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La virtud de ocuparse de lo que es asunto propio

Asunto hombre anda

“Es buen signo del buen musulmán dejar lo que no le concierne”.

Vivimos en un mundo hoy día en el que la privacidad se ha perdido. Todos queremos saber qué ocurre con los demás. Nos preocupamos de los asuntos de los demás a la vez que olvidamos los nuestros. Hablamos de los defectos de fulano y nos olvidamos de los nuestros. Juzgamos las acciones de mengano y olvidamos las nuestras. Y olvidamos muchas veces que el Mensajero, SAWS, dijo: “Se fija uno en la motita de polvo que hay en el ojo de su hermano y se olvida del gran trozo de madera que hay en el suyo”.

Lo cierto es que hemos llegado a este punto en el que los avances tecnológicos nos permiten en unos segundos saber qué hace una persona a miles de kilómetros… Esto no es algo malo en sí mismo, pero lo que sí es incorrecto es juzgar basándonos en ello, sin conocer la realidad de los asuntos; únicamente por una acción, por una foto o por un comentario nos creemos con el derecho a juzgar a una persona. Esta no es la enseñanza del Islam. Esto no es seguir la sunna del Mensajero Muhámmad, ya que él dijo: “Parte del buen Islam de la persona es dejar lo que no le concierne”.

El significado de este hadiz es que el musulmán correcto, el que cumple con aquello que Allah le ha ordenado, el que sigue la sunna del Mensajero de Allah, nunca se ve envuelto en conversaciones o actos que no son de su incumbencia y que no le aportan ningún beneficio; los deja de lado porque, como no le abren puerta alguna, entonces no entra en ellos; por eso el Mensajero de Allah dijo: “El musulmán es aquel que libra a los musulmanes de su lengua y de su mano”.

Es decir, que el musulmán es aquel que en ningún caso causa perjuicio o daño a sus hermanos musulmanes, ya que los asuntos de los demás no son sus asuntos. Lo que haga fulano o lo que haga mengano no es nuestro asunto; no nos metemos en él a no ser que se transgredan los límites de Allah, o a no ser que ellos nos den pie para ello. Pero si no lo hacen, no debemos entrar en esos asuntos, sobre todo si son asuntos que causan vergüenza o pudor al que los comete y, con más razón aún, si esos asuntos no son de los más importantes dentro del Islam.

“Parte del buen Islam de la persona es dejar lo que no le concierne”.

Y parte del buen Islam de la persona es preocuparse de lo que sí le concierne. ¿Qué es lo que sí incumbe a la persona? Lo que nos incumbe y concierne es todo aquello que es de importancia para nuestro Din y para nuestra vida de dunia, y para la Próxima.

Lo que sí nos incumbe y es nuestro asunto

Lo que nos incumbe es cumplir con aquello que Allah exige de nosotros, cumplir con los derechos que nuestro Creador tiene sobre nosotros, al mismo tiempo que cumplimos con los derechos que las criaturas tienen sobre nosotros, sin que deba importarnos si el resto de la gente cumple con sus obligaciones para con nosotros, pues eso no nos incumbe; eso le incumbe, y por ello se le pedirán cuentas, al que no sea capaz de hacerlo.

Lo que sí nos incumbe es el buen trato a nuestras familias, el buen comportamiento con nuestros padres, ya que Allah nos preguntará sobre ello; sí nos incumbe nuestra riqueza, de dónde la hemos obtenido y en qué la hemos gastado; nuestro tiempo, en qué lo hemos empleado; nuestro conocimiento, qué hemos hecho con él; todo esto es parte de lo que nos incumbe a cada uno de nosotros, pues todos tenemos la responsabilidad de ser cuidadosos y escrupulosos con ello.

Lo que sí nos incumbe es nuestra propia posición, lo que sí es nuestro asunto son nuestros propios problemas, nuestros propios asuntos, nuestros propios defectos. Nos incumbe preocuparnos por ellos. Nos incumbe intentar solucionarlos, buscar ayuda si no somos capaces de hacerlo, reflexionar sobre nosotros mismos, sobre lo que estamos haciendo con nuestra vida, sobre en qué estamos dedicando nuestro tiempo y nuestra energía. Esto es de nuestra incumbencia, y ciertamente en esto es donde reside la dificultad, y la sinceridad y el esfuerzo, ya que es mucho más sencillo mirar el mal de los demás y olvidarnos del nuestro propio. El mal ajeno, el mal que puedan hacer otros, lo malos que puedan ser los demás, no es nuestro asunto. Nuestro asunto somos nosotros mismos. 

Debemos recordar que a nosotros se nos pedirá cuentas por lo que hagamos nosotros.

Es muy común en el ser humano tener la actitud de mirar a los demás para no mirarse a sí mismo. Es una justificación a la que nos aferramos para no rendirnos cuentas a nosotros mismos.

Este no es el asunto al que nos llama el Islam; si vas a mirar a alguien con el que compararte, mira a quien está por encima de ti, mira a aquél que está entregado a Allah, aquél cuyas acciones van en concordancia con aquello que Allah ha ordenado, y entonces eso te llevará a imitarle en el bien, no en el mal; en el aumento, no en la mengua; amaneceréis compitiendo por el bien, como hacían los Sahaba, y gracias a eso fueron capaces de conquistar los corazones de la gente.

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