Con el nacimiento del movimiento así llamado por la “Liberación de la mujer”, surgió también la tendencia de otro movimiento, el feminismo, que pasó a desafiar al varón, en general, y crear una enemistad y hostilidad, que no son parte de la natural relación que debe haber entre el hombre y la mujer.
Es como si se quisiera tomar venganza por una injusticia histórica infligida sobre la mujer.
Los lemas feministas empezaron a propagarse. El resumen de estos muchos eslóganes se puede reducir a la creencia de que el varón no puede ser de fiar nunca. Jamás se podrá confiar en él. Que la mujer debe ser independiente y autosuficiente. Que no precisa jamás de nadie, ni marido ni hermano ni hijos. Que ella gana su propio sustento y su ingreso propio es precisamente su honor y su poder. Que no deberá sacrificarse por nadie y, en definitiva, que no necesita a nadie. Y con todo esto, alcanzará la libertad y dejará atrás la esclavitud anterior.
Lógicamente, estas nuevas tendencias amenazaban con destruir la unidad familiar.
Los estereotipos
Cualquier movimiento o asociación que llamaba a la unidad de las familias o al matrimonio era acusada de anti-feminista, de medieval o de pretender llevar a las mujeres al pasado, a la esclavitud y a su posición de estar oprimidas con injusticia.
Las voces feministas se levantaban: “Nadie me va a esclavizar otra vez. Nadie me va a decir lo que tengo que hacer. He sido tratada con injusticia. Yo soy la víctima.”
Y así es como se hacía un estereotipo de cualquier posición que defendiera la familia tradicional, y se la condenaba como de oponerse a la libertad de la mujer y sus derechos y de querer devolverla a la esclavitud medieval.
Y se justificaba cualquier declaración, por muy radical que pudiera parecer. Después de haber sufrido tanta injusticia, “nadie podrá decirnos que nos estamos pasando de la raya”.
Algunas feministas han llegado a reclamar directamente la destrucción del matrimonio de manera directa y categórica.
Helen Sullinger, por ejemplo, dice:
“Tenemos que trabajar para destruir el matrimonio… ponerle fin a la institución del matrimonio es una condición necesaria para la liberación de la mujer. Por lo tanto, es importante que animemos a las mujeres a que dejen a sus maridos y a que no vivan con hombres de manera individual… La historia debe ser re-escrita al completo, por la opresión que se ha ejercido sobre la mujer”. (Ver el artículo).
Este es el tipo de tono que se ha utilizado en estos mensajes desde el comienzo de este movimiento, aunque se ha ido intensificando con el paso de las décadas.
Esta mujer “liberada” y cuyas acciones estás justificadas y aceptadas se convirtió en un botín valioso para algunos magnates, políticos, altos banqueros, capitalistas y la élite usurera. Los cuales, por cierto, son mayoritariamente hombres.
Estos personajes, que siempre actúan desde arriba y en la sombra, encontraron en el movimiento feminista un elemento perfecto para servir a sus fines. Y empezaron a utilizarlo, por supuesto.
La CIA estuvo financiando a la famosa feminista Gloria Steinem. Cosa que ella misma terminó reconociendo.
¿En qué se benefician los capitalistas y políticos uniéndose a esta corriente feminista de “Liberación de la mujer”?
Primero, mediante hacer creer a la mujer que debe tener su propio puesto de trabajo para ser dueña de su fuente de ingresos, consiguieron que la mitad de la sociedad empezara a cotizar y a pagar impuestos laborales, que antes no pagaban al trabajar en las casas. Además, harían los mismos trabajos que los hombres por sueldos más bajos.
Y esto sigue así hasta día de hoy, la famosa brecha salarial entre hombres y mujeres sigue vigente.
Luego, la mujer, al pasar a administrar su riqueza, empieza a gastar en productos de belleza, cosméticos, moda y otros artículos. Todo esto repercute positivamente en la red capitalista de consumismo.
Segundo, la conocida táctica de “divide y vencerás”.
El establecimiento del individualismo y la separación entre los componentes de la sociedad hacen muy fácil su posterior manejo y manipulación para el Estado, o mejor dicho, para los que diseñan los programas de los estados.
Estos personajes, de nuevo, hacen de árbitros entre los individuos. Y este hecho no es una teoría de la conspiración. Según dice un artículo del periódico británico The Guardian, el 1% más rico de la población mundial posee la mitad de toda la riqueza del planeta. (Ver el artículo).
Tercero, la igualdad entre padre y madre, la paridad entre ambos en cuanto a responsabilidades económicas y tareas domésticas, así como la crianza de los hijos, no puede llevar más que a la dispersión de la familia y su final desintegración. Perdiendo la familia su papel de educadora para los hijos en los principios en los que los padres creen. Dejando así un espacio en la educación que rápidamente cubre el estado, por medio de todas sus vías disponibles, empezando por la escuela pública, siguiendo por la televisión, la publicidad y otros medios de comunicación. El estado toma el papel de inculcar a los niños y jóvenes cuáles son los valores a seguir.
Este movimiento en pos de acabar con la institución de la familia siguió avanzando. Y, efectivamente, muchísimas familias terminaron rotas, separadas… y gran cantidad de niños, por consiguiente, acabaron perdidos en los mares de la sociedad capitalista. Muchos de ellos escapaban de sus casas y siguen haciéndolo. Un informe publicado en Newsweek el 11/17/2014 asegura que el número de niños sin-techo en EEUU había llegado a una cifra histórica.
Algunos de estos niños que huyen de sus hogares, a causa de la situación familiar insoportable, o en la que no se les presta ninguna atención, o porque simplemente no hay realidad familiar, acaban metidos en asuntos turbios, perjudiciales e incluso ilegales. Drogas, depresiones, problemas psicológicos, verse expuestos al abuso y el maltrato… son algunos de estos asuntos.
Por: Equipo editorial, es.islamforchristians, basado en el estudio de Dr. Eyad Qunaibi