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Fri, 08 Nov 2024

Las grandes preguntas I: ¿Quién nos ha creado?

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En algún momento de nuestras vidas, todos nos hacemos las grandes preguntas: «¿Quién nos ha creado?» y «¿Por qué estamos aquí?».

Por: Dr. Lawrence B. Brown

En esta serie de tres artículos, Dr. Lawrence B. Brown investiga las grandes preguntas que todos nos hacemos en el algún momento de nuestra vida: ¿Quién nos ha creado? ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué necesitamos la Revelación?

En algún momento de nuestras vidas, todos nos hacemos las grandes preguntas: «¿Quién nos ha creado?» y «¿Por qué estamos aquí?».

Entonces, ¿quién nos ha hecho? ¿quién nos ha creado? La mayoría de nosotros hemos sido educados más en ciencia que en religión; y para creer más en el Big Bang y la evolución que en Dios. Pero, ¿qué tiene más sentido? ¿Y hay alguna razón por la cual las teorías de la ciencia y el creacionismo no puedan coexistir?

El Big Bang puede explicar el origen del universo, pero no explica el origen de la nube de polvo primordial. Esta nube de polvo (que, según la teoría, se unió, se compactó y luego explotó) tenía que venir de algún lado. Después de todo, contenía suficiente materia para formar no solo nuestra galaxia, sino los mil millones de otras galaxias en el universo conocido. Entonces, ¿de dónde surgió eso? ¿Quién o qué creó la nube de polvo primordial?

Del mismo modo, la evolución puede explicar el registro fósil, pero no llega a explicar la esencia por excelencia de la vida humana: el alma. Todos tenemos una. Sentimos su presencia, hablamos de su existencia y a veces rezamos por su salvación. Pero solo los quienes siguen una religión pueden explicar de dónde ha surgido. La teoría de la selección natural puede explicar muchos de los aspectos materiales de los seres vivos, pero no explica el alma humana.

Además, cualquiera que estudie las complejidades de la vida y el universo no puede evitar ser testigo de la firma del Creador y entender que Él todo lo ha creado. Si la gente reconoce o no estos signos es otro asunto. El asunto es que si vemos una pintura, sabemos que hay un pintor. Si vemos una escultura, sabemos que hay un escultor; una olla, un herrero. Entonces, cuando vemos la creación, ¿no deberíamos saber que hay un Creador?

El concepto de que el universo explotó y luego se desarrolló en equilibrada perfección a través de eventos aleatorios y la selección natural no es muy diferente de la propuesta de que, si arrojamos bombas en un depósito de chatarra, tarde o temprano una de ellos hará que todo se convierta en un Mercedes perfecto.

Si hay una cosa que sabemos con certeza es que, sin una influencia controladora, todos los sistemas degeneran en caos. Sin embargo, las teorías del Big Bang y la evolución proponen exactamente lo contrario: ese caos fomentó la perfección. ¿No sería más razonable concluir que el Big Bang y la evolución fueron eventos controlados? ¿Controlados, esto es, por el Creador?

Los beduinos de Arabia cuentan la historia de un nómada que encuentra un palacio exquisito en un oasis en medio de un árido desierto. Cuando pregunta cómo fue construido, el propietario le dice que fue formado por las fuerzas de la naturaleza. El viento formó las rocas y las hizo volar hasta el borde de este oasis, y luego las unió en la forma de un palacio. Luego sopló arena y lluvia en las grietas para unirlas. Luego, sopló hilos de lana de oveja en alfombras y tapices, trozos de madera sueltos en muebles, puertas, alféizares y molduras, y los colocó en el palacio en los lugares correctos.

Los relámpagos fundieron arena en láminas de vidrio y las arrojaron a los marcos de las ventanas, y fundieron arena negra en acero y la moldearon en la cerca y la puerta con perfecta alineación y simetría. El proceso tomó miles de millones de años y solo sucedió en este lugar en la tierra, por pura coincidencia.

Cuando acabamos fruncir el ceño, entendemos lo que signfica. Obviamente, el palacio fue construido intencionadamente, no por casualidad. ¿A qué (o más pertinente, a quién), entonces, debemos atribuir el origen de elementos de complejidad infinitamente mayor, como nuestro universo y nosotros mismos?

Otro argumento para descartar el concepto de creacionismo se centra en lo que las personas perciben como las imperfecciones de la creación. Estos son los argumentos de «¿Cómo puede haber un Dios si tal y tal sucedió?». El tema del que se dice esto podría ser cualquier cosa, desde un desastre natural hasta defectos de nacimiento, desde genocidios hasta el cáncer de una persona. Ese no es el asunto. Negar a Dios basado en lo que percibimos como injusticias de la vida supone que un ser divino habría diseñado nuestras vidas para que fueran perfectas y habría establecido justicia en la Tierra.

Hmm … ¿no hay otra opción?

Podemos proponer con la misma facilidad que Dios no diseñó la vida en la Tierra para ser un paraíso, sino una prueba, cuyo castigo o recompensas se obtendrá en la próxima vida, que es donde Dios establece su justicia suprema. En apoyo de este concepto, podemos preguntar ¿quién sufrió más injusticias en sus vidas mundanas que los favoritos de Dios, es decir los profetas? ¿Y a quiénes esperamos que ocupe las estaciones más altas del paraíso, si no aquellos que mantienen la verdadera creencia frente a la adversidad mundana? De modo que el sufrimiento en esta vida mundana no necesariamente se traduce en la desgracia de Dios, y una vida mundana feliz no necesariamente se traduce en bienaventuranza en el más allá.

Espero que, con esta línea de razonamiento, podamos acordar la respuesta a la primera «gran pregunta». ¿Quién nos hizo? ¿Podemos aceptar que, si somos creación, Dios es el Creador?

Si no podemos estar de acuerdo en este punto, probablemente no tenga mucho sentido continuar. Sin embargo, para aquellos que sí están de acuerdo, pasemos a la «gran pregunta» número dos: ¿por qué estamos aquí? En otras palabras, ¿cuál es el propósito de la vida?

 

 


 

Fuente: Level Truth / Traducido por Truth Seeker Es y editado por Islam for Chrstians Es

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