El contentamiento con el Islam 1 / 2

contentamiento

“Quien diga: “Estoy contento con Allah como mi Señor y con el Islam como mi camino y forma de adoración, y con Muhammad como Mensajero y Enviado”, el Jardín del Paraíso es obligatorio para él”. Hadiz del Profeta Muhammad. (Abu Daud).

El contentamiento beneficioso

Narró Abu Said al Judrí, que Allah esté complacido con él, que el Mensajero de Allah, paz y bendiciones de Allah con él, describiendo el contentamiento absoluto, dijo:

Quien diga: “Estoy contento con Allah como mi Señor y con el Islam como mi camino y forma de adoración, y con Muhammad como Mensajero y Enviado”, el Jardín del Paraíso es obligatorio para él”.

(Hadiz que recogen Abu Daud y Muslim, esta es la versión de Abu Daud)

Estas tres cosas constituyen el Islam en su totalidad; por esa razón a quien las posee, el Jardín del Paraíso se le hace obligatorio.
Quien está satisfecho con Allah como Amo y Señor, se esforzará siempre en cumplir con Sus mandatos y en evitar lo que El prohíbe. Amará por Allah y por El detestará. Dará por la causa de Allah y por ella se abstendrá.

Y será amigo, aliado y protector por Allah y será enemigo de quienes desafían a Allah y a Su Mensajero. Se ha vendido a Allah y su negocio es ganancia. Ha ganado la tranquilidad de su alma, el descanso de su conciencia y la serenidad de ánimo, tesoros de los que carecen muchos hombres en esta existencia. Y ha logrado el triunfo duradero en la Morada Permanente. Allah ha elogiado a esta categoría cuando menciona a los que han vendido su persona a Allah: “Y no les impide anhelar y procurar la satisfacción de Allah nada ni nadie”.

Dice Allah, el Excelso y Poderoso:

Entre los hombres los hay que venden su propia persona procurando la satisfacción de Allah”.
(Surat Al Baqara, 2:207)

Esta aleya fue revelada con referencia a Suhaib Al Rumi, que fue uno de los primeros pioneros en aceptar el Islam y al que el Mensajero de Allah, paz y bendiciones de Allah con él, le anunció que él sería el primero en entrar en el Paraíso de la gente de Rum, es decir los romanos.

Dijo el Mensajero de Allah, paz y bendiciones de Allah con él:

“Yo seré el primero de los árabes en entrar en el Paraíso y Suhaib será el primero de los Rum en entrar en el Paraíso y Bilal será el primero de los Etíopes (es decir, los africanos) en entrar al Paraíso y Salman será el primero de los persas en entrar en el Jardín del Paraíso”.

Cuando Suhaib decidió emigrar a Medina le dijeron los habitantes de Meca: “Viniste a nosotros desarrapado, pobre y despreciado y tu condición cambió viviendo entre nosotros y has alcanzado ahora un estado elevado. ¿Te vas a marchar ahora dejándonos y llevándote tu persona y tu riqueza? ¡Por Allah que no lo permitiremos!”. Dijo: “Si yo dejara atrás toda mi riqueza… ¿me dejaríais partir?”. Dijeron: “Si”. Y Suhaib les entregó toda su riqueza. Dijo Suhaib: “Emprendí la marcha y llegué a la presencia del Mensajero de Allah, paz y bendiciones de Allah con él, cuando aún estaba en Quba y antes de que hubiera llegado a Medina”. Cuando me vio, me dijo: “¡Rabaha al bai’, Abu Yahya! ¡Has hecho una venta con ganancia, Abu Yahya!”, y lo dijo tres veces. Dije: “¡Oh Mensajero de Allah! Nadie me ha precedido en mi camino y no ha podido informarte otro que no sea Yibril”.

Todo el que repase las vidas de los nobles compañeros de la primera comunidad y las de los rectos que les han seguido, se dará cuenta que todas sus actitudes y acciones en las más diversas facetas de sus vidas son prueba de un contentamiento total con el Señorío de Allah, que estaban contentos con Allah como Señor.

Hay quien está contento con Allah como Señor, pero solamente cuando las cosas le van bien. Cuando les acaece lo que no le gusta a su ser, entonces se dan media vuelta; y no saben que la recompensa más grande ocurre cuando la tribulación es más grande. No saben que cuando Allah ama a una comunidad la pone a prueba haciéndole sufrir tribulaciones.

Quien permanece satisfecho, la satisfacción es suya. Gana la satisfacción de Allah. Quien se enoja, hace suyo el enojo y se gana el enojo de Allah.

Hay quien intenta resolver el asunto cumpliendo con un elemento aislado del Din dejando el resto, como la oración, el ayuno o el yihad (esfuerzo). O bien dejando algunas prohibiciones solamente, excluyendo otras.

La realidad es que el dejarse conquistar completamente por la satisfacción en el Señorío de Allah el Excelso, es una condición de la corrección del Iman del hombre en todas las acciones y también cuando deja de hacer. Cuando actúa y cuando permanece en reposo y quietud. Por eso nos encontramos con los hadices proféticos que nos ordenan recordar estas palabras llenas de sabiduría y de barakah (bendición) siempre que nos levantamos por la mañana y siempre que nos acostamos y siempre que oímos al que llama a la oración: “Raditu billahi Rabban wa bil Islami Dinan wa bi Muhammadin Rasulan wa Nabiyan”. Y la recompensa de quien repite estas palabras como Dhikr (invocación o recuerdo), como creencia y como acción, con un contentamiento sincero, es que obtiene la satisfacción de Allah y Él perdona sus faltas y le hace entrar en el Jardín.

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