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Historia del cristianismo y cambio del monoteísmo a la Trinidad (1/4)

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La Santísima Trinidad nunca existió en la vida de Jesús

Por Redacción

La controversia hace estragos entre cristianos y no cristianos, incluidos los musulmanes y los seguidores de otras religiones, y entre los mismos cristianos sobre los temas del monoteísmo y de la Trinidad.

Aunque la Trinidad se ha convertido en una doctrina cristiana predominante recientemente y los monoteístas se han convertido en una minoría en comparación con las otras denominaciones cristianas, la historia nos dice que la doctrina de la Trinidad no era la doctrina cristiana predominante en el pasado, sino más bien una doctrina que encontró el favor del idólatra Imperio Romano que recientemente se había convertido al cristianismo.

El monoteísmo puro había sido y seguía siendo la base misma del credo cristiano hasta que fue ensombrecido por la doctrina de la Trinidad apoyada por la autoridad idólatra. Sin embargo, el monoteísmo siguió existiendo y se profesó con un considerable compañerismo hasta que el Profeta Muhammad llegó con el último mensaje monoteísta del islam y afirmó el monoteísmo como la doctrina explícitamente predicada por Jesús repudiando todas las formas de trinidad, politeísmo y paganismo que fueron introducidos en la verdadera creencia cristiana.

Por lo tanto, los cristianos monoteístas abrazaron el Islam porque descubrieron que era exactamente idéntico a los anteriores mensajes divinos, tanto de Moisés como de Jesús, así como las revelaciones enviadas a ellos.

El monoteísmo durante la misión profética de Jesús

El Corán a menudo se pone en armonía con la Biblia, especialmente con el Nuevo Testamento, en las declaraciones y actos de Jesús, así como con los incidentes ocurridos, las frases que fueron citadas y la controversia que estalló durante el período de tiempo en que Jesús fue enviado.

El Corán nos dice que los discípulos creyeron en Dios como la Deidad, así como en la revelación que Él envió y en Jesús como el profeta y mensajero de Dios. Por ejemplo, Dios dice:

Y cuando Isa notó rechazo en ellos, dijo: ¿Quién defenderá conmigo la causa de Allah? Entonces dijeron los más íntimos de los discípulos: Nosotros somos los defensores de Allah, en Allah creemos; da testimonio de que estamos sometidos. [Es decir, somos musulmanes] ¡Señor nuestro! Creemos en lo que has hecho descender y seguimos al mensajero, incluye nuestro nombre entre los que dan testimonio. (Aal Imran 3: 52-53)

Dios también dice:

Y cuando inspiré a los apóstoles a que creyeran en Mí y en Mi mensajero, dijeron: Creemos y atestiguamos que estamos sometidos. (Ma’idah 5: 111)

Los versículos del Nuevo Testamento coinciden con los del Corán en este sentido. Jesús es inequívocamente descrito como “el mensajero de Dios” en el Nuevo Testamento. Leemos: “Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios”. (Hebreos 3: 1-2).

El Corán cita a Jesús afirmando que Dios es su señor y ordenando la adoración de Dios solamente. Por ejemplo, leemos:

Realmente han caído en incredulidad quienes dicen: Allah es el Ungido, hijo de Maryam. Cuando fue el Ungido quien dijo a los hijos de Israel: ¡Adorad a Allah! Mi Señor y el vuestro. Quien asocie algo con Allah, Allah le vedará el Jardín y su refugio será el Fuego. No hay quien auxilie a los injustos. (Al-Ma’idah 5:72)

Los versículos del Nuevo Testamento también coinciden con los del Corán en este sentido. Hay varias pasajes en el Nuevo Testamento que citan a Jesús afirmando que Dios es su Dios y ordenando la adoración de Dios solamente.

Por ejemplo, en el Nuevo Testamento, leemos: “Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios”. (Juan 20:17).

También leemos: “Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”. (Mateo 27:46)

Leemos además: “Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás”. (Mateo 4:10).

De acuerdo con los versículos anteriores del Corán y la Biblia, se observa muy claramente que Jesús afirmó que Dios era su Dios y que ordenó Su adoración y que los seguidores de Jesús creyeron en Dios como el Señor y la Deidad y en Jesús como un profeta y mensajero de Dios.

Ese es el puro monoteísmo que los musulmanes han profesado hasta la fecha. Es decir, el mensaje de Jesús estaba predicando el monoteísmo, como todos los demás mensajes transmitidos por todos los demás profetas y mensajeros de Dios.

Ascensión de Jesús y su impacto en el monoteísmo

Alguien puede preguntarse: ¿De dónde viene la divinidad y la adoración de Jesús junto con Dios? ¿De dónde viene la supuesta Trinidad? ¿Cuáles son sus orígenes históricos?

Se puede asegurar sin riesgo de equivocarse que la ascensión de Jesús no fue menos polémica que su milagroso nacimiento. Así como la gente no estaba de acuerdo sobre su nacimiento, tampoco lo estaba sobre su ascensión. Los versos tanto del Corán como de la Biblia indican cuán considerable y amarga fue la controversia sobre la ascensión de Jesús y, por consiguiente, su propia naturaleza.

