El Hajj es una obligación y un deber de los musulmanes con Allah
En el Corán leemos:
“Es una obligación debida a Allah realizar la peregrinación a la Casa para quien disponga de los medios para ello. Quien niegue (a Allah y a sus preceptos), Allah es Suficiente e Independiente de todos los mundos”. (Al Imran, 3:97)
Abdullah Ibn Umar -que Allah este complacido con él y con su padre- dijo que el Mensajero de Allah, la paz sea con él, dijo: “Islam se ha construido sobre cinco pilares: dar testimonio de que no hay más dios que Allah y de que Muhammad es Su Mensajero, establecer la oración, pagar el zakat, ayunar el mes de Ramadán y realizar la peregrinación a la Casa“.
(Recogido en las colecciones de Bujari y de Muslim).
El Hajj es dejar atrás la familia, el país, la ocupación y el entorno familiar para realizar un viaje con la intención de adorar a Allah, de recordarle y de afirmar con palabras y con actos el compromiso de obediencia a Él, exaltado sea.
Los ritos antiguos del profeta Abraham
Al hacer el Hajj el musulmán repite ritos muy antiguos, los primeros ritos de adoración sincera a Allah establecidos por Abraham, el hanif: el que obedecía y se sometía a Allah de forma natural y espontánea, el khalil de Allah: el amigo íntimo de Allah, que nunca fue asociador; desde su niñez Allah le guió a la creencia sincera en Él y a depender de Él sólo. Sobre Abraham, la paz sea con él, dice Allah en Su Libro:
“Ciertamente Abraham era una comunidad él sólo, obediente a Allah, de fe natural y espontánea (hanif) y nunca fue pagano (asociador, mushrik). Era agradecido por Sus favores, Allah le eligió y le guió por el camino recto” (Surat al Nahl 16- 120 y 121)
En otro pasaje del Corán, en el Surat Al Hajj, leemos:
“Le señalamos a Ibrahim el lugar de la Casa, (diciéndole): “No asocies nada conmigo (en Mi Divinidad) y purifica Mi Casa para los que la circunvalan, los que están en pie, los que se inclinan y los que se postran. Y llama a la gente a la peregrinación, vendrán a ti a pie y sobre todo todo tipo de montura llegando desde caminos distantes para estar presentes y dar testimonio de lo que les beneficiará y para que recuerden el nombre de Allah en días señalados sobre lo que les hemos proveído de animales de rebaño. Comed de ellos y alimentad al pobre y al necesitado.” (Surat al Hajj, 22- 26-30)
En la vida de Ibrahim hay varios episodios que se recuerdan en el Hajj: el sacrifico de su hijo mayor, y único en ese momento, Ismail, o Ismael, el antepasado del Profeta Muhammad, (la paz sea con él). La mayor prueba de sinceridad, obediencia y confianza en Allah imaginable: la total disposición a sacrificar a su propio hijo.
También la construcción de la Casa, el primer edificio, casa dedicada a la glorificación de Allah, la circunvalación (tawaf), a su alrededor empezando por la piedra negra que Ibrahim ordenó a su hijo buscar para señalar el inicio y el fin de la circunvalación. Dice Allah:
“Y cuando Ibrahim edificó los cimientos de la casa con Ismail, (dijeron): “¡Señor nuestro, acéptanoslo! Tú eres el Oyente el Conocedor, Señor nuestro haz que seamos sometidos y también nuestra descendencia una comunidad sometida a Ti. Y muéstranos nuestros ritos de adoración y vuélvete hacia nosotros. Tú eres el que siempre se torna hacia sus siervos (At Tawwab) el Compasivo (Ar Rahim)”. (Surat Al Baqara, 2:126 hasta 129)