Originally posted 2019-06-24 02:48:24.
La técnica de designar mediadores
El Corán recomienda que se designen dos mediadores en caso de que ocurra algún desacuerdo entre los dos cónyuges y que su fuente no pueda ser determinada. Un mediador debe ser parte de la familia del esposo y el otro parte de la familia de la esposa. Si esto no es posible, debe designarse a otra persona, basándose en que esta debe tener el mejor interés en aquellos a quienes concierne. También se está de acuerdo en que tan pronto como se encuentre una solución, esta debe ser aplicada. No obstante, si las partes están en desacuerdo, sus opiniones no deben ser aplicadas. Imán Shafi registró en su libro Kitab al-Umm por parte Ubayda al-Salmani, que este último dijo:
Un hombre y una mujer fueron a Ali ibn Abi Talib, cada uno de ellos acompañado por un grupo de gente. Ali les dijo que eligieran a un mediador masculino de parte de la familia de él y otro por parte de la familia de ella. Entonces les dijo a los mediadores: “Sabéis ¿cuáles son vuestras responsabilidades? Si pensáis que podéis hacerlos regresar, entonces hacedlo. Si pensáis que ellos deben estar separados, entonces hacedlo”.
Reconciliarse honorablemente o separarse con amabilidad
Si no se llega a una reconciliación después de que el periodo de Idda termina, tienen dos alternativas, si sólo uno o dos de los casos del divorcio han ocurrido: ya sea reconciliarse honorablemente (volver a casarse con la intención de vivir en paz y armonía), o dejar libre a la mujer y apartarse de ella con amabilidad, sin argumentos ni palabras severas, y sin dejar a un lado ninguno de los derechos mutuos.
La libertad de la mujer divorciada de volver a casarse
Después de que el periodo de Idda de una mujer divorciada termine, su ex-esposo, su tutor o quienquiera que sea no puede evitar que ella se case de nuevo con la persona que elija. Siempre que ella y el hombre que la pretenda sigan los trámites requeridos por la ley, nadie más tiene el derecho de interferir.
El derecho de la mujer a exigir el divorcio
Si es la esposa la que elige terminar con el matrimonio, puede retornar a su esposo la dote. Esta es una compensación justa para el esposo que quiere mantenerse junto a su esposa, mientras que ella elige abandonarlo. El Corán insta al esposo a no tomar ninguno de la dote que él le ha dado a su esposa, a menos que ella elija terminar con el matrimonio (Surat Al Baqarah, 2:229).
Una vez una mujer fue a ver al Profeta, que Dios le bendiga y le dé la paz, con la intención de disolver su matrimonio. Ella dijo que no tenía queja alguna sobre el carácter o comportamiento de su esposo, pero la verdad es que a ella le desagradaba tanto que ya no podía seguir viviendo con él. El Profeta le respondió: ” ¿Le devolverías a él su jardín (la dote del hombre concedida a la mujer)?” ella dijo: “Sí”. Entonces el Profeta ordenó al hombre que tomara su jardín de vuelta y que aceptara la disolución del matrimonio (Tajrid al-Sarih, HN: 1836).
En algunos casos, puede ser que la esposa quiera mantener su matrimonio pero que se encuentre forzada a buscar el divorcio por una razón convincente (por ejemplo, crueldad, abandono sin razón alguna, incumplimiento de las responsabilidades conyugales). En tales casos, la Justicia islámica debe disolver el matrimonio.
En otro caso, un esposo puede conferir a la esposa el poder para divorciarse. Esta delegación de poder puede ser general o limitada a ciertas circunstancias específicas. Para hacerlo irrevocable, este debe ser incluido en el contrato de matrimonio como una cláusula que hay que cumplir y que le atribuye poderes a la esposa para disolver el matrimonio basándose en las circunstancias específicas antes acordadas.
La adopción
El Islam ha abolido el tipo de adopción que hace de un niño o niña adoptados un miembro de la familia, lo cual le dará todos los derechos para heredar y para interactuar libremente con otros miembros de la familia, y que le permita casarse con ciertos hombres y mujeres, y así sucesivamente.
Pero la palabra adopción también es empleada con otro sentido, uno que no está prohibido por el Islam. En este contexto, la adopción significa traer a casa a un huérfano o a un niño abandonado para criarlo, educarlo y tratarlo como a su propio hijo en lo que corresponde a protección, alimentación, vestido, enseñanza y amor. No obstante, no se debe considerar a este niño como el suyo propio y no se le dan ninguno de los derechos que la ley Islámica reserva para los hijos naturales.