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¿Cómo reaccionaba el Profeta ante el abuso personal? (Parte 2)

En esta parte, vamos a ver cómo el profeta Muhámmad trató con `Umayr Ibn Wahb, quien intentó matarlo, Abu Sufián Ibn Al-Harith, que solía ridiculizarlo y `Amr Ibn Al-`Aas, quien luchó contra él y deseaba matarlo.

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El profeta Muhámmad perdonó a `Umayr Ibn Wahab, Abu Sufián Ibn Al-Harith y` Amr Ibn Al-`Aas, quienes le ridiculizaban e incluso deseaban matarlo.

`Umayr Ibn Wahb

`Umayr Ibn Wahab era un hombre malvado que solía dañar al Profeta y a sus compañeros en Meca. Un día, `Umayr Ibn Wahb se sentó con Safwan Ibn Omeya lamentando sus bajas en la batalla de Badr, pues el hijo de` Umayr, Wahb, fue capturado y el padre de Safwan muerto.

Safwan se  lamentó: “Por Dios, no hay nada bueno en la vida después de ellos”. `Umayr respondió: “¡Es verdad! Por Dios, si no fuera por una deuda que no puedo pagar y los niños que temo que se perderían después de mí, habría viajado a matar a Muhámmad. Mi hijo está preso por ellos”.

Entonces, Safwan sugirió: “Voy a pagar tu deuda y consolar a tus hijos…” `Umayr respondió: “Está bien, pero mantén en secreto este asunto entre tú y yo”. Safwan dijo: “Así lo haré”.

Entonces, `Umayr, con su espada afilada y envenenado, partió hacia Medina. `Umar Ibn Al-Jattab vio a `Umayr Ibn Wahb mientras su camello se arrodillaba delante de la puerta de la mezquita, preparándose con una espada.

Entonces `Umar dijo: “¡Este es el perro, el enemigo de Dios, `Umayr Ibn Wahb! El vino solo para algo malo. Es él quien agita la discordia entre nosotros y estimó nuestro número para ellos (Quraish)”. Entonces, `Umar se dirigió al profeta Muhámmad y le dijo: “Oh Profeta de Dios, este es el enemigo de Dios, `Umayr Ibn Wahb. Él vino preparándose con una espada”. El profeta Muhámmad dijo: “Que venga a mí”. Entonces, `Umar puso el cinturón de la espada en el cuello de `Umayr lo y agarró y lo arrastró con él. Entonces le dijo a los Ansari a su alrededor: “Venid al Mensajero de Dios, sentaos con él y protegedle de este individuo malvado porque no es fiel”.

Entonces, `Umar entró con él junto al profeta Muhámmad. Cuando el Profeta vio a `Umar arrastrando `Umayr con el cinturón de la espada colocada en el cuello de `Umayr, dio instrucciones: “¡Ponlo en libertad `Umar!” Entonces, dijo: “¡Acércate a mí, `Umayr”. Entonces, él se acercó y le saludó: “¡Buenos días!” El profeta Muhámmad respondió: “¡Dios nos ha bendecido con un saludo que es mejor que el tuyo, `Umayr! La paz es el saludo de los habitantes del paraíso”. `Umayr respondió: “Por Dios, es nuevo para mí”. Entonces, el Profeta le preguntó: “¿Por qué has venido, `Umayr?” Él respondió: “Yo he venido por el bien de la persona que mantienes cautiva. Por lo tanto, trátalo amablemente”. El profeta Muhámmad le preguntó: “¿Qué pasa con la espada que se encuentra en tu cuello?” Él respondió: “¡Que Dios destruya esta espada!¿Ha sido de alguna ayuda?” Una vez más, el Profeta preguntó: “¡Dime la verdad!¿Por qué has venido?”  Respondió: ” Vine solo para eso”. Entonces, el profeta Muhámmad reveló: “No, más bien te sentaste con Safwan Ibn Omeya a los pies de la Kaaba y te acordaste de las víctimas de Quraish y luego te lamentaste: ‘Si no fuera por una deuda que tengo y los niños que tengo, habría salido para matar a Muhámmad’. Entonces, Safwan se comprometió a pagar tu deuda y a mantener a tus hijos para que me pudieras matar. Pero, Dios te separa de mí”.

`Umayr entonces dijo: “Soy testigo de que eres es el Mensajero de Dios. Oh Mensajero de Dios, no hemos creído las noticias del cielo y la revelación que se te ha hecho descender. Sin embargo, este es un asunto que fue presenciado solamente por mí y Safwan. Por Dios, sé con certeza que es Dios solamente Quien puede informar sobre esto.  Toda la alabanza es debida a Dios que me ha guiado al Islam y me condujo a ti”. Entonces, pronunció el testimonio de fe y luego el profeta Muhámmad ordenó: “Deja a tu hermano entender su religión, enséñale el Corán y libera a su prisionero”.

A cambio, le pidió: “Oh Mensajero de Dios, hice todo lo posible para apagar la luz de Dios y dañar seriamente a los creyentes en la religión de Dios. Me gustaría que me permitieras volver a Meca para invitarles a Dios, Su Mensajero y al Islam, para que Dios los guíe…”

Abu Sufián Ibn Al-Harith

Abu Sufián Ibn Al-Harith ridiculizaba y abusaba del profeta Muhámmad y apoyaba a los Quraish (la gente de Meca), así como sus aliados. Prácticamente no estaba ausente de ningúnejército creado por los Quraysh contra el profeta Muhámmad.

Sin embargo, antes de la conquista de Meca, Abu Sufián Ibn Al-Harith decidió ir al profeta Muhámmad para abrazar el Islam. Así que Abu Sufyan llevó a su hijo, Jafar, y salió al encuentro con el Profeta.

Así que se camuflaron y fueron ante el profeta Muhámmad y dijeron: “¡La paz sea contigo, Mensajero de Dios!” El Profeta respondió: “Descubrid vuestras caras para poder ser identificados”. Acto seguido, se destaparon la cara y dijeron: “Damos testimonio de que no hay más dios que Dios y que tú eres el Mensajero de Dios”.

Dado que Abu Sufyan había dicho una vez en un verso poético que había expulsado al profeta Muhámmad, el Profeta le preguntó: “¿Cuándo me expulsaste, Abu Sufyan?” Abu Sufián respondió: “No hay culpa, Mensajero de Dios”. Entonces, el Profeta Muhámmad dijo: “No hay culpa, Abu Sufyan”.

Como el profeta Muhámmad había proscrito a Abu Sufyan, por lo que ahora mandó a `Ali Ibn Abu Talib anunciar a los musulmanes: “Dios y Su Mensajero ahora están satisfechos con Abu Sufián Ibn Al-Harith. Así que estad satisfecho con él”.

`Amr Ibn Al-`Aas

`Amr Ibn Al-`Aas fue uno de los más acérrimos enemigos del Islam. Después de la migración de los musulmanes a Abisinia, se dirigió a una delegación de los Quraish y trató de obligar a los emigrantes musulmanes a regresar a Meca, pero no pudo. En la batalla en Uhud, bajo el mando de Khalid Ibn Walid, `Amr Ibn Al-`Aas infligió graves pérdidas y bajas al profeta Muhámmad y los musulmanes. Odiaba al Profeta y deseaba matarlo. Vamos a leer el siguiente relato sobre `Amr Ibn Al-`Aas.

Ibn Al-Shimasah Mahry narró que asistió a los últimos momentos de la vida `Amr Ibn Al-`Aas ‘. Relató que, al morir, `Amr lloró durante mucho tiempo y volvió la cara hacia la pared. Su hijo se preguntó: “¿Qué te hace llorar, padre? ¿No te trajo el Profeta la buena noticia acerca de tal y tal?”

Entonces, `Amr volvió el rostro hacia su hijo y le dijo: “Ciertamente, lo mejor después dell testimonio de que no hay más dios que Dios y que Muhámmad es el Mensajero de Dios, es que he pasado por  tres estados: nadie odiaba al Mensajero de Dios más que yo, y nada era más amado por mí que una oportunidad para matarlo. Si hubiera muerto, estaría en un estado tal, que habría sido uno de los moradores del Fuego Infernal. Cuando Dios hizo que el Islam entrara en mi corazón, fui al profeta Muhámmad y dije: ‘Extiende tu mano derecha para que te prometa lealtad’ Entonces, extendió su mano derecha. Entonces, retiré mi mano. Entonces, el Profeta Muhámmad me preguntó: ‘¿Qué te pasa,` Amr?’ Respondí: ‘Quería poner una condición’. Entonces preguntó: ‘¿Qué condición?’ Dije: ‘Que sea perdonado’. Entonces, el Profeta Muhámmad dijo: ‘¿No sabes que el Islam destruye lo que le precedió, que la emigración destruye lo que la precedió y que la peregrinación destruye lo que precedió?’ Nadie entonces fue más amado por mí y más elevada a mi vista que Muhámmad. No podía evitar mirarlo de cerca lleno de estima por él. Si me hubiesen pedido que lo describiera, no habría sido capaz de hacerlo, simplemente porque no podía mirarlo con cuidado. Si hubiera muerto en ese estado habría deseado ser uno de los habitantes del paraíso…” (Al-Ahkam Qur`an)

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Referencias:

1- As-Sirah An-Nabawiyah, por Ibn Ishaq

2- Ahkam Al-Qur`an, por Ibn Al-Araby

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