(…continuación del artículo de ayer)
Y la segunda base que se pierde con este tipo de cambio que me ha dado por llamar ‘de los desagradecidos’ es la falta de reflexión, pues lo único que se hace, como he dicho antes, es cambiar por cambiar. Pero no olvidéis nunca que nuestro Din precisa de reflexión, de usar nuestros intelectos, de ser capaces de comprender el momento y la situación que estamos viviendo y de tomar decisiones de acuerdo con ello. Vivimos en un mundo cambiante y parte de la sabiduría y la reflexión es saber transitar y vivir en estos cambios.
Este es un tipo de cambio; en el otro lado, o en el otro extremo, tenemos los que no quieren cambiar, los que por mucho que haya un cambio generacional y caras nuevas en las directivas, en las juntas y en las comunidades, por mucho que se llamen los líderes de los jóvenes, viven anclados en lo mismo, repitiendo los mismos patrones, cometiendo los mismos errores que sus padres o sus mayores; pero en este caso es peor, es mucho peor, ya que las herramientas con las que cuentan no son tan siquiera comparables a las herramientas con las que contaban sus predecesores.
Entre estos dos caminos se encuentra -y Allah sabe más- el camino del equilibrio, el camino medio, el camino del cambio constructivo y positivo. Un cambio y relevo que es totalmente necesario, pero que nunca puede partir de la base de renunciar y menospreciar lo que han hecho nuestros mayores o los que nos precedieron. Para que este cambio sea positivo se ha de juntar la fuerza de los jóvenes, con la experiencia de los mayores.
Este cambio está basado en el reconocimiento y el agradecimiento en primer lugar; en reconocer, tomar y aplicar lo bueno que nos ha dejado la generación anterior, en reconocer y ser agradecidos con nuestros padres y nuestros mayores por todo lo que nos han dado; y la mejor forma de hacerlo es pidiendo su consejo, teniendo en consideración su experiencia, respetando sus palabras, consultándoles en las decisiones; y todo esto, forma parte de nuestra sunnah.
Y se consigue también este cambio positivo con reflexión y sabiduría. Reflexionando sobre la situación que estamos viviendo, sobre el mundo y el tiempo en el que Allah nos ha hecho vivir, sobre la necesidad que tenemos de comprender el Islam como un todo, como una forma de vida que abarca todos los aspectos, como una forma de vida social y no una mera religión de postrarnos cinco veces en momentos puntuales del día y de la noche.
Reflexionando sobre cuáles son nuestros defectos y nuestras virtudes, nuestros pros y nuestros contras, reflexionando sobre en qué parcelas debemos hacer mayor esfuerzo, sobre el hacia dónde dirigir y encaminar ese cambio y todo ello, envuelto en la sabiduría presente en nuestro Din, en nuestro entendimiento y comprensión como musulmanes de este tiempo y esta tierra.
Reflexionando sobre en qué aspectos y de qué manera podemos, como comunidad musulmana, ejercer más influencia en la sociedad, reflexionando sobre cuál es la manera en la que realmente podemos beneficiar y dar respuesta a las necesidades de los musulmanes, reflexionando sobre cuál es la forma en la que podemos aportar mayor beneficio al mundo en que vivimos que estoy seguro no es cerrándonos y aislándonos en nuestras comunidades y mezquitas…
Para conseguirlo hará falta sabiduría, pero también esfuerzo, dedicación, un alto anhelo, una himma elevada, y un gran entendimiento, conocimiento y comprensión de nuestro Din, pero sobre todo, hará falta unión. Que los dos grupos que he mencionado antes nos unamos, que dejemos de lado, de una vez por todas, esas etiquetas que tanto daño han hecho y tanto daño hacen, que comprendamos que lo que nos une es mucho más que lo que nos separa, y que apoyándonos en lo que nos une es cómo conseguiremos realizar ese cambio y cómo dejaremos para los que vengan después de nosotros un lugar mejor. Pues esta es nuestra misión, este es nuestro papel, este es nuestro distintivo como creyentes: dejar el lugar en el que nos encontramos en mejores condiciones que cuando llegamos.
Y le pido a Allah que nos dé sinceridad y capacidad para hacerlo. Amin.
Por: Shaij Ahmed Bermejo