Originally posted 2019-04-10 04:11:56.
En este posta vamos a hablar de la “Crucifixión” y los hechos que la precedieron.
Tras la toma del Templo por parte de Jesús, los romanos habían sufrido un revés local, pero su poder no había sido mermado. Pidieron refuerzos y un contingente de nuevas tropas empezó a avanzar hacia Jerusalén. La defensa de la puerta de Jerusalén resistió unos días, pero el ejército romano era demasiado poderoso para los patriotas y los seguidores de Jesús terminaron por desvanecerse en el aire. Incluso los discípulos huyeron dejando solo a Jesús con unos pocos hombres a su alrededor. Jesús decidió ocultarse y los romanos comenzaron una búsqueda intensiva para encontrarle.
La “detención”, el “juicio” y la “crucifixión”
La “detención”, el “juicio” y la “crucifixión” están rodeadas de tal cantidad de contradicciones y falsas declaraciones que es sumamente difícil atravesar esta maraña para averiguar lo que realmente ocurrió.
Lo que sí está claro, sin embargo, es que el gobierno romano logró utilizar los servicios de una pequeña minoría de judíos que tenían intereses personales en la continuidad del mandato romano sobre Jerusalén.
Judas
Judas Iscariote, un discípulo de Jesús, fue comprado con la promesa de recibir treinta monedas de plata si, con su ayuda, Jesús era arrestado. A fin de evitar más problemas se decidió intentarlo durante la noche. Al llegar al lugar donde Jesús estaba con algunos de sus discípulos, Judas besaría a Jesús para que los soldados romanos pudieran identificarlo. El plan fracasó. Cuando los soldados surgieron de la oscuridad, se formó un gran tumulto. Los dos judíos, Jesús y Judas, se confundieron en la oscuridad y los soldados arrestaron a Judas en vez de a Jesús, logrando escapar este último. El Corán dice:
“Pero, aunque así lo creyeron, no lo mataron ni lo crucificaron. Y los que discrepan sobre él, tienen dudas y no tienen ningún conocimiento de lo que pasó, sólo siguen conjeturas. Pues con toda certeza que no lo mataron. Sino que Allah lo elevó hacia Sí, Allah es Poderoso y Sabio” (Corán, Surat An-Nisaa, 4. 157-158).
No está claro en absoluto si alguien se dio cuenta del “error” cometido. Ninguna de las versiones actuales de los Evangelios oficiales lo menciona. Si los romanos se apercibieron de la verdadera identidad del prisionero cuando se le llevó frente a Pilatos el magistrado romano en funciones, es posible que la dramática e inesperada situación satisficiera a todo el mundo. Los romanos aún podrían dar a alguien un castigo ejemplar, quienquiera que éste fuera, castigo que con toda seguridad actuaría como elemento disuasorio. Y a su vez, la mayor parte de los judíos estarían felices puesto que, debido a un milagro, el que estaba en el patíbulo era el traidor y no Jesús. Incluso los judíos pro-romanos estarían contentos ya que con la muerte de Judas desaparecía el testigo de su culpa. Y por último, con Jesús muerto oficialmente sería más que improbable que se atreviera a mostrarse de nuevo para molestarlos.
Sin embargo y dadas las descripciones de lo sucedido tal y como aparecen en los cuatro Evangelios oficiales, esta explicación parece poco probable. Es mucho más creíble asumir que todos creyeron que Jesús era el arrestado a pesar de estar equivocados.
Poncio Pilatos
El papel jugado por Poncio Pilatos, el Magistrado romano, es difícil de precisar. Su indecisión, tal y como aparece reflejada en la Biblia, su parcialidad hacia los líderes judíos, junto con su buena voluntad hacia Jesús, constituyen una historia difícil de creer. Se ha sugerido que podría ser el resultado del intento, por parte de los autores de los Evangelios, de distorsionar los hechos a fin de hacer recaer la responsabilidad de la “crucifixión” sobre la totalidad de la nación judía, exonerando así a los romanos de toda culpa en la supuesta muerte de Jesús.