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La purificación del corazón

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La purificación del corazón es un requisito para que las acciones sean correctas y aceptadas.

La validez de la totalidad de las acciones del ser humano está sujeta a la purificación del corazón.

El corazón es el centro, el eje en el hombre, y la Sharí’a del Islam lo mira con mucho detalle. Es muy importante. Todas las acciones giran en torno a él.

Dice Allah en el Corán:

El día en que ni la riqueza ni los hijos servirán de nada. Sólo quien venga a Allah con un corazón limpio”. (Surat As-Shu’ará)

Un corazón limpio, en árabe: Salim, sin corrupción ni enfermedad, a salvo.

Dijo el mensajero de Allah:

Hay en el cuerpo un trozo de carne, que, si está sano, todo el cuerpo está sano, y se corrompe, todo el cuerpo se corrompe, ciertamente, ése es el corazón” (Bujari).

No es posible que una persona quiera el bien para sus hermanos y les produzca beneficio y que lleve a cabo acciones de bien, excepto si su corazón está puro. Y todo aquel que guarda odio hacia sus hermanos y causa perjuicio a los siervos de Allah y corrompe en la tierra, todo eso, sabed que es fruto de la corrupción del corazón y su bajeza.

Y por ello, el Islam nos advierte contra todo lo que hace que los corazones se vuelvan ásperos y enturbia su claridad, su pureza.
Y, asimismo, nos empuja a todo aquello que llama a la hermandad y la unidad entre los corazones.

Dijo el Profeta, la paz sea con él:

Tened cuidado con el dhann, (las suposiciones, sospechas), pues el dhann, son las palabras con más mentira (es decir, hablar mal de otros, basándose en suposiciones y sospechas). No os espiéis, no os odiéis, no os deis la espalda y sed siervos de Allah, hermanos; tal y como os ha ordenado Allah. El musulmán es hermano del musulmán, no le hace injusticia, ni le traiciona ni le desprecia. Suficiente mal ha hecho una persona, despreciando a su hermano musulmán. Todo musulmán es Haram (sagrado) para el musulmán, su riqueza, su sangre y su honor. La taqwa está aquí, la taqwa está aquí (y señaló a su pecho).
(Muslim).

La taqwa está en el corazón.

El corazón, es donde Allah pone la vista a la hora de mirar a Sus siervos. Él no mira a sus formas y cuerpos, sino que mirará a nuestros corazones y a nuestras acciones.
Por lo tanto, no hay para el hombre beneficio en cansarse, buscando la perfección y la belleza de su físico, sus formas y su apariencia, sin preocuparse de arreglar su interior. Por ello es tan importante la purificación del corazón.

El Ihsan, el estado del Ihsan no se puede conseguir si no es con un corazón puro.
El Ihsan, según se lo describió el ángel Yibril al Profeta, en el famoso hadiz de Yibril, en el que éste le pregunta sobre el Islam, el Iman y el Ihsan, es:

“Que adores a Allah como si lo vieras, pues si no lo ves, Él te ve a ti”.

Es un estado de conciencia, es estar continuamente recordando a Allah, constantemente adorándolo sin dejarlo en ningún instante, en ninguna faceta de tu vida. Y saber que, aunque tú no lo veas, Él te está viendo, ve todo lo que haces.

“Allah es quien todo lo oye, todo lo ve”. (Surat Al Huyurat, 49:1).

Y ese estado no se puede conseguir, como hemos dicho, si uno no ha purificado su corazón de todas las impurezas que normalmente afectan al mismo.

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