El profeta Jacob era hijo del profeta Isaac, nieto del profeta Abraham, padre del profeta José y antepasado de los hijos de Israel.
Aunque el cristianismo y el Islam coinciden en honrar al Profeta Jacob, el Profeta Jacob en el Corán en particular y el Islam en general es totalmente diferente de Jacob en la Biblia, especialmente el Antiguo Testamento. Echemos un vistazo a lo que el Corán y la Biblia dicen acerca de Jacob.
El Profeta Jacob en el Cristianismo
El carácter de Jacob en la Biblia, especialmente en el Antiguo Testamento, es bastante típico de la personalidad judía, que se caracteriza por la usura, el engaño y los sentimientos de trascendencia y superioridad.
Por lo tanto, el carácter de Jacob en la Biblia nunca puede ser el de un profeta enviado por Dios, sino más bien el de un judío usurero, engañoso y presuntuoso que engendró progenie igualmente usurera, engañosa y presumida.
Es irónico que los sentimientos de superioridad y trascendencia estén destinados incluso contra Dios mismo. La palabra “Israel” que es otro nombre de Jacob indica la victoria sobre Dios. En el Antiguo Testamento, leemos:
Jacob se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta rayar el alba. Cuando vio que no había prevalecido contra Jacob, lo tocó en la coyuntura del muslo, y se dislocó la coyuntura del muslo de Jacob mientras luchaba con él. Entonces el hombre dijo: Suéltame porque raya el alba. Pero Jacob respondió: No te soltaré si no me bendices. Y él le dijo: ¿Cómo te llamas? Y él respondió: Jacob. Y el hombre: dijo: Ya no será tu nombre Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has prevalecido. Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Dame a conocer ahora tu nombre. Pero él respondió: ¿Para qué preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. Y Jacob le puso a aquel lugar el nombre de Peniel, porque dijo: He visto a Dios cara a cara, y ha sido preservada mi vida. (Génesis 32: 24-30)
Por otro lado, la usura y el engaño fueron mostrados en la Biblia a los familiares de Jacob, por ejemplo a su hermano mayor “Esaú”. La Biblia nos dice que Jacob negoció con su hermano mayor “Esaú” sobre el derecho natural de este último a cambio de comida.
En el Antiguo Testamento, leemos:
Dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom. Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. (Génesis 25: 30-31)
Además, la Biblia nos dice que Jacob obtuvo la bendición merecida de su hermano a través del engaño. En la Biblia, leemos:
Y Jacob dijo a su padre: Yo soy Esaú tu primogénito; he hecho como me dijiste: levántate ahora, y siéntate, y come de mi caza, para que me bendigas. […] Vino tu hermano con engaño, y tomó tu bendición. Y Esaú respondió: Bien llamaron su nombre Jacob, pues ya me ha suplantado dos veces: se apoderó de mi primogenitura, y he aquí ahora ha tomado mi bendición. Y dijo: ¿No has guardado bendición para mí? Isaac respondió y dijo a Esaú: He aquí yo le he puesto por señor tuyo, y le he dado por siervos a todos sus hermanos; de trigo y de vino le he provisto; ¿qué, pues, te haré a ti ahora, hijo mío? (Génesis 27: 19-37)
A pesar del engaño y el sentimiento de superioridad atribuidos al carácter de Jacob en la Biblia, vemos que la Biblia trata de mejorar su imagen plagiando situaciones de las biografías de Abraham e Isaac, de modo que el carácter de Jacob pareciera más aceptable.
Por ejemplo, la Biblia nos dice que así como Dios cambió el nombre de Abraham de “Abram” a “Abraham” (Génesis 5:17), también cambió el nombre de Jacob de “Jacob” a “Israel”.
Leemos:
Apareció otra vez Dios a Jacob, cuando había vuelto de Padan-aram, y le bendijo. Y le dijo Dios: Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel será tu nombre; y llamó su nombre Israel. (Génesis 35: 9-10) (Y este)
La Biblia también nos dice que así como las amadas esposas de Abraham e Isaac, Sara y Rebeca, eran estériles (Génesis 11:30), (Génesis 25: 21-23), la amada esposa de Jacob, Raquel, era estéril también. Leemos:
Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos, o si no, me muero. Y Jacob se enojó contra Raquel, y dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre? Y ella dijo: He aquí mi sierva Bilha; llégate a ella, y dará a luz sobre mis rodillas, y yo también tendré hijos de ella. (Génesis 30: 1-3)
El Profeta Jacob (Ya’qub) en el Islam
Islam honra y alaba al profeta Ya’qub como uno de los más grandes profetas, pero sin discriminación. En el Corán, leemos:
Decid: Creemos en Allah, en lo que se nos ha hecho descender, en lo que se hizo descender a Ibrahim, Ismail, Ishaq, Yaqub y a las Tribus, en lo que le fue dado a Musa e Isa y en lo que le fue dado a los profetas procedente de su Señor. No hacemos distinciones entre ninguno de ellos y estamos sometidos a Él. (Al-Baqarah 2: 136)
Por ejemplo, el Profeta Ya’qub es descrito como un profeta con una reputación de alto honor. En el Corán, leemos:
Y cuando los dejó junto a todo lo que adoraban fuera de Allah, le concedimos a Ishaq y a Yaqub y a ambos los hicimos profetas. Les concedimos parte de Nuestra misericordia y les dimos una lengua de veracidad, sublime. (Maryam 19: 49-50)
También es descrito como un líder justo. En el Corán, leemos:
Y le concedimos a Ishaq, y como obsequio a Yaqub; y a ambos los hicimos de los justos. Y los hicimos dirigentes que guiaban siguiendo Nuestra orden. Les inspiramos que hicieran buenas acciones, que establecieran la Oración y entregaran el zakat. Y fueron fieles a Nuestra adoración. (Al-Anbiyaa’ 21: 72 – 73)
El Corán nos dice que Dios bendijo a Ya’qub y lo hizo profeta de entre los justos. Leemos:
Y le anunciamos a Ishaq, profeta de entre los justos. Y lo bendijimos a él y a Ishaq. Entre su descendencia hubo quien hizo el bien y hubo quien fue claramente injusto consigo mismo. (As-Saffat 37: 112 – 113)
El Corán también nos dice que el Profeta Abraham, así como su hijo Isaac y su nieto Ya’qub, están entre los siervos elegidos y destacados ante Dios. Leemos:
Y recuerda a Nuestros siervos lbrahim, Ishaq y Yaqub, ellos tenían firmeza y sagacidad. Realmente los escogimos por su entrega al recuerdo de la Morada. (Sad 38: 45-46)
Referencias:
- El Glorioso Corán
- La Santa Biblia
- st-takla.org