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¿Cómo reaccionaba el Profeta ante el abuso personal? (Parte 7)

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El Profeta Muhammad no solo perdonó sino también suplicó y pidió perdón por Shaybah Ibn ‘Uzman

En esta parte, vamos a ver cómo el Profeta Muhammad no solo perdonó sino también suplicó y pidió perdón por Shaybah Ibn ‘Uzman, aunque este último pretendía asesinarlo durante la Batalla de Hunayn.

Shaybah Ibn ‘Uzman

Antes de la conquista de La Meca, Shaybah Ibn ‘Uzhman Ibn Abu Talha y su primo ‘Uzman Ibn Talha eran los porteros de la Kaaba. Su padre y su tío murieron en la Batalla de Uhud como infieles a manos de ‘Ali Ibn Abu Talib y Hamzah Ibn ‘Abdul-Muttalib.

Tras la conquista de Meca, se dice que Shaybah fingió convertirse al Islam. También se narra que él fue uno de los hombres a los que el Profeta estaba agradecido y dio un período de gracia.

Sin embargo, tras la conquista de Meca, en realidad no se convirtió al Islam, de acuerdo con las dos narraciones anteriores. El Profeta le dio a él y a su primo Uzman Ibn Talha Ibn Abu Talha la llave de la Ka`bah y les dijo: “Tomadla hasta el Dia del Juicio, hijos de Abu Talhah. Ciertamente no debería quitárosla nadie excepto un opresor”.

Para la batalla de Hunayn, junto con los otros hombres Quraish liberados por el Profeta Muhammad en la conquista de Meca, Shaybah marchó sobre Hunayn con él. Durante la batalla Shaybah decidió vengarse del Profeta Muhammad.

En este sentido, Shaybah dijo: “Me dije a mí mismo: ‘Hoy voy a matar a Muhammad’. Entonces, me volví para matar al mensajero de Dios. Sin embargo, algo vino y alcanzó mi corazón y yo no podía soportarlo. Entonces, supe con certeza que él estaba bien protegido”. (Ibn Ishaq)

Se dice que Shaybah le dijo al Profeta Muhammad: “!Oh Profeta de Dios, veo caballos pintos!”. El Profeta respondió: “¡Oh Shaybah, que son vistos solamente por un incrédulo!”. Acto seguido, el Profeta dio unas palmaditas en el pecho de Shaybah y suplicó tres veces; “¡Oh Señor, concede guía a Shaybah!”. Sobre eso, Shaybah dijo: “Tan pronto como el Mensajero de Dios levantó su mano de mi pecho después de la tercera palmada sentí que Dios no había creado a nadie más amado por mí que él (el Profeta Muhammad)”. A partir de entonces, la fe se afirmó en su corazón y se mantuvo luchando en defensa del Profeta. (Al-Bayhaqi)

Shaybah también es citado como sigue: “Cuando los dos ejércitos se encontraron, el Mensajero de Dios irrumpió montado en su mula, saqué mi espada y me acerqué para matarlo. Mientras iba levantando la espada hasta que estaba por encima de la cabeza una llama subió contra mí como un rayo, estando a punto de quemarme. Entonces, puse mi mano sobre los ojos por temor a él. Entonces, el Profeta Muhammad se volvió hacia mí y dijo: ‘Oh Shaybah, acércate’. “Entonces, él me dio una palmada en el pecho y suplicó: ‘¡Oh Señor, protégelo del diablo!’ Por Dios, que se convirtió en más amado por mí que mi oído, mi vista y yo mismo. Entonces, Dios me quitó lo que apreciaba. Entonces, él (el Profeta Muhammad) me indicó: ‘Acércate a mí y lucha’. Entonces, fui delante de él, golpeando con mi espada. Dios sabe que me hubiera gustado protegerlo conmigo mismo de todo. Si hubiera conocido a mi padre en el momento y si hubiera estado todavía vivo, lo habría pasado por la espada. Me quedé de pie junto a él junto con los que estaban delante de él hasta que los musulmanes regresaron y luego se llevó a cabo un ataque en toda regla. Entonces, traje la mula del Mensajero de Dios, para que él montara. Luego, los siguió persiguiendo hasta que se dispersaron por todas partes. A continuación, regresó a su campamento y entraron en su tienda de campaña. Entonces, llegué a él, mientras nadie que fuera yo entró, pues deseaba ver su faz. Entonces, dijo: ‘Oh Shaybah, lo que Dios quería para ti es mejor que lo que tú querías para ti mismo’. Entonces, él me habló de lo que me había ocurrido, que nunca le había contado a nadie. Entonces, dije: ‘Doy testimonio de que no hay más dios que Allah y que tú eres el Mensajero de Dios’. Entonces, dije: ‘Busca el perdón para mí, oh Mensajero de Dios’ Entonces, él suplicó: ‘¡Que Dios te perdone!'”

Otra narración cita a Shaybah Ibn ‘Uzman que narra: “Cuando observé que el Mensajero de Dios quedó sin protección en la batalla de Hunayn me dije: ‘Hoy me voy a vengar del Mensajero de Dios’ Cuando fui hacia él por su lado derecho, me encontré con al-‘Abbas Ibn ‘Abdul-Mattalib de pie, con una armadura blanca, tan blanca como la plata, que brillaba a través del polvo. Me dije a mí mismo: ‘Él es su tío, no le fallará’. Cuando fui hacia él por su lado izquierdo, me encontré con Abu Sufián Ibn Al-Harith Ibn Abdul-Muttalib. Me dije: ‘Él es su primo, no le fallará’. Cuando fui a atacarle por atrás y estaba a punto de levantar la espada por encima de él, se elevó una llama entre él y yo como un rayo. Entonces, temí que me hubiera quemado. Así que puse mi mano sobre mis ojos y caminé hacia atrás. Entonces, el Mensajero de Dios se volvió hacia mí y dijo: ‘¡Oh Shayb, oh Shayb, acércate! ¡Señor, protégele del diablo!’. Cuando alcé los ojos y miré, sentí que él se hizo más querido por mí que mi oído y mi vista. A continuación, me dijo: ‘Oh Shayb, lucha contra los infieles'”. (Al-Bayhaqi)

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Referencias:

1- As-Sirah An-Nabawiyah, por Ibn Ishaq

2- Dalail An-Nobowwah, por Al-Bayhaqi

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