vistos y oídos por su madre y sus compañeros. Y tras haber levantado del suelo a cada uno de ellos los tranquilizó diciendo: ‘Estos son los ministros de Dios: Gabriel, el que anuncia los secretos de Dios. Miguel, el que lucha contra los enemigos de Dios. Rafael, el que recibe las almas de los que mueren. Y Uriel, el que ha de llamar a todos al Juicio de Dios en el Ultimo Día’.
Y entonces los cuatro ángeles relataron a la Virgen cómo Dios había enviado a por Jesús, y cómo había transformado a Judas para que sufriera el castigo al que había vendido a otro”.
(El Evangelio de Bernabé: 2 19-220).
Según Bernabé, Jesús se quedó durante tres días con su madre y sus discípulos más cercanos para darles a ellos, y a algunos pocos discípulos más, la oportunidad de estar con él más tiempo:
“Y entonces Jesús nos ordenó llamar a sus discípulos más leales para que pudieran verlo. Santiago y Juan reunieron a los siete discípulos, a Nicodemo y José, y a muchos otros de los setenta y dos; y todos comieron con Jesús. El tercer día dijo Jesús: ‘Id al Monte de los Olivos con mi madre puesto que allí es donde ascenderé a los cielos y podréis ver quién me ha de ayudar’. Y todos fueron excepto veinticinco de los setenta y dos discípulos que habían huido a Damasco atemorizados. Y cuando estaban reunidos orando, a eso del mediodía apareció Jesús rodeado de una gran multitud de ángeles que alababan a Dios. Y el resplandor de su rostro les atemorizó enormemente cayendo al suelo con sus rostros contra la tierra. Pero Jesús los levantó y tranquilizó diciendo: ‘No temáis, yo soy vuestro maestro.
Y reprendió a los que habían creído su muerte y posterior resurrección diciendo: ‘¿acaso me tomáis a mí y a Dios por mentirosos? Dios me ha concedido vivir hasta que el fin del mundo esté cercano. Y en verdad os digo que no fui yo quien murió sino Judas el traidor. Pero tened cuidado porque Satán hará todo lo posible por engañaros; pero vosotros seréis testigos ante todo Israel y ante el mundo entero de todo lo que habéis visto y oído’. Dichas estas palabras, Jesús pidió a Dios por la salvación de los creyentes y la conversión de los pecadores. Acabada la oración abrazó a su madre diciendo: ‘La paz sea contigo, madre mía, descansa en el Dios que nos ha creado a ti y a mí. Y luego se volvió a sus discípulos y dijo: ‘Que la bendición y la misericordia de Dios sean con vosotros’.
Y fue entonces cuando ante los ojos de todos, los cuatro ángeles lo alzaron a los cielos.
Cuando Jesús se hubo ido, los discípulos se desperdigaron por las diferentes partes de Israel y del resto del mundo, y la verdad, tan odiada por Satán, fue perseguida como siempre lo ha sido, por la falsedad. Puesto que algunos hombres perversos, haciéndose pasar por discípulos, dijeron que Jesús había muerto pero no había resucitado. Otros dijeron que Jesús había muerto pero sí había resucitado. Y otros dijeron, y todavía lo dicen, que Jesús es el Hijo de Dios, y entre ellos está Pablo el engañado. Pero nosotros, como se ve en todo lo que he escrito, esto es lo que enseñamos a los que temen a Dios, para que así se salven en el Último Día del Juicio de Dios. Amen”
(El Evangelio de Bernabé: 221-222).