Él es Jesús, el hijo de María (“’Isa” en árabe). Él es el ser humano más prominente, tomado como un dios y adorado junto con Dios a lo largo de la historia humana, a pesar de la confirmación de su servidumbre, profecía y mensajería en los textos de la Biblia y el Corán.
Posiblemente Jesús sea el profeta, e incluso el ser humano, más controvertido en el judaísmo, el cristianismo y el islam. Por lo tanto, vamos a saber más sobre el carácter de Jesús en el cristianismo y el Islam de acuerdo con la Biblia y el Corán.
El Profeta Jesús en el Cristianismo
El Antiguo Testamento no hace ninguna mención explícita de Jesús, a excepción de las referencias genéricas y alusiones que los cristianos interpretan de pueden aplicarse a Jesús y a otros profetas y mensajeros, por no mencionar a la gente común.
Los judíos no creen en Jesús como Dios, ni como profeta ni como mesías, supuestamente porque no satisface las descripciones mesiánicas que tienen. Según los judíos contemporáneos, Jesús no podía ser más que un buen maestro en el mejor escenario, dados el refinamiento introducido en la tradición judía que una vez abundó en graves calumnias contra María y su castidad.
Por el contrario, el Nuevo Testamento está lleno de afirmaciones de la divinidad de Jesús y de la condición literal de Hijo de Dios a pesar de que está desprovisto de cualquier mandato para la adoración de Jesús o cualquier explicación sobre cómo adorarlo. Por el contrario, la servidumbre de Jesús, la profecía y la mensajería son evidenciadas por la Biblia misma. Por ejemplo, acerca de la servidumbre de Jesús, leemos:
El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad. (Hechos 3:13)
Acerca del profeta de Jesús, el Nuevo Testamento lo cita diciendo:
Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas? Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa. (Mateo 13: 54-57).
Acerca Jesús como mensajero, leemos:
Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios. (Hebreos 3: 1-2).
El Profeta Jesús en el Islam
En el Islam, ‘Isa o Jesús, el hijo de María, es un siervo, profeta y mensajero de Dios según el Corán. Acerca de la servidumbre y profecía de Jesús, el Corán cita a Jesús diciendo en la cuna:
Dijo: Yo soy el siervo de Allah. Él me ha dado el Libro y me ha hecho profeta. (Maryam 19:30)
Acerca de Jesús como mensajero y siervo, también leemos:
¡Gente del Libro! No saquéis las cosas de quicio en vuestra Práctica de Adoración ni digáis sobre Allah nada que no sea la verdad. Ciertamente el Ungido, hijo de Maryam, es el mensajero de Allah, Su palabra depositada en Maryam y un espíritu procedente de Él. Creed, pues, en Allah y en Su Mensajero y no digáis tres; es mejor para vosotros que desistáis. La verdad es que Allah es un Dios Único. ¡Está muy por encima en Su gloria de tener un hijo! Suyo es cuanto hay en los cielos y cuanto hay en la tierra. Y Allah basta como Guardián. El Ungido no desprecia ser un siervo de Allah ni los ángeles que están cerca (de Él). Pero aquel que desprecie adorarle y se llene de soberbia… Todos van a ser reunidos para volver a Él. (An-Nisaa’ 4: 171-172)
Relación entre Jesús, el Padre y el Espíritu Santo en el cristianismo y el Islam
Cristianismo
La doctrina de la Santísima Trinidad solo existe en los credos conciliares o en las profesiones de fe adoptadas en los concilios ecuménicos, principalmente el Credo Niceno adoptado en el Concilio de Nicea en el año 325 d. C.
En cuanto a la Biblia, no hay ninguna mención expresa de una santa trinidad o de la divinidad del Espíritu Santo o de Jesús. Por el contrario, la Biblia contiene numerosas pruebas de que ni el Espíritu Santo ni Jesús son divinos.
Una evidencia simple, clara y generalizada en la Biblia es la referencia al Padre solamente como Dios y Señor. Esto indica que es solamente se puede describir al Padre como Dios o Señor, mientras que no es válido dar al Espíritu Santo o a Jesús las mismas descripciones en el mismo contexto.
Por ejemplo, acerca de la referencia solo al Padre como “Señor” en el Nuevo Testamento, leemos:
Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. (Mateo 1: 20-21)
Sobre la referencia al Padre solo como “Dios”, leemos:
Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. (Hechos 10:38).
