Está ampliamente difundido que el Profeta Muhammad (la paz sea con él) persiguió a los judíos y les hizo daño de diversas formas, incluyendo la decapitación, el saqueo, la captura, la expulsión y el desalojo. Esta afirmación se basa en algunos incidentes históricos en los que el Profeta Muhammad tuvo que castigar a algunos judíos.
Sin embargo, ¿castigó el Profeta Muhammad a todos los judíos? ¿La historia del Profeta Muhammad con los judíos está llena de daño hacia ellos? ¿Era un personaje antijudío? ¿La relación del Profeta Muhammad con los judíos siempre fue tan mala?
Para tener una imagen completa de la relación entre el Profeta Muhammad y los judíos, tenemos que revisar los tratos del Profeta Muhammad con todos los judíos que entraron en contacto con él.
Es muy seguro afirmar que el trato del Profeta Muhammad con todas las personas, incluyendo a los judíos, era excepcional por su justicia, su misericordia y su tolerancia. No guardaba a los judíos ni a ninguna otra persona ningún rencor o malicia.
De hecho, la historia islámica nos dice que varios judíos sabían y creían que Muhammad fue un profeta de Dios. Este es un hecho que se establece en el Corán, donde leemos los siguientes versículos:
Aquéllos a quienes dimos el Libro y lo leen como debe ser leído, creen en él; pero los que lo niegan, esos son los perdidos. (Al-Baqarah 2: 121)
Aquéllos a quienes dimos el Libro, lo conocen como conocen a sus propios hijos, pero hay un grupo de ellos que ocultan la verdad a sabiendas. (Al-Baqarah 2: 146)
El Corán también nos dice que muchos judíos decidieron no creer en el Profeta Muhammad y ocultar a propósito las profecías sobre él en las Escrituras.
Tenemos varios casos de judíos que se convirtieron al Islam y creyeron y siguieron al Profeta Muhammad. Por ejemplo, ‘Abdullah bin Salam, que era un rabino judío, se convirtió al Islam en la migración del Profeta Muhammad a Medina. Otro ejemplo es Mujayriq, un rabino judío que se convirtió al Islam y se unió al Profeta Muhammad en la Batalla de Uhud. Fue martirizado como un gran compañero del Profeta Muhammad.
Podemos citar aquí la historia del joven sirviente judío del Profeta Muhammad que se convirtió al Islam en su lecho de muerte. Anas bin Malik narra que un joven judío, que trabajaba como sirviente del Profeta Muhammad, tenía una enfermedad terminal. Así que el Profeta Muhammad fue a visitarlo. El Profeta Muhammad le dijo: “¡Oh muchacho, profesa el Islam! Di: «No hay más divinidad que Dios»”. El muchacho seguía mirando a su padre. Entonces su padre le dijo: “¡Di lo que te dice Muhammad!” Entonces dijo: “¡No hay más divinidad que Dios!”. Al hacerlo, profesó el Islam y luego murió. El Profeta Muhammad entonces ordenó a sus Compañeros: “¡Realizad la oración fúnebre por él!” El Profeta Muhammad mismo ofreció la oración fúnebre por él. (Al-Hakim)
Numerosos judíos menos conocidos se convirtieron al Islam durante la vida del Profeta Muhammad, pero no se hicieron prominentes Compañeros del Profeta Muhammad. Es por eso que rara vez son mencionados por su nombre en las recopilaciones de la historia islámica.
Muchas personas que acusan al Profeta Muhammad del odio hacia los judíos, o no saben o ignoran el hecho de que el Profeta Muhammad mismo tenía una esposa judía, Safiyah bint Huyay bin Ajtab.
Fue capturada tras la batalla Banu An-Nadir. Siendo la hija de un emintente anciano de Banu An-Nadir, el Profeta Muhammad la liberó y le dio a elegir entre aceptar Islam o mantenerse en el judaísmo. Él le propuso: “¡Haz tu elección! Si eliges el Islam, te conservaré para mí (como esposa). Si eliges el judaísmo, puedo liberarte para que puedas regresar a tu pueblo”.
Ella respondió: “Oh, Mensajero de Dios, me gustó el Islam y creí en ti antes de invitarme (al Islam) mientras me dirigía a tu camello sin tener interés en el judaísmo, donde no tengo padre ni hermano. Me diste la opción entre la incredulidad y el Islam. Dios y Su Mensajero son más amados por mí que la manumisión y el regreso a mi pueblo”. (Al-Bujari)
Cuando el Profeta Muhammad decidió casarse con ella, encontró los rastros de una bofetada en su mejilla. Cuando el Profeta Muhammad le preguntó acerca de eso, ella dijo: “En un sueño, percibí que la luna venía de Yazrib (Medina) y luego caía sobre mi regazo. Cuando relaté este sueño a mi primo, el hijo de Abu Haqiq, me golpeó y me reprochó: “¿Deseas que el rey de Yazrib se case contigo?”
