¿Qué es el ayuno cristiano?
Según Donald Whitney, profesor universitario “el ayuno cristiano es la abstinencia voluntaria de ingerir comida con propósitos espirituales”. El Dr. Martin Lloyd Jones explica lo siguiente: “Si verdaderamente consideramos el ayuno, no debemos limitarlo al tema de comida y bebida; el verdadero ayuno debería de consistir en incluir la abstinencia de cualquier cosa que es legítima en sí y para sí por motivo de algún propósito espiritual. Hay muchas funciones corporales que son correctas y normales y perfectamente legítimas, pero que por alguna razón peculiar en ciertas circunstancias deberían de ser controladas. Eso es ayunar”.
John Piper en su libro “Hambre de Dios” dice que el ayuno cristiano es en sus raíces, el hambre de la nostalgia por Dios… La flaqueza de nuestra hambre por Dios, no es porque él sea insípido, sino porque nos mantenemos saturados con ‘otras cosas’. La idea central del ayuno es una disciplina o ejercicio para aprender a controlar los apetitos carnales para que aumente el apetito por Dios y, de esta manera, ser satisfecho con Dios.
Tristemente a veces buscamos nuestra satisfacción más en lo físico que en Dios. Somos fácilmente controlados por el deseo de comer. El ayuno es una disciplina que nos ayuda a desear más a Dios que a la comida. Aprendemos a ser controlados y guiados por el Espíritu Santo y no por nuestros estómagos.
También el ayuno es, según el cristianismo, un don dado por Dios para ejercitar la fe en Cristo.
En el cristianismo, hay libertad en el ayuno, se puede establecer cuándo y cómo ayunar, pero el concepto es igual. Hacer ayuno para centrarse en Dios requiere disciplina. Cuando e ayuna se deja de comer por un período de tiempo para parecerse a Jesús. La recompensa del ayuno sobrepasa infinitamente el sacrificio de dejar de comer por un tiempo.
¿Qué dice la Biblia acerca del ayuno?
Si el ayuno es una disciplina que nos ayuda a desear más a Dios que la comida, nos preguntamos: ¿qué dice la Biblia acerca del ayuno?
En el Antiguo Testamento, leemos:
¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores. (Isaías, 58:3)
En el Nuevo Testamento leemos:
[…]Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. (Mateo 9:15)
El apóstol Pablo también ayunó en diferentes ocasiones a lo largo de su vida. En primer lugar, cuando Jesús se le apareció. Leemos:
“donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió”. (Hechos 9:9)
También ayunó después de su primer viaje misionero. Leemos:
“Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído”. (Hechos 14:23)
Es interesante que el apóstol Pablo comenzó su vida en Cristo en ayuno, fue enviado a las misiones en ayuno y concluyó su primer viaje misionero en ayuno.
Aunque la Biblia no nos da una definición clara del ayuno como lo da con conceptos como la fe y la oración, vemos que es una disciplina que se practicaba en la iglesia durante el tiempo de los apóstoles. La iglesia primitiva tenía como costumbre ayunar. Según la Didaché, escrita a finales del primer siglo, dice que la iglesia ayunaba los miércoles y viernes.
¿Por qué deben los cristianos ayunar como una disciplina?
Toda disciplina espiritual es para la piedad. En el Nuevo Testamento leemos lo que el apóstol Pablo le dijo a Timoteo:
“Más bien disciplínate a ti mismo para la piedad”. (1 Timoteo 4:7).
Igual que cualquier ejercicio o disciplina debemos tener un propósito, en este caso es para la piedad.
Razones para ayunar en el cristianismo
-Examinar nuestro corazón. El pecado es muy real en la vida de los creyentes y hay que matar el pecado o el pecado nos matará
-Aprender a sufrir. El ayuno es el ejercicio espiritual de cómo golpear el cuerpo para que sea su esclavo. El sufrimiento puede ser un don de Dios y el ayuno nos ayuda a apreciar el sufrimiento. Es igual que el atleta que entrena para mejorar en su disciplina.
-Fortalecer la oración. Todo el mundo puede pensar que no reza lo suficiente. El ayuno obliga a depender en Dios cuando tenemos hambre y obliga a orar. El ayuno no es oración, pero sí s puede orar mientras se ayuna.
-Aprender a estar contentos con lo que Dios da. Pablo dice en referencia a la piedad:
“Pero la piedad, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento. Porque nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él. Y si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos”. (1 Timoteo 6:6-8).
El ayuno ayuda a tener contentamiento con la comida que uno tiene y a cuidarse de ser glotón
-Tener compasión por los otros. En el ayuno se deja de pensar en las necesidades propias y se adopta un enfoque en las necesidades de los demás. Dios puede crear compasión hacia los demás cuando se ayuna.
-Vencer la tentación. Jesús fue tentado en el desierto por Satanás cuando estaba ayunando y le venció con la Palabra. Cuando uno ayuna, tiene la tentación de comer, de hacer otras cosas e incluso de enfadarse y malhumorarse por el hambre.
Por todo esto, vemos que el ayuno no es algo que trajera el Corán, donde leemos:
¡Creyentes! Se os ha prescrito el ayuno al igual que se les prescribió a los que os precedieron. ¡Ojalá tengáis temor (de Allah)! (Al Baqarah 2:183)
Por el contrario, la Biblia y la tradición cristiana contemplan el ayuno como práctica reconocida, aunque con diferencias al llevarlo a la práctica.