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Las siete fases de la vida del profeta Muhammad

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La lucha de Muhammad, la paz sea con él, puede ser dividida de forma natural en siete fases.

La erudición tradicional divide la vida del Profeta Muhammad, عليه السلام‎: ʿalayhi al-salām: la paz sea con él, en las etapas de Medina y la Meca. Esto es cronológicamente válido y representa dos aspectos generales de su vida antes y después del crucial evento de la emigración. La emigración es históricamente importante porque marca el comienzo del calendario islámico.
Sin embargo, creo que la lucha de Muhammad, la paz sea con él, también puede ser dividida de forma natural en siete fases. Cada fase ilumina diferentes aspectos de su personalidad y destaca una faceta diferente de su misión. Es importante estudiar la misión del profeta a través de sus diversas fases y analizar su dinámica interna porque le dan una relevancia actual a la narrativa. Puesto que su vida está mejor documentada que la de otros profetas y líderes de las religiones mayoritarias del mundo, es posible construir este análisis sobre una base histórica.

Muhammad, el buscador de luz en un período de oscuridad: El buscador de la Verdad

Como se registra en su biografía (sirah) encontramos al profeta Muhammad, la paz sea con él, reflexionando durante años sobre las enfermedades sociales. La sociedad en la que nació estaba en un estado de caos moral, religioso, económico y social. Es difícil resistirse a establecer analogías entre el mundo del siglo séptimo y el estado de la moralidad humana en el mundo de hoy al inicio del nuevo milenio.

La sociedad tribal árabe del siglo diecisiete, cuya estructura estaba basada en la codicia, la corrupción y la violencia fue transformada por el profeta en una sociedad con uno de los valores morales más altos en la historia en un tiempo muy corto. La compasión, la humildad, la devoción a Dios y la igualdad reemplazaron las profundamente afianzadas actitudes tribales del orgullo basado en la fortuna, la familia y la clase social y también el comportamiento egocéntrico. Las mujeres, por primera vez en la historia, tuvieron derechos y dignidad y los sectores débiles y vulnerables de la sociedad fueron protegidos. La sexualidad fue apartada de la lascivia pública y se volvió privada y saludable. La riqueza se hacía circular, por lo tanto, aun a los segmentos más pobres de la sociedad se les infundió energía y la indigencia prácticamente se extinguió.

El amonestador y el exhortador

Durante uno de sus retiros para meditar en una cueva cerca de la Meca, el profeta Muhammad,la paz sea con él, recibe la revelación. La revelación divina es la reafirmación de que el conocimiento divino es esencial para guiar al limitado intelecto humano. La profunda comprensión de que él es el receptor de esta divina revelación y de la inmensidad de la tarea que tiene por delante lo intimida. Es a la vez fascinante y revelador que el individuo que posteriormente sería considerado el hombre más influyente en la historia humana tuviese estos períodos iniciales de duda e incertidumbre acerca de su misión. Inicialmente sólo comparte el mensaje con su familia más cercana y unos pocos partidarios leales. La tranquilidad que le llegaba desde el Qur’an y la confianza y el respaldo de su esposa Jadiya, que Allah esté complacido con ella, y de sus compañeros más cercanos le da las fuerzas que necesita.

El optimista estoico

La siguiente fase de su vida es la de originar un cambio proactivo invitando a la gente al Islam (dawa), con esto aparece la inevitable hostilidad de los poderes arraigados en la sociedad. El cambio es siempre una amenaza y cuanto mayor es el cambio, más grande es la amenaza. No es sorprendente que la lucha por el cambio se vuelva en una amenaza para la vida. Muhammad, la paz sea con él, tuvo que llevar una vida expuesta a peligros y riesgos y en varias ocasiones la naciente comunidad musulmana se enfrentó con la posibilidad de la extinción total. La fortaleza en la adversidad, la paciencia y el estoicismo que despliega Muhammad, la paz sea con él, son los rasgos más salientes de esta etapa.

El líder plural

La migración, que marca el comienzo de la siguiente fase, implica una cuidadosa planificación y una meticulosa ejecución. El profeta, la paz sea con él, demostró que el esfuerzo propio y la confianza en Allah están unidos y que ambos son esenciales para el éxito. Con su nominación a la posición de liderazgo en la comunidad de Medina, muestra otra faceta de su personalidad: la capacidad de crear una verdadera sociedad plural con equidad y dignidad para todos los grupos religiosos y étnicos. En un período de tiempo muy corto después de la migración a Medina, Muhammad, la paz sea con él, prueba que es capaz de unir varias facciones y establecer pautas ejemplares de cooperación entre ellas. Hace una perfecta transformación de una persona bajo constante persecución a un líder con una gran responsabilidad administrativa y judicial. El Acuerdo de Medina establece las reglas de convivencia en una sociedad plural, es decir, multirreligiosa y multicultural.