La antigua dama judía amaba al Profeta Muhammad tanto que cuando sufrió su fatal enfermedad, se lamentó: “¡Oh, Profeta de Dios, por Dios, desearía sufrir lo que tú sufres!” (Ibn Hayar) Murió como viuda de Profeta Muhammad.
Aunque la mayoría de los judíos no creían en el Profeta Muhammad, a pesar de que ellos mismos habían profetizado y creído en su advenimiento y se aseguraron de que él satisfizo todas las descripciones del profeta final que tenían en la Escritura, el Profeta Muhammad no los trató injustamente, sino que era justo e imparcial con ellos.
Tenemos numerosos informes de situaciones en las que el Profeta Muhammad trató a los judíos de manera imparcial y justa, a pesar de que no creyeron en él. Al comentar sobre el hadiz siguiente: “El que jura mientras miente para adquirir la propiedad de un musulmán se encontrará con Dios enojado con él”, el compañero Al-Ash’az ibn Qays dice: “Por Dios, este hadiz se refiere a mí. Tuve una disputa con un hombre judío sobre un pedazo de tierra. Así que negó mi derecho a ello. Lo denuncié al Profeta Muhammad, que me preguntó: “¿Tienes prueba?” Yo le respondí: “¡No!” Entonces, le dijo al judío: “¡Que jure!” Entonces le dije: “Oh Mensajero de Dios, así, jurará y se quedará mi propiedad!” Entonces Dios, el Todopoderoso, reveló el siguiente versículo:
La verdad es que los que venden el pacto de Allah y sus juramentos a bajo precio, no tendrán parte en la Última Vida. (Aal Imran 3:77)
El compañero Ibn Abu Hadrad Al-Aslamy narró que le debía a un judío cuatro dirhams. Así este que lo denunció al Profeta Muhammad, quejándose: “Oh Muhammad, este hombre me debe cuatro dirhams y no me ha devuelto”. El Profeta Muhammad dijo: “¡Dale su derecho!” Ibn Abu Hadrad dijo: “Por Él Quien te envió con la verdad, ¡no puedo!” El Profeta Muhammad repitió: “¡Dale su derecho!” Él reiteró: “¡Por Aquel en cuya mano yo mismo mentiría, no puedo! Le dije que me enviara a Jaybar y que esperaba que me daría algo como botín y luego volvería a pagarle. “El Profeta Muhammad reiteró: “¡Dale su derecho!” Así que el compañero Abu Hadrad fue al mercado y se quitó su ropa y la vendió para pagar al judío. (Ahmad)
Un día, un hipócrita presuntamente llamado “Tu’mah” o “Bashir” bin Obayriq, que fingía ser musulmán, robó una armadura a un vecino musulmán llamado “Qatadah bin An-Nu’man”. La armadura estaba en un saco que contenía harina. La harina se dispersaba por un agujero de la bolsa. Cuando el hipócrita volvió a casa, decidió ocultar el manto en la casa de un hombre judío llamado “Zayd bin As-Samin”. Cuando la armadura fue rastreada hasta la casa de Tu’mah, juró por Dios que no la había cogido. Aunque los dueños de la armadura vieron los rastros de la harina dentro de su casa, cuando él juró que no la había cogido, le creyeron y lo dejaron. Así que rastrearon los restos de harina hasta la casa del judío, donde encontraron la armadura. El judío dijo: “Tu’mah fue quien la trajo a mi casa”.
Entonces, la gente de Tu’mah fue al Profeta Muhammad y le pidió que suplicara por su pariente. Entonces, el Profeta Muhammad resolvió castigar al judío, pero Dios entonces reveló los siguientes versículos en defensa del judío:
Es cierto que hicimos que te descendiera el Libro con la verdad para que juzgaras entre los hombres con lo que Allah te hace ver. No defiendas a los traidores. Pide perdón a Allah, ciertamente Allah es Perdonador, Compasivo. Ni tampoco defiendas a los que se traicionaron a sí mismos, la verdad es que Allah no ama a quien es traidor y malvado. Quieren esconderse de los hombres pero no pueden esconderse de Allah; Él está con ellos cuando, de noche, traman lo que no Le complace. Allah rodea lo que hacen. ¿Acaso vais a ser vosotros quienes los defiendan en esta vida? ¿Y quién los defenderá ante Allah el Día del Levantamiento o quién será su guardián? Quien haga un mal o sea injusto consigo mismo y luego pida perdón a Allah, encontrará a Allah Perdonador y Compasivo. Quien contraiga una maldad, lo hará contra sí mismo; Allah es Conocedor y Sabio. Y quien contraiga una falta o un delito y luego acuse de ello a un inocente, habrá cargado con una calumnia y con un delito evidente. (An-Nisaa’ 4 : 105 – 112)
Hay muchos más relatos que confirman que el Profeta Muhammad fue bastante justo e imparcial con los judíos. Ahora vamos a tratar con las presuntas masacres masivas o la expulsión de judíos durante la vida del Profeta Muhammad.
Referencias:
1- El Corán Glorioso
2- Sahih Al-Bujari
3- Fatah Al-Bary, de Ibn Hayar Al-Asqalany