De vez en cuando, se publican caricaturas satíricas del profeta Muhámmad (la paz sea con él) por personas que, o bien son ignorantes o ignoran el verdadero carácter del profeta Muhámmad. Dado que las reacciones musulmanas a tales abusos varían de un musulmán a otro, decidí evitar la defensa directa del profeta Muhámmad o cualquier esfuerzo para alabarle simplemente porque Dios le prometió una buena memoria. En el Qur`an, leemos el siguiente verso:
Y hemos puesto tu mención en un lugar elevado (Ash-Sharh 94:4)
También leemos el siguiente versículo:
Y estás hecho de un carácter magnánimo (Al-Qalam 68:4)
Sin embargo, escogí explicar cómo el profeta Muhámmad reaccionaba al abuso personal y la forma en que actuaba en tales situaciones, en las que fue insultado, para permitir que mis queridos lectores juzguen personalmente si este hombre es digno de elogio censurable.
El insulto al profeta Muhámmad no es algo nuevo. Es este un fenómeno frecuente que tiene precedentes similares durante toda la vida del Profeta. Este es el destino de todos los grandes hombres. Están sometidos a un cuidadoso escrutinio, que a veces resulta injusto por la manipulación deliberada de los hechos y la distorsión intencionada de la verdad.
Ahora vamos a revisar algunas de las incontables situaciones en las que el profeta Muhámmad reaccionó ante el abuso personal por parte de muchas personas para que podamos llegar a conocer cuán grande era el profeta Muhámmad. Si el Profeta hubiera sido cruel, su reacción al abuso habría sido igualmente cruel. Si hubiera sido un gran hombre, su reacción habría sido igualmente grande.
Suhail ibn `Amr
Suhail ibn `Amr era un elocuente anciano de Meca que solía ridiculizar al profeta Muhámmad en Meca. Como consecuencia de la batalla de Badr, después de la victoria de los musulmanes, Suhail ibn `Amr fue capturado por los musulmanes. `Umar Ibn Al-Khattab sugirió: “Oh Mensajero de Dios, déjame sacar los colmillos de Suhail ibn `Amr para que no pueda pronunciar discurso alguno en tu contra a partir de hoy!”. El profeta Muhámmad respondió: “No debo mutilar a nadie no sea que Dios provoque que me mutilen aunque sea un profeta”. Entonces, el profeta Muhammad profetizó: “¡Oh `Umar, tal vez, Suhail adoptará mañana una postura que te complacerá!”
De hecho, la profecía de Muhammad se cumplió, pero muchos años después de la liberación de Suhail ibn `Amr, que siguió siendo un incrédulo hasta la conquista de Meca. Después de la batalla de Badr, Suhail luchó en la batalla de Uhud contra el profeta Muhámmad.
En otra ocasión, los Quraish (la gente de Meca) enviaron a Suhail ibn `Amr al profeta Muhámmad como negociador. Después de llegar a un acuerdo con el profeta Muhámmad, cuando éste dictó la siguiente fórmula a Ali: “Escribe: ‘Esos son los términos en los que Muhámmad, el Mensajero de Allah, firmó la paz con Suhail ibn` Amr’”, Suhail se opuso a esta fórmula. En lugar de ello, sugirió: “Escribe: ‘Esos son los términos en los que Muhámmad ibn `Abdullah firmó la paz con Suhail ibn `Amr’”.
En la conquista de Meca, después de su victoria, el profeta Muhámmad preguntó: “Oh gente de Quraish, ¿qué esperáis que haga con vosotros?” Suhail ibn `Amr contestó: “Esperamos la bondad. Eres un buen hermano y el hijo de un buen hermano”. Entonces, el profeta Muhámmad dijo: “¡Podéis ir! ¡Sois libres!”
Suhail ibn `Amr mismo narró: “Entonces, me encerré en casa y cerré la puerta. Entonces, envié un mensaje a mi hijo `Abdallah Ibn Suhail (que era musulmán) pidiéndole que buscara protección para mí de Muhammad, porque yo pensaba que no estaba seguro… no hay nadie que tenga tanta influencia, que sea peor que yo. Le dije al profeta Muhámmad ciertas palabras en el día del Acuerdo de Paz de Hudaybiyah que no fueron dichas por nadie más y yo fui el que firmó el acuerdo con él… por no mencionar el hecho de que luché en las batallas de Badr y Uhud contra los musulmanes”. ( Subul Al-Huda Wa Al-Rashad)
`Abdallah Ibn Suhail fue al profeta Muhámmad y le preguntó: “¡Oh, Mensajero de Dios, ¿puedes garantizarle protección?” El profeta Muhámmad respondió: “Sí, él estará a salvo bajo la protección de Dios. Así que permitámosle salir”. Entonces el profeta Muhámmad se volvió a los compañeros que estaban a su alrededor y dijo: “El que se encuentre con Suhail ibn `Amr no debe quedársele mirando. Por mi vida, Suhail tiene una mente sutil y un alto honor. Un hombre como Suhail no es ignorante del Islam…”
El profeta Muhámmad prohibió a sus Compañeros quedarse mirando a Suhail para que éste no pensara que se regocijaban de su desgracia.
Cuando `Abdallah Ibn Suhail le transmitió a su padre las palabras del profeta Muhámmad, dijo: “¡Por Dios, él es veraz de joven y viejo!” Entonces, Suhail fue ante el profeta Muhámamd y aceptó Islam.
