Islam reconoce el hecho de que la mujer fue creada de la costilla del hombre
La creación de la mujer de la costilla del hombre en Islam
A pesar de que el Islam reconoce el hecho de que la mujer fue creada de la costilla del hombre, este reconocimiento no se hizo en el contexto de reproche o represión hacia la mujer, ni para dar lugar a reprimendas para ella, ya sean mundanas o en el otro mundo. Más bien, se le dio como una razón por la cual uno debe dar buen trato a la mujer, aguantar sus defectos y tener paciencia con ella.
Abu Hurairah narró que el Profeta Muhammad dijo:
“El que cree en Allah y en el último Día no debe causar (problemas) a su vecino. Y yo le aconsejo que tenga buen trato hacia las mujeres, porque fueron creadas a partir de una costilla y la parte más torcida de la costilla es su parte superior; si tratas de enderezarla, se romperá, y si la dejas, permanecerá torcida, así que os pido que tengáis cuidado con las mujeres”. (Al-Bujari)
La creación de la mujer de la costilla del hombre en el cristianismo
En la Biblia, el cristianismo confirma que la mujer fue creada del hombre, específicamente de una de las costillas del hombre. Sin embargo, se observa que en la Biblia tal hecho se asocia con la atribución del pecado a la mujer y su responsabilidad por este pecado, así como la seducción de Adán.
En el Nuevo Testamento, leemos:
“Porque Adán fue formado primero, y después Eva; y Adán no fue engañado, sino que [la] mujer que fue engañada, e incurrió en transgresión”. (1 Timoteo 2: 13-14).
En el Antiguo Testamento, leemos:
“Y Dios le dijo: ¿Quién te dijo que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses? Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí”. (Génesis 3: 11-13)
Por lo tanto, en el cristianismo, la creación de la mujer a partir del hombre no resultó en una ganancia para la mujer como en el Islam. Por el contrario, se toma como una razón para reprender, hacer mal, e incluso perseguir a las mujeres.