El mundo que nos vamos a encontrar ahí fuera, cuando por fin nos dejen salir de casa, habrá cambiado. Después de una euforia colectiva que hará pensar a la mayoría de los no creyentes que han sido valientes y les hará pensar que han luchado unidos y fuertes, cada uno desde su casa y a través del televisor. Una vez se les pase la resaca, y la gente por fin se vea otra vez ante sí misma.
Y ante la realidad, de que esta guerra también la pagamos todos. En este nuevo escenario aquellos que son parte de la élite y que tanto tienen y tanto poseen, poco han de perder y mucho que ganar. Muchos de aquellos que tienen mucho, perderán mucho. Y muchos de aquellos que tienen poco lo perderán todo. Y otros tantos, la gran mayoría, de los que no tienen nada acabarán debiendo mucho. Puede que muchos se vean sin trabajo, sin negocio y Dios sabe sin qué más.
La paciencia como clave
Una vez llegados a este punto y semejante escenario, si es que llegamos y tanto como si no llegamos, puesto que el devenir de los acontecimientos puede ser cualquier otro. Y así nos veamos tanto en gracia como en desgracia. Seamos pacientes y volvámonos a Allah.
En el nombre de Allah, el Misericordioso, el Compasivo
“Y en cualquier dirección en la que salgas, vuelve tu rostro hacia la mezquita inviolable. Esta es la verdad procedente de tu señor. Allah no está inadvertido de lo que hacéis. ¡Vosotros que creéis¡ Buscad ayuda a través de la paciencia y de la oración, es cierto que Allah está con los pacientes”.
(Surat al Baqarah. 2: 148 y 152)
Estemos entonces pacientes. “Estemos”; de una forma activa, la paciencia debe ser un estado; en el que nos mantengamos de forma natural. No solo mientras se pasa el confinamiento sino de manera perpetua como actitud ante la vida.
La provisión
También es cierto que mucha gente de intelecto y medios, creyente y no creyente, será beneficiada de una forma u otra. Muchos se habrán preparado con lo que ellos creen es la mejor provisión. Invirtiendo en los conocidos valores refugio, como son las propiedades, el oro, etc. O haciendo planes de negocio para aprovechar las necesidades que surjan en los momentos de crisis. Y otros a lo mejor se han aprovisionado bien de víveres y munición para aguantar varios meses de austeridad sin que nadie les moleste. Y no hay nada que se les pueda recriminar. Así pues, aprovechad vuestras riquezas si podéis, hacedlo de forma lícita y ética. Pero sobre todo recordemos siempre esta aleya del Corán:
¨Aquellos a los que la gente les dijo: ¡Los hombres se han reunido para ir contra vosotros, temedles¡ Pero esto no hizo sino darles más fe y dijeron: ¡Allah nos basta¡¡que excelente Guardián¡ Y regresaron por una gracia y favor de Allah sin que ningún mal les hubiera tocado Y siguieron lo que le complace a Allah y Allah es dueño de un favor inmenso”.
(Surat Ali Imran, 3: 173-174).
Y este es el mejor refugio y la mejor de las provisiones.