El guerrero valiente pero reticente

Después de un breve respiro, su misión es consumida por la necesidad de luchar por la supervivencia. Tres guerras en cuatro años, Badr, Uhud y Ahzab, además de ponerlo en peligro físico, deben haber sido extremadamente perturbadoras y demandantes de su tiempo y energía. Sin embargo, la tarea de construir la comunidad continúa.
Es importante recordar que el profeta y sus seguidores, aunque se enfrentaron con adversarios muy agresivos, nunca iniciaron o instigaron ninguna de las guerras. Muhammad, la paz sea con él, y los musulmanes participaron en esas batallas con gran disciplina, evitando herir a los inocentes y usando el mínimo de fuerza necesaria. Las mujeres, los niños y los no combatientes no debían sufrir daños. Cuando el enemigo paraba de luchar, se le debía dar tregua inmediata. Estaba prohibido dar un golpe con ira, aún durante la lucha. Usa estrategias de defensa innovadoras en las batallas, como la trinchera. Durante la excavación de la trinchera participa activamente. Consulta frecuentemente (shura) a sus compañeros y sigue la opinión de la mayoría (ijma’), aunque a veces vaya en contra de su propia opinión.

El estadista por excelencia y el maestro

Durante esta fase Muhammad, la paz sea con él, muestra su capacidad para comprometerse y manifiesta la previsión y la sabiduría para comprender que la paz, aún en términos aparentemente desfavorables, es mejor que la hostilidad. El Tratado de Hudaybiyah también debería ser estudiado y emulado por todos aquellos que negocian con sus oponentes. El beneficio de la paz, que sigue este tratado con el Quraish, es enorme y resulta en un incremento exponencial en el número de musulmanes.
En esa época, sus adversarios estaban decididos a luchar con los musulmanes, porque estaban en una posición ventajosa. Sin embargo el profeta, la paz sea con él, aceptó sus condiciones unilateralmente y firmó un pacto. Fue un tratado de paz de diez años. Hasta entonces, el lugar de encuentro entre los musulmanes y los no musulmanes había sido el campo de batalla. Ahora el área de conflicto era el debate ideológico. En el transcurso de dos años, el Islam emergió victorioso simplemente por su superioridad ideológica.

Esto permite también la construcción de una sociedad modélica y justa que funciona de una manera coherente. Se acepta la obtención de riqueza pero tiene que circular limpiamente aún dentro de las más delgadas capilaridades del sistema económico de la comunidad. Es una sociedad igualitaria con equidad y justicia para todos, gobernada por consulta mutua, igualdad delante de la ley y protección de sus miembros más vulnerables, mujeres, niños, huérfanos, indigentes y esclavos.
Como ilustran varios incidentes de esta fase de su vida, el profeta prueba ser un estadista ejemplar. Media en las disputas, calma situaciones potencialmente explosivas con serenidad, permitiendo a las partes en conflicto irse como aliados y amigos. No teme arriesgarse, pero nunca es imprudente y se compromete a favor de la paz. Sus emisarios a otras naciones llevan con ellos un mensaje de cooperación buscando entendimiento común. Cuando da una promesa, siempre la mantiene. Si la otra parte rompe el compromiso, no deja de toma las medidas que apropiadas para mantener su inviolabilidad.

Muhammad, el gobernante compasivo y el líder espiritual

La fase final comienza con la conquista de La Meca, que es la demostración de una meticulosa planificación y el uso de una arrolladora fuerza para conseguir la victoria sin prácticamente pérdida de vidas. La asombrosa magnanimidad y humildad mostrada por Muhammad, la paz sea con él, sus compañeros durante la victoria es única en la historia. Es humilde en la victoria, compasivo e indulgente hacia sus oponentes más obstinados.
El último sermón consolida los cambios morales, sociales y económicos. Es tiempo de prepararse para el final.
La anatomía de la misión, su crecimiento y evolución reflejan no sólo la creciente sofisticación del mensaje, sino también la creciente madurez de la audiencia a la que es dirigido. La audiencia es más consciente de que deberá asumir la obligación de transmitir el mensaje a la posteridad. En su análisis más fundamental, la misión del profeta fue interpretar y difundir la ideología Qur’anica. Esta espiritualidad centrada en el Qur’an permanece como un tema constante a través de todas las fases de su vida . El Qur’an dice acerca de él:

Realmente hay para vosotros en el Mensajero de Allah un excelente modelo”. (Qur’an, Surat Al Ahzab, 33:21).

Su esposa Aisha, que Allah esté complacido con ella, lo llama el personificación viviente del Qur’an. Este legado complementario del Qur’an y la Sunna es una bendición especial para nosotros.
A lo largo del tiempo, han surgido muchas diferencias basadas en el dogma, la política, el culto a la personalidad y a los egos entre los seguidores del Islam. A pesar de las muchas sectas heterodoxas, los mensajes centrales del Qur’an y su realización en la vida del profeta están vivos y fuertes, y siguen proporcionando solaz espiritual, satisfacción intelectual y disciplina social a muchos haciendo que el Islam sea la religión de más rápido crecimiento en el mundo.


 

Por: Javeed Akhter
Javeed Akhter, es el Director Ejecutivo del International Strategy and Policy Institute con sede en Chicago y es autor del libro “The seven phases of Prophet Muhammad’s Life”.

Fuente: Al Halaqa

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