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Purificar el corazón

Purificar

El corazón debe ser purificado y es una de las tareas más complejas a las que se enfrenta el ser humano

La purificación de las almas y el corazón es uno de los propósitos por cuyo fin fueron enviados los profetas.

En el Corán dice Allah:

“Él fue quien les envió a los iletrados (árabes) un Mensajero de ellos, salido de entre ellos mismos, que les relata Sus signos, les purifica, y les enseña el Libro y la Sabiduría, cuando antes estaban en un claro extravío.” (Surat al Yumuah, 62:2)

“Los purifica”. Muy frecuentemente nos encontramos aleyas del Corán que se dirigen al corazón y nos hablan de su purificación y de su salud. Todas las variedades y formas del bien, tanto de la creencia como la certeza, el Amor a Allah y el amor a Su Mensajero, el amor por los rectos y por los creyentes, la virtud, y el temor de Dios, y todas las demás nobles y encomiables cualidades de la naturaleza humana no pueden darse más que en corazones puros, limpios. Y no puede el corazón enturbiarlos por el egoísmo, el rencor, la envidia, la enemistad y la mala opinión hacia los siervos de Allah ser el receptor de tales cualidades. Por eso el amigo íntimo de Allah, Ibrahim, la paz sea con él, suplicaba: “Y no me hagas entristecerme en el día que sean levantados, el día en que no serán de ninguna utilidad ni la riqueza ni los hijos, solamente presentarse ante Allah, con un corazón sano, limpio”. (Surat Sh’úara, 26:87)

El corazón sano y limpio es el que está libre de encubrimiento de la verdad (Kufr), la asociación (Shirk), la hipocresía (Nifaq) y libre de las transgresiones y actos de desobediencia a Allah (ma´asi).

Nuestro profeta, que Allah le bendiga y le conceda paz, tenía por costumbre repetir esta súplica: “Y te pido un corazón sano”. En el Hadiz de Tirmidi contado por Shaddad Ibn Aws, que Allah este complacido con él: Dijo el Mensajero de Allah en su oración suplicándole a Su señor: “¡Oh Allah te pido firmeza en mi asunto y la determinación en seguir un comportamiento recto (Rushd) y te pido ser agradecido con Tus dones y te pido adorarte correctamente y una lengua que diga la verdad y un corazón sano, y te pido que me concedas el bien que Tú conoces y busco refugio en Ti contra el mal que Tú conoces y te pido perdón por lo que Tú conoces. Verdaderamente que Tú conoces las realidades invisibles”.

Es uno de los asuntos más graves y transcendentes para el hombre apoyarse y buscar ayuda en la salud, integridad y limpieza del interior. Los corazones sanos y el interior limpio del alma se colman con temor de Allah y con Iman, y se desbordan con bondad y excelencia (Ihsan) y de ese modo influyen en esa persona haciendo salir de ella todo lo mejor y atrayendo hacia ella lo mejor. Y por su efecto se reúnen en su vida las cosas puras y le hacen desear el bien hacia los demás. En sí mismo encuentra descanso y los demás se saben a salvo con él. Sin embargo, quien tiene un corazón turbio y una conducta reprobable, los demás sufren por su causa y en sí mismo, él vive atormentado. El musulmán no permite que en su corazón anide maldad ni resentimiento hacia sus hermanos. Allah ha descrito a los habitantes del jardín mencionando que sus pechos están limpios.

Dice Allah el Altísimo:

“Y hemos retirado de sus corazones el rencor”.

El rencor, el resentimiento y el odio.

El Sahih de Muslim contiene un Hadiz narrado por Abu Huraira que escuchó al Mensajero de Allah, paz y bendiciones de Allah sean con él, decir: “Entrarán el jardín un grupo de personas cuyos corazones serán como los corazones de los pájaros”. Es decir, pechos limpios de faltas y maldades y llenos de temor por Su Creador y confiados en su Señor. Allah en Su libro elogia a los Ansar de Medina por la limpieza de sus corazones y por su pureza y falta de rasgos despreciables de carácter.

Dice Allah en el Corán:

“Y no sienten en sus pechos maldad, a causa de lo  que se les concedió, y ponen por delante a otros antes que a sí mismos…) (Surat Hashr, 59:9)

Es por ello que los rectos y los mejores de todas la comunidades que nos han precedido han dedicado el máximo interés a vigilar los estados de sus propios corazones para corregirlos y para limpiarlos de las turbiedades. Allah ha establecido que el éxito de sus siervos esté estrechamente ligado a la pureza de su interioridad (nafs).

Dice el Altísimo en el Corán, después de pronunciar once juramentos:

“Tendrá éxito quien la haya purificado y fracasará quien la haya llevado al extravío”. (Surat Ash-shams, 91:9).

Se cuenta que uno de los gnósticos de Allah, Abdullah Al Aramani, dijo: “Pasé en una ocasión por uno de mis viajes por donde estaba un monje en su ermita. Me dijo: “Musulmán, ¿Cuál es en vuestra religión el camino más corto hacia Allah?” le dije: “Llevarle la contraria a tu nafs”. El monje volvió a su ermita. Cuando estaba en Meca realizando el Hayy me encontré a un hombre que me dirigió el saludo en las inmediaciones de la Casa de Allah. Le dije: “¿Quién eres tú?” Me dijo: “Soy el monje”. Le dije: “¿Como has llegado hasta aquí?” Me dijo: “Por lo que me dijiste. Le ofrecí a mi nafs el Islam y lo rechazó y por ello supe que era la verdad, entonces acepté el Islam y le llevé la contraria a mi nafs. Ahora he tenido éxito y me he puesto a salvo”.

Que Allah nos dé pureza, salud y limpieza en nuestros corazones.

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