Safwan Ibn Omeya
Safwan Ibn Omeya era un incrédulo obstinado que se opuso al Islam fuertemente y que tenía un amargo odio hacia el profeta Muhámmad y los musulmanes. Hizo todo lo posible para luchar contra el profeta Muhámmad y el Islam. En la batalla en Uhud, bajo el mando de Jalid Ibn Al-Walid, Safwan atacó por sorpresa a los musulmanes y participó en la matanza de setenta compañeros del Profeta. También participó en la batalla de Jandaq (zanja) y en la lucha antes de la conquista de Meca.
Por otra parte, Safwan Ibn Omeya conspiró para asesinar al profeta Muhámmad. Le prometió a `Umayr Ibn Wahab, que aún era un incrédulo, que mantendría a sus hijos y que le pagaría sus deudas para que` Umayr matara al profeta Muhámmad.
Sin embargo, `Umayr Ibn Wahb abrazó Islam en Medina después de lo que el profeta Muhámmad le dijo acerca de la conversación que tuvo lugar entre él y Safwan a los pies de la Kaba.
En la conquista de Meca, no teniendo lugar en la ciudad y sabiendo con certeza que no iba a ser recibido en ningún lugar de Arabia, Safwan decidió lanzarse al mar. Al ser un viejo amigo de Safwan Ibn Omeya antes de la conversión al Islam, `Umayr se encontró con él.
Cuando `Umayr Ibn Wahb vio que Safwan huía de Meca, temiendo por él lo quiso convencer para convertirse al Islam, impulsado por su antigua amistad y los buenos recuerdos que tenían juntos. Así que solicitó protección para él del profeta Muhámmad. Dijo: “Oh Mensajero de Dios, el jefe de mi pueblo se escapó para lanzarse al mar por temor a que no se le concedería protección. Así que protégele, te lo garantizo con mi padre y mi madre”. El profeta Muhámmad dijo: “Yo le garantizo protección”.
Safwan pensó que su viejo amigo le había seguido solo para matarlo después de haber profesado el Islam y haberse puesto junto al Profeta contra él. Safwan le preguntó: “Oh `Umayr, ¿no estás satisfecho con que pagara tus deudas y mantuviera a tus hijos, que ahora vienes a matarme?”. `Umayr respondió: “Aba Wahb, … he venido a ti del hombre más obediente y fiel. El Mensajero de Dios te ha garantizado protección”. Safwan respondió: “No, por Dios, no volveré contigo hasta que me traigas una prueba”. `Umayr regresó al Profeta y le contó lo ocurrido. Acto seguido, el profeta Muhámmad le dijo: “Llévale mi turbante”.
Entonces, `Umayr tomó el turbante y volvió adonde se encontraba Safwan y le mostró el turbante, diciendo: “¡Oh Aba Wahb, he venido a ti del mejor hombre, el más fiel, el más consciente de sus deberes, y el más tolerante, cuya gloria es tuya, cuyo reino es el tuyo! Él es el hijo de tu madre y de tu padre. Permíteme que te recuerde a Dios”.
Safwan respondió: “Temo que me maten”. `Umayr respondió: “Él (el Profeta Muhámmad) te invita a abrazar el Islam. Tienes la opción de abrazar el Islam o tener un período de gracia de dos meses”.
Entonces, Safwan regresó a Meca con `Umayr y entró en el santuario sagrado, mientras profeta el Profeta dirigía la oración de la tarde. Esperaron hasta que el Profeta hubo terminado la oración.
Cuando el profeta Muhámmad terminó la oración, Safwan le llamó: “Oh Muhammad, `Umayr Ibn Wahb me trajo tu turbante y dijo que me has invitado a venir a ti. Así que tengo la posibilidad de elegir entre aceptar el asunto (el Islam) o tener un período de gracia de dos meses!” Safwan se dirigía al Profeta desde la distancia para tener una oportunidad de escapar.
El profeta Muhámmad respondió: “Descabalga, Aba Wahb!” Safwan respondió: “No, por Dios, hasta que se haga evidente para mí”. El profeta Muhámmad dijo: “Tendrás un período de gracia de hasta cuatro meses”.
Por lo tanto, Safwan se quedó en Meca como incrédulo. Sin embargo, en el día de la batalla de Hunayn, cuando el Profeta decidió marchar sobre Hawazin para luchar contra ellos, se le dijo que Safwan Ibn Omeya tenía armaduras y armas por lo que envió a una persona, a pesar de que era un incrédulo para decirle: “Oh Aba Wahb, ¿nos prestas tus armas para luchar mañana contra nuestro enemigo?”
Safwan respondió: “¿Las tomarás por la fuerza, oh Muhámmad?” El Profeta respondió: “No, sino como un préstamo garantizado hasta que las vuelva a traer”. Entonces, dijo: “No hay problema”. Cuando algunas de ellas fueron destruidas, el Profeta ofreció: “Si quieres, te daré su valor”. Él respondió: “Quiero más que eso del Islam”.
Al final de la batalla, mientras el profeta Muhámmad distribuía el botín de Hunayn, vio a Safwan mirando un pasto en la montaña que estaba llena de ganado, ovejas y pastores. Safwan seguía mirando, mientras el profeta Muhámmad lo estaba observando. Entonces, el Profeta dijo: “Oh Aba Wahb, ¿admiras este pasto?” El dijo: “Sí”. El Profeta respondió: “Él y lo que en él hay son tuyos”.
Acto seguido, Safwan tomó lo que había en el pasto y dijo: “Nadie puede renunciar a algo como esto excepto si es un profeta. Doy testimonio de que no hay más Dios que Allah y que Muhámmad su siervo y mensajero”. Safwan aceptó el Islam en el acto.
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referencias:
1- El Corán (Sahih Internacional de la Traducción)
2- Subul Al-Huda Wa Al-Rashad
3- As-Sirah An-Nabawiyah, por Ibn Ishaq