Por ejemplo, en el Corán, leemos:

Ese es Isa, el hijo de Maryam, la palabra de la Verdad, sobre el que dudan. No es propio de Allah tomar ningún hijo. ¡Gloria a Él! Cuando decide algo, sólo dice: Sea, y es. Y verdaderamente Allah es mi Señor y el vuestro, adoradlo pues. Este es un camino recto. Pero los partidos que había entre ellos discreparon. ¡Perdición para los que no creyeron porque habrán de comparecer en un día transcendente! (Maryam 19: 34-37)

La Biblia nos transmite el desacuerdo sobre la ascensión de Jesús y destaca el estado de duda e incertidumbre que reinaba incluso entre sus discípulos después de su ascensión. En el Evangelio de Marcos, leemos: “Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado”. (Marcos 16:14).

En el Evangelio de Lucas, leemos: “Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? (Lucas 24: 36-41)

En el Evangelio de Juan, leemos: ‘Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente’. (Juan 20: 24-27)

Por lo tanto, se ha hecho evidente que la Ascensión, por no mencionar el nacimiento milagroso de Jesús, condujo a una amarga controversia sobre su propia naturaleza. Por lo tanto, la historia nos demuestra que los pocos siglos que siguieron a la ascensión de Jesús marcaron una atmósfera de división profunda y aguda en los círculos cristianos entre los monoteístas, que creían en Dios como el único Dios, politeístas, que creían en Jesús como Dios y le adoraban junto a Dios, y otras facciones que estaban en algún punto intermedio.

Primer Concilio de Nicea y establecimiento de la doctrina de la Trinidad

La división antes mencionada duró incluso después de la conversión y adopción del cristianismo como la fe oficial del Imperio Romano por el emperador Constantino.

Tal división impulsó al Emperador Constantino a convocar el Primer Concilio de Nicea en el año 325 d. C. para discutir los desacuerdos dentro de la Iglesia de Alejandría, establecer diferencias dogmáticas y unificar el credo cristiano. Este fue el primer concilio ecuménico.

A este concilio asistieron unos 318 obispos, entre ellos 16 obispos que apoyaban al obispo Arrio y 22 obispos que apoyaban a San Alejandro de Alejandría. Los otros obispos no se habían decidido todavía.

El presbítero Arrio defendió la supremacía de Dios, el Padre, y sostuvo que el Hijo de Dios fue creado como un acto de la voluntad del Padre, y por lo tanto, que el Hijo era una criatura hecha por Dios.

Cabe señalar que cuando Arrio se levantó para explicar su creencia, se produjo un fuerte ruido y se hicieron oídos sordos a su discurso.

También se ha narrado de que el emperador Constantino permitió a Atanasio, asistente de 25 años de edad del obispo Alejandro de Alejandría, hablar, aunque no tenía derecho a hacerlo. En ese momento era un joven diácono.

También se narra que llegar a una resolución del Consejo no era algo fácil, sino que requería un esfuerzo considerable. Al concluir, el Concilio formuló el Credo (Niceno) de: “Creemos en un Dios” a “y su reino no tendrá fin”.

En el mismo concilio, la fiesta de Pascua fue fijada a un domingo en el mes lunar de Nisan. El cálculo de Pascua fue separado del calendario judío.

Los obispos asistentes pronunciaron el juicio clerical excomulgando a Arrio y a sus seguidores de la Iglesia. Viendo la amenaza de continuo malestar, Constantino también pronunció un juicio civil, desterrando a Arrio y a sus seguidores al exilio.

Se ordenó confiscar y quemar las obras de Arrio y se decretó pena capital a quien las conservara. Sin embargo, la controversia continuó en varias partes del Imperio.

El obispo Alejandro ya había convocado un sínodo de unos cien obispos egipcios y libios en Alejandría, donde excomulgó y expulsó a Arrio y a sus seguidores.

Preguntas

¿Cómo el Emperador Constantino profesaba el cristianismo a pesar de que no podía determinar la naturaleza de Jesús y si era un profeta justo o Dios? ¿Cómo puede haber diferencia dentro de una cierta fe entre el clero, sobre la naturaleza de Dios mismo, quién debe ser y si es sólo uno o tres?

¿Cómo puede una semejante diferencia durar sin resolución más de tres siglos? Si al Concilio de Nicea asistieron 318 obispos, ¿cómo podría haber diferencia entre 16 obispos por un lado y 22 obispos por otro? ¿Cómo es que los otros obispos no se habían decidido todavía?

¿Eran ellos (restando 318-38 = 280) ignorantes de su fe y de su Dios y si Jesús era un profeta o Dios? Si el clero era tan ignorante, ¿qué pasa con el pueblo?

¿No había una especie de equilibrio entre las dos partes: 16 vs 22, aunque este último incluía al propio obispo de Alejandría? ¿No es lógico que los partidarios del obispo de Alejandría hubiesen sido muchos más ante un obispo ordinario que fue excomulgado y expulsado como Arrio? ¿Los obispos que atendían esperaban saber el bando que el Emperador elegiría y luego se unieron a él?

¡Todas esas preguntas necesitan respuestas convincentes!

 


Referencias:

1- El Glorioso Corán

2- Santa Biblia

3- Wikipedia

 

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