Uno de los nombres y atributos de Dios es “el Purísimo”. Es Él quien es la fuente de santidad y que hace sagradas sus criaturas.
En el Corán, Dios (“Allah” en árabe) es descrito como “Purísimo”. Leemos:
Él es Allah, Quien no hay dios sino Él, el Rey, el Purísimo, la Paz, el que da Seguridad, el Vigilante, el Irresistible, el Compulsivo, el Soberbio. ¡Gloria a Allah por encima de lo que asocian! (Al-Hashr 59:23)
También leemos:
Todo lo que hay en el cielo y en la tierra glorifica a Allah, el Rey, el Purísimo, el Poderoso, el Sabio. (Al-Jumu`ah 62: 1)
El Profeta Muhammad solía usar “Purísimo” como uno de los nombres y atributos de Dios durante y después de sus oraciones. Por ejemplo, Ubay ibn K’ab narró que después de que el Profeta Muhammad terminara la oración voluntaria de tres unidades (Witr), él decía: “Gloria al Rey, el Purísimo”, tres veces (Imam Ahmad)
También, ‘Aisha narró que mientras el Profeta Muhammad se inclinaba o se prosternaba en la oración, él decía: “¡Glorioso, Purísimo, Señor de los Ángeles y del Espíritu!” (Muslim)
El Purísimo en el Cristianismo
En la Biblia, a menudo Dios es descrito como “Purísimo”. Por ejemplo, en el Nuevo Testamento, antes del nacimiento de Jesús, María, la Virgen, es citada describiendo a Dios como “Purísimo”. Leemos:
Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, (Lucas 1: 46-49)
Aunque a Jesús se le da la misma descripción en la Biblia, él mismo indicó que es Dios quien es la fuente de la santidad. Él indicó que es Dios quien lo hizo santo y lo envió como profeta a los hijos de Israel. Jesús también explicó la metáfora de su descripción como “el Hijo de Dios” lo mismo que la descripción de los judíos como “dioses” cuando les llegó la palabra de Dios.
Leemos: Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? (Juan 10: 34-36)
Más de una vez, la Biblia enfatiza que es Dios quien santifica a quien quiere, y que Él es la fuente de la santidad. Leemos: “Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos”. (Hebreos 2:11)
La Biblia a menudo dice que Dios hizo y hace que muchas personas sean santas, aparte de Jesús. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento, leemos: “Allí me reuniré con los hijos de Israel; y el lugar será santificado con mi gloria. Y santificaré el tabernáculo de reunión y el altar; santificaré asimismo a Aarón y a sus hijos, para que sean mis sacerdotes. Y habitaré entre los hijos de Israel, y seré su Dios”. (Éxodo 29: 43-45)
En el Nuevo Testamento, leemos: “Absteneos de toda especie de mal. Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. (Tesalonicenses 5: 22-23)
Puesto que Dios es el Purísimo según la Biblia y el Corán y es Él quien santifica a los demás, incluyendo a Jesús mismo, Jesús no puede ser Dios, y es Dios quien es el único verdadero Señor, y quien es la fuente de santidad.
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Referencias:
1- El Corán Glorioso (Sahih International Translation)
2- Sahih Muslim
4- Musnad Al-Imam Ahmad
5- La Santa Biblia (Visita biblegateway.com)