La controversia estalla a veces entre cristianos y musulmanes acerca de cuál de los dos mensajes divinos es más tolerante, en cuál de los dos la tolerancia es mayor. Algunos cristianos sostienen que el cristianismo es más tolerante que el Islam.
Por lo tanto, veremos cómo tolerantes son estos dos mensajes divinos sin prejuicios, porque nosotros, los musulmanes, creemos tanto en los dos mensajes como en sus dos profetas, pero en nuestra creencia en ellos tenemos en cuenta el hecho de que el mensaje anterior (Cristianismo) se dirigía a un lugar, un tiempo y un pueblo, mientras que el segundo (Islam) es universal, para cualquier tiempo, lugar y pueblo.
En primer lugar hemos de dejar claro que ambos mensajes se caracterizan por la tolerancia sin discriminación. Sin embargo, cada mensaje tuvo sus propias circunstancias, relacionadas con el espacio, el tiempo, el entorno y quién ostentaba el poder. Por lo tanto, no es justo afirmar que un mensaje sea más tolerante que otro por lo diferentes que eran las circunstancias de cada uno de ellos.
Explicaremos cómo de tolerantes son estos dos mensajes hacia los seguidores del mismo mensaje, por un lado, y hacia los seguidores de las otras religiones y creencias, por otro.
Tolerancia hacia los seguidores del mismo mensaje
A menudo escuchamos a algunos amigos cristianos argumentando que el cristianismo es más tolerante que el Islam y que los cristianos son más tolerantes entre sí que los musulmanes. Apoyan su argumento con algunas declaraciones atribuidas a Jesús en el Nuevo Testamento.
Según estos cristianos, estas declaraciones reflejan una tolerancia incomparable hacia los seguidores del mismo mensaje.
Las siguientes declaraciones de Jesús citadas en el Nuevo Testamento son generalmente citadas por los cristianos como evidencia de la tolerancia única entre los cristianos.
Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues. A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva. (Lucas 6: 27-30)
Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; (Mateo 5: 38-44).
Sin embargo, al oír los versículos anteriores del Nuevo Testamento, surgen automáticamente varias preguntas: ¿debe todo cristiano poner esos versículos en práctica siempre? ¿Puede ponerlos en práctica en la tierra? ¿Esos versículos significan que es lícito tomar a un cristiano como enemigo y así odiarlo, maldecirlo, maltratarlo, abofetearlo, despojarlo de sus ropas y bienes, e incluso perseguirlo?
¿Debe un cristiano tolerar siempre la enemistad, el odio, la maldición, el maltrato y la agresión y permitir que el otro le despoje de sus ropas y bienes sin ninguna pretensión de recuperarlos y perseguirlo y resistir el mal en general? ¿Y si un cristiano no puede tolerar eso? ¿Puede denunciar al otro?
Por supuesto, está muy claro que los versículos anteriores no introducen decisiones legales vinculantes o incumbentes para los cristianos, dada su aparente inaplicabilidad. Aquellos versículos y similares solo transmiten exhortaciones, amonestaciones, moral, ética y valores que a los seguidores de Jesús se les recomienda poner en práctica.
Estos versículos no pueden ser puestos en práctica por la mayoría de la gente, ni pueden subyacer una ley que obligue a todas las personas, una ley se supone que es una ley factible que todos pueden cumplir, sin importar lo fiel o devota que una persona pueda ser.
Es bien sabido que los cristianos siguen la ley del Profeta Moisés, es decir, que los juicios de la ley de Moisés se aplican a los cristianos según el mismo Jesús. En el Nuevo Testamento, se cita a Jesús diciendo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”. (Mateo 5:17).
En consecuencia, un cristiano puede apelar a la ley de Moisés, vengarse y protestar ante la injusticia. Esta ley establece: “Asimismo el hombre que hiere de muerte a cualquiera persona, que sufra la muerte. El que hiere a algún animal ha de restituirlo, animal por animal. Y el que causare lesión en su prójimo, según hizo, así le sea hecho: rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente; según la lesión que haya hecho a otro, tal se hará a él. El que hiere algún animal ha de restituirlo; mas el que hiere de muerte a un hombre, que muera. Un mismo estatuto tendréis para el extranjero, como para el natural; porque yo soy Jehová vuestro Dios”. (Levítico 24: 17-21).
Por lo tanto, suponiendo que Jesús hizo realmente las declaraciones citadas más arriba recogidas en el Nuevo Testamento, no deben ser entendidas como abrogantes de los juicios de la ley de Moisés. Solo sirvieron como una llamada al desarrollo moral y a la excelencia espiritual. Era una llamada a la que no todo cristiano podía responder, ni podía servir como un estilo de vida práctico por el hecho de que no se puso en práctica en todo lugar o en cualquier tiempo.
Nunca hemos oído hablar de un cristiano u otra sociedad que obligue a sus miembros a tolerar la enemistad, el odio, la maldición, el maltrato y la agresión y permitir que el otro les quite sus ropas y bienes sin ningún intento de recuperarlos o perseguirlos.
Las siguientes son declaraciones ofrecidas como evidencia para el hecho de que Jesús no revocó muchos de los juicios de la ley de Moisés y que él simplemente incitó al desarrollo moral y a la excelencia espiritual:
“Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio […]”. (Mateo 5: 21-22).
“Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno”. (Mateo 5: 27-29)
Podemos preguntarnos aquí: ¿Los versículos anteriores significan que el que está enojado con su hermano estará sujeto al juicio literalmente? ¿Acaso el que mira a una mujer de forma considerada lujuriosa es como si hubiera cometido adulterio y debe ser sometido a juicio? ¿Es permisible arrancar un ojo y tirarlo antes que mirar a una mujer con deseo?
La respuesta es que solo el asesino y el adúltero son los que están sujetos a juicio. El que está enojado con su hermano no debe ser objeto de juicio, ni el que mira a una mujer lujuriosamente se considera que ha cometido adulterio con ella o ha de ser juzgado. Una persona no puede de ningún modo arrancarse el ojo o tirarlo, de acuerdo con todos los mensajes divinos, incluyendo el judaísmo, el cristianismo y el Islam. Las declaraciones de Jesús no sirven como órdenes o mandamientos legales, sino como mandamientos y enseñanzas espirituales.
Así, las declaraciones de Jesús citadas por los cristianos para indicar hasta qué punto el cristianismo es tolerante no constituyen una ley cristiana, sino simplemente mandamientos y enseñanzas morales y éticas recomendadas por Jesús, así como por otros profetas entre los que se incluye el Profeta Muhammad.
En este sentido, el mensaje del Profeta Muhammad no difiere del de Jesús. El Islam tiene una ley que garantiza la justicia entre los musulmanes y también entre musulmanes y no musulmanes. Al mismo tiempo, la Sunnah del Profeta Muhammad y el Corán tenían tales enseñanzas y mandamientos que exigían el desarrollo moral y la excelencia espiritual, como las de Jesús.
Como un cristiano, un musulmán debe caracterizarse por el desarrollo moral, la excelencia espiritual y de comportamiento cuando trata con el prójimo, en la medida de lo posible. Sin embargo, puede apelar a la ley islámica si no puede mostrar más tolerancia y busca justicia, equidad y reparación.
El Corán declaró que la Torá prevé represalias. Leemos:
Es cierto que hicimos descender la Torá, en la que hay guía y luz. Con ella emitían juicios los profetas, aquéllos que se sometieron, así como los rabinos y doctores para los que practicaban el judaísmo; siguiendo el mandato de proteger el libro de Allah, del que eran garantes con su testimonio. Y no temáis a los hombres, temedme a Mí, ni vendáis Mis signos a bajo precio. Aquel que no juzgue según lo que Allah ha hecho descender… Esos son los incrédulos. En ella les prescribimos: Persona por persona, ojo por ojo, nariz por nariz, oreja por oreja, diente por diente; y por las heridas un castigo compensado. Quien renuncie por generosidad*, le servirá de remisión. Quien no juzgue según lo que Allah ha hecho descender…. Esos son los injustos. E hicimos que tras ellos, siguiendo sus huellas, viniera Isa, hijo de Maryam, confirmando aquello que ya estaba en la Torá. Y le dimos el Inyil en el que había guía, luz y una confirmación de lo que ya estaba en la Torá, así como guía y amonestación para los temerosos. (Al-Ma’idah 5: 44-46)
Acerca de las represalias en el Islam, el Corán dice:
¡Creyentes! Se os prescribe aplicar el talión en caso de asesinato: libre por libre, esclavo por esclavo y hembra por hembra. Pero si a uno su hermano le perdona algo, que éste proceda según lo reconocido y que él lo entregue buenamente. Esto es un alivio que Allah os da y una misericordia. Quien vaya más allá de estos límites tendrá un castigo doloroso. En el talión tenéis vida ¡vosotros que sabéis reconocer la esencia de las cosas! Ojalá os guardéis. (Al-Baqarah 2: 178-179)
En cuanto a las enseñanzas y mandamientos relacionados con las buenas costumbres, la alta moral y la ética elevada, se ordenan frecuentemente en el Corán y en la Sunnah del profeta Muhammad.
Por ejemplo, el Corán ordena hacer el bien a los enemigos. Leemos:
No son iguales la bondad y la maldad; responde con la mejor actitud y aquel con el que tenías enemistad será un amigo ardiente. (Fussilat 41:34)
El Profeta Muhammad prohibió el odio. Él dijo: “No os odiéis, ni os envidiéis, ni os enemistéis (dándoos la espalda) y sed, siervos de Allah, hermanos. No es lícito para un musulmán que deje de hablar a su hermano más de tres días”. (Al-Bujari)
Además, el Profeta Muhammad prohibió la maldición e incluso la reacción enojada a la maldición. Abu Huraira narró que un hombre insultó a Abu Bakr mientras el Profeta Muhammad estaba sentado, quien estaba impresionado por Abu Bakr y sonrió. Cuando el hombre volvió a insultar a Abu Bakr, este le respondió con las mismas palabras. Entonces, el Profeta Muhammad se enojó y se levantó para irse. Abu Bakr fue al Profeta Muhammad y le dijo: “Oh Mensajero de Dios, el hombre me injurió y tú seguías sentado, pero cuando le respondí, te enojaste y te pusiste en pie”. Entonces el Profeta Muhammad dijo: “Ciertamente, había un ángel contigo, pero Shaytan apareció cuando respondiste con las mismas palabras que él, y yo no permanezco sentado en presencia de Shaytan”. Entonces el Profeta Muhammad dijo,” Oh Abu