En los versículos anteriores, la Biblia menciona el Espíritu Santo y Jesús por su nombre y se refiere solo al Padre como “Señor” y “Dios”. Esto indica que solo el Padre es Dios y Señor, dada la referencia que se hace a él como tal y el hecho de que el Espíritu Santo y Jesús son mencionados por su nombre en el mismo contexto sin referencia a ellos como Dios o Señor. Hay ejemplos incontables de ello en el Nuevo Testamento.
Islam
Las características de la relación entre Dios (referido como “Padre” en el cristianismo), Jesús y el Espíritu Santo se citan con frecuencia en el Corán. Es una especie de relación entre el verdadero Dios y el Señor que no tiene pareja en la divinidad o señoría, y uno de sus ángeles, es decir, Gabriel, así como uno de sus siervos, profetas y mensajeros, Jesús, a quien Dios envió a los hijos de Israel y apoyado por el Espíritu Puro.
Por ejemplo, en el Corán, leemos:
Ya le dimos el Libro a Musa y enviamos, tras él, a otros mensajeros. A Isa, el hijo de Maryam, le dimos las pruebas evidentes y le ayudamos con el Espíritu Puro. (Al-Baqarah 2:87)
También leemos:
Así son los mensajeros. Hemos favorecido a unos sobre otros: Hubo algunos a los que Allah les habló y a otros los elevó en grados. A Isa, hijo de Maryam, le dimos pruebas evidentes y lo reforzamos con el Espíritu Puro. (Al-Baqarah 2:253)
Como parte de la creencia musulmana, el Islam obliga a los musulmanes a creer en Jesús como siervo, profeta y mensajero y en la sagrada escritura con la que vino (Inyil) en la forma que fue revelada por Dios, junto a todos los demás profetas y las sagradas escrituras reveladas a ellos por Dios.
La fe de un musulmán no es válida sin la creencia en los profetas y mensajeros previos, incluyendo a Jesús, y en la escritura anterior enviada a ellos incluso si sus formas originales están perdidas o incompletas. En el Corán, leemos:
Decir: Creemos en Allah, en lo que se nos ha hecho descender, en lo que se hizo descender a Ibrahim, Ismail, Ishaq, Yaqub y a las Tribus, en lo que le fue dado a Musa e Isa y en lo que le fue dado a los profetas procedente de su Señor. No hacemos distinciones entre ninguno de ellos y estamos sometidos a Él. (Al-Baqarah 2:136)
El nacimiento de Jesús en el cristianismo y el islam
Cristianismo
Los cristianos creen que Jesús nació de una madre humana, es decir, María, sin un padre humano. Según ellos, Jesús es el único hijo de Dios en un sentido literal al venir el Espíritu Santo sobre María y concebir a Jesús.
Esta es una falsa creencia por varias razones. Principalmente, la llegada del Espíritu Santo a María no significa necesariamente su impregnación. La Biblia está llena de muchas personas –hombres y mujeres– a los que vino el Espíritu Santo sobre ellos. ¿Significa esto que el Espíritu Santo impregnó a toda esa gente?
Islam
Los musulmanes creen que Jesús nació de una madre sin padre. No es de extrañar, pues Adán fue creado sin padre ni madre gracias a la excepcional capacidad de Dios. En el Corán, leemos:
Verdaderamente Isa, ante Allah, es como Adam. Lo creó de tierra y luego le dijo: ¡Sé! Y fue. (Aal `Imran 3:59)
El Corán culpó a los judíos por acusar a María de adulterio, consideró que esta acusación equivalía a la incredulidad en Dios y su extraordinario poder y confirmó su castidad, modestia y virginidad. Leemos:
Por haber roto su compromiso, por haber negado los signos de Allah, por haber matado a profetas sin derecho alguno y por haber dicho: Nuestros corazones están cerrados. Pero no es así; sino que Allah les ha sellado el corazón a causa de su incredulidad y son pocos los que creen. Y por su incredulidad [al haber negado a Isa] y haber dicho contra Maryam una calumnia enorme. (An-Nisaa’ 4: 155-156)
La Ascensión de Jesús en el Cristianismo y el Islam
Cristianismo
Los cristianos creen en la muerte de Jesús durante tres días y tres noches como expiación de los pecados de la humanidad. También creen que resucitó de entre los muertos y luego fue elevado al cielo.
De hecho, los relatos de la historia de la crucifixión implican muchas contradicciones, discrepancias e inconsistencias, hasta el punto que hace imposible aceptar la creencia en toda la historia.
El argumento más sencillo contra la creencia en la crucifixión es el hecho establecido de que Dios es el Dador de Vida y el causante de la Muerte. Es Dios quien da la vida y causa la muerte. Ninguno puede darle vida o hacerle morir. Es Dios quien está vivo y no puede morir.
