En el Corán, leemos que Allah dice:
En el nombre de Allah, el Misericordioso, el Compasivo
“¡Oh vosotros que habéis llegado a creer! Buscad ayuda en la paciencia y en la oración: pues, ciertamente, Dios está con los que son pacientes en la adversidad. Y tened por cierto que os pondremos a prueba con temor, hambre y pérdida de riqueza, personas y frutos, pero anuncia buenas nuevas a los pacientes. Aquellos que cuando les ocurre alguna desgracia dicen: de Allah somos y a Él hemos de volver”.
(Surat al Baqarah. 2: 153 y 155)
La crisis ya está aquí
La crisis; la crisis ya está aquí. ¿Cómo y por qué? eso ya depende de a quien preguntes. Pero está en boca de todos. Aparte del efecto que estos días de confinamiento va a tener en los pequeños y medianos negocios, incluso cuando pase el estado de alarma. La psicología, de todos los consumidores, ha cambiado y la nueva tendencia será ahorrar. O sea que el consumo previsto para lo que queda de año coronavirus o no será ni la mitad, lo cual quiere decir crisis económica, sí o sí.
En estas últimas semanas los mercados bursátiles han caído más, y más rápido que nunca. El parón de la mayor parte de la actividad comercial en el mundo está dejando a la gran bestia fisco-‐financiera y corporativa, que se alimenta básicamente de intereses y comisiones, totalmente famélica. El sistema gubernamental y económico actual necesita del constante flujo de la economía para pagar: Primero el gasto social y burocrático de los gobiernos y segundo los intereses de deuda que todos estos estados tienen con la banca. Además, los mercados financieros están en continua compraventa de diversos productos irreales y ficticios, que nos son más que deuda, pero que están vinculados a una supuesta rentabilidad en la economía real. Siempre y cuando ésta se mantenga activa.
En consecuencia, la reducción de actividad comercial y consumo a lo más básico. Hace que los gobiernos reduzcan su retribución y apenas reciban IVA, cuotas, y otros impuestos, con los que cebar, su correspondiente ración a la bestia. Por otro lado, la caída de la bolsa y sus múltiples beneficios en derivados, comisiones, intereses y demás, tampoco producirán su correspondiente ración, además de la paralización casi total del comercio mundial desde transportes, combustibles, y todo tipo de mercancías, hasta el último kiosquillo de pueblo que ha cerrado. Está todo parado y sin rendimiento alguno. Casi nadie está manteniendo a la bestia. Y está en la naturaleza de las bestias usureras pedir más cuanto menos haya, y más se tarde.
Pero podemos estar tranquilos, que ya se le está preparando el gran banquete y habrá un gran surtido de: Paquetes de estímulo, medidas económicas, emisión de deuda, etc. Lo cual no es otra cosa que imprimir más y más dinero, de la nada. Con la intención de apaciguar la hambruna que ha pasado la gran bestia. La cual esta hambrienta de su ración extra de usura. Y es tal el banquete que se está preparando que puede que esta vez la empachen.
Esta bestia forma parte de nuestra realidad económico-‐social y su voracidad será saciada. Cualquiera que esté involucrado en la mínima transacción
comercial ha de ceder su correspondiente ración. Y sabed que el banquete de la bestia, al final, estará compuesto por una enorme ración de la riqueza del pueblo.