Al decirle a un hermano musulmán en su cara lo que no le agrada, si se hace en forma de consejo, es bueno. Algunos de los Salaf (las primeras comunidades de musulmanes) les decían a sus hermanos: “No me den un consejo hasta que puedan decirme a la cara lo que no me gustaría oír”.
Si alguien le señala un defecto a su hermano para que así pueda evitarlo, entonces corresponde que el que es informado se disculpe si tiene un motivo. En cambio, si se hace sólo para criticarlo por sus pecados, es condenable.
A uno de los Salaf le fue dicho: ¿Te agrada que alguien te informe de tus defectos? Respondió: “Si su intención es condenarme, no”.
Acusar y condenar a alguien a causa de una falta que haya cometido no es algo aceptable
Acusar y condenar a alguien a causa de un pecado que cometió no es algo aceptable. El Profeta (la paz sea con él) prohibió que se criticara y acusara a una joven esclava que había cometido fornicación, aunque ordenó que le fueran aplicados los azotes correspondientes, ya que ese era el castigo establecido, pero no se la condenó ni criticó por el pecado.
En At-Tirmidhi y otros se narra que el Profeta dijo: “Todo aquel que condene a su hermano por un pecado no morirá hasta cometerlo él mismo”. Este hadiz se aplica al pecado del que la persona se arrepiente pero es criticado por alguna persona. Al-Fudail dijo: “El creyente cubre y aconseja, y el insolente deshonra y condena”. Lo que Al-Fudail mencionó es la diferencia entre el consejo y la condena. El consejo se asocia con la protección y el cobijo, mientras que la condena se asocia con condenar públicamente.
El que da órdenes a su hermano delante de todos, lo ha condenado públicamente
Se ha dicho también: “El que da órdenes a su hermano delante de todos, lo ha condenado públicamente”.
Los Salaf no aprobaban que se ordenara el bien y se prohibiera el mal de esa manera. En su lugar, preferían que se hiciera en privado, porque así era un consejo sincero, en el que quien aconseja no tiene como fin hacer públicos los defectos del aconsejado sino eliminar el problema en que ha caído este último. En cuanto a hacer públicos y revelar los defectos, es algo que Allah y su Mensajero han prohibido. Allah, el Altísimo, ha dicho:
“Verdaderamente aquéllos de entre los que creen que aman que se propague la indecencia, tendrán un castigo doloroso en esta vida y en la Otra. Allah sabe y vosotros no sabéis.” (Corán, Surat An-Nur, 24:19)
Son numerosos los hadices que tratan sobre la virtud de ocultar las equivocaciones que cometen las personas. Algunos de los estudiosos decían lo siguiente a quienes ordenaban la virtud: “Intenten en la medida de lo posible ocultar al pecador, pues revelar sus pecados ocultos debilita al Islam. Lo que tiene más derecho de ser ocultado son los pecados personales”.
Pues esta publicación del pecado se asocia con la condena, ya que ambos son rasgos del insolente, en la medida en que no tiene como objetivo eliminar la injusticia ni que el creyente evite los pecados y el error. Por el contrario, su objetivo es diseminar los defectos de su hermano musulmán y deshonrarlo, haciéndolo público. Su objetivo es socavar a sus hermanos creyentes anunciando sus defectos y problemas al resto de la gente y así perjudicarlo en esta vida.
El objetivo del que da consejo sincero a su hermano musulmán es ayudarle y evitar que cometa más faltas
En cuanto al que da consejo sincero, su objetivo es ayudar a su hermano musulmán a evitar que cometa faltas y pecados. De esa manera describió Allah a su Mensajero (la paz sea con él) cuando dijo:
“En verdad que os ha llegado un Mensajero salido de vosotros mismos; es penoso para él que sufráis algún mal, está empeñado en vosotros y con los creyentes es benévolo y compasivo.” (Corán, Surat At-Tawba, 9:128).
También describió a sus seguidores de una forma similar diciendo:
“Muhammad es el Mensajero de Allah, los que están con él son duros con los incrédulos y compasivos entre ellos, los ves inclinados y postrados buscando favor de Allah y aceptación, y en sus caras llevan la huella de la postración; así son descritos en la Torá. Y su descripción en el Inyil es que son como una semilla que hecha su brote, lo fortalece, cobra grosor y toma forma completa sobre su tallo maravillando a los sembradores. Para con ellos* indignar a los incrédulos. Allah ha prometido a los que de ellos crean y practiquen las acciones de bien un perdón y una enorme recompensa.” (Corán, Surat Al-Fath, 48:29) [*Los compañeros del Profeta]
Allah describe aquí al creyente con la paciencia y misericordia mutua.
En cuanto al motivo que tiene el insolente para diseminar las faltas y revelar los defectos de los demás, es poder, insensibilidad, amor por dañar a su hermano creyente y provocarle daño. Es el carácter de Satán que embellece la falta de fe, el pecado y la falta de piedad, para que a través de ello se conviertan en habitantes del Fuego del Infierno, tal como dijo Allah:
“Realmente el Shaytán es enemigo vuestro, tomadlo como tal. Él sólo llama a los de su partido a que sean los compañeros del Sair”. (Corán, Surat Fatir, 35:6)
Nos dijo lo siguiente después de relatarnos la historia entre el Shaytán y el Profeta Adán, evidenciándonos todo su esfuerzo para sacarlo del Paraíso:
“¡Hijos de Adán! Que no os soliviante el Shaytán del mismo modo que logró que vuestros padres salieran del Jardín despojándolos de su vestido para que fueran conscientes de sus vergüenzas.” (Corán, Surat Al-A’raf, 7:27)
Qué gran diferencia hay entre aquel cuyo objetivo es dar consejo sincero (nasiha) y aquel que tiene como meta deshonrar (fadiha). Quien no pueda diferenciarlos no está en su sano juicio.
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Extracto del libro «La diferencia entre aconsejar y condenar» escrito por Al-Imam Al-Hafidh Zainud Din Ibn Rayab Al-Hanbali y traducido por M. Isa García.
Fuente: http://islamhouse.com/es