En la Biblia, leemos:
Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; Yo hago morir, y yo hago vivir; Yo hiero, y yo sano; Y no hay quien pueda librar de mi mano. Porque yo alzaré a los cielos mi mano, Y diré: Vivo yo para siempre, (Deuteronomio 32: 39-40)
Otro argumento sencillo es que Jesús permaneció en su presunta tumba por dos noches y un día solamente. Fue supuestamente enterrado el viernes por la noche (Mateo 27:60) y se levantó antes del amanecer del domingo (Mateo 28: 1), es decir, la noche del sábado.
Otro argumento intuitivo es que la Biblia nos enseña que todo el mundo muere por su pecado. Ninguno muere por las faltas cometidas por otro. Leemos:
Pero no mató a los hijos de ellos, según lo que está escrito en la ley en el libro de Moisés, donde Jehová mandó diciendo: No morirán los padres por los hijos, ni los hijos por los padres; mas cada uno morirá por su pecado. (2 Crónicas 25: 4)
Islam
Los musulmanes creen que Dios ascendió a Jesús y que no murió ni fue crucificado. Según ellos, no tiene sentido resucitar a Jesús si fue matado y crucificado. En el Corán, leemos:
Y por haber dicho: Nosotros matamos al Ungido, hijo de Maryam, mensajero de Allah. Pero, aunque así lo creyeron, no lo mataron ni lo crucificaron. Y los que discrepan sobre él, tienen dudas y no tienen ningún conocimiento de lo que pasó, sólo siguen conjeturas. Pues con toda certeza que no lo mataron. (An-Nisaa’ 4: 157-158)
El propósito de la ascensión de Jesús al Cielo en el Islam es que lo estaba salvando de morir a manos de los incrédulos. Por lo tanto, Jesús fue ascendido vivo, así como las almas son tomadas por la noche durante el sueño y luego devueltas por la mañana. Sobre la ascensión de Jesús, leemos:
Cuando dijo Allah: ¡Isa! Voy a llevarte y a elevarte hacia Mí y voy a poner tu pureza a salvo de los que no creen. Hasta el día del Levantamiento consideraré a los que te hayan seguido por encima de los que se hayan negado a creer, luego volveréis a Mí y juzgaré entre vosotros sobre aquello en lo que discrepabais. (Aal `Imran 3:55)
Sobre tomar las almas durante el sueño y devolverlas por la mañana, leemos:
Él es Quien os toma en la noche y sabe lo que habéis adquirido durante el día; luego, en él, os devuelve a la vida para que se cumpla un plazo fijado. Y a Él volveréis para que os haga saber lo que hacíais. (Al-Anam 6:60)
El regreso de Jesús en el cristianismo y el Islam
Cristianismo
Los cristianos creen en el regreso de Jesús al final del mundo y en el Día del Juicio. Ellos creen que él volverá como un dios y señor para juzgar a la humanidad y así recompensar a los creyentes y castigar a los incrédulos.
Sin embargo, esta creencia es falsa por varias razones, principalmente el rechazo de Jesús del juicio y la atribución del mismo al Padre. Incluso en las ocasiones donde él reclama el juicio indica que es originalmente el Padre y Él lo deriva en él. En consecuencia, no es razonable que Jesús tenga el juicio real.
Sobre el rechazo de juicio de Jesús, leemos:
Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. (Juan 12:47)
En cuanto al juicio del Padre, leemos:
Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. (Mateo 6: 16-18)
Sobre la derivación del juicio del Padre, leemos:
Y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. (Juan 5:27).
Islam
Los musulmanes creen en el regreso de Jesús al final del mundo como uno de los principales acontecimientos del Día del Juicio. También creen que volverá a confirmar el mensaje monoteísta del Islam ya traído por el Profeta Muhammad, a refutar el cristianismo trinitario contemporáneo, a romper la cruz y a llamar al monoteísmo nuevamente. En el Corán, leemos:
Y entre la gente del Libro no hay nadie que, antes de su muerte, no vaya a creer en él. Y el Día del Levantamiento él dará testimonio de ellos. (An-Nisaa‘ 4: 159)
También leemos:
Dijeron: ¡Eh tú, mago!, pide por nosotros a tu Señor en virtud de lo que ha pactado contigo y nosotros seguiremos la guía. Pero cuando les levantamos el castigo no cumplieron. Y llamó Firaún a su gente, dijo: ¡Gente mía! ¿Acaso no me pertenece la soberanía de Misr y estos ríos que corren a mis pies? ¿Es que no lo veis? (Az-Zukhruf 43: 59-61)
Referencias:
1. El Glorioso Corán
2. La Santa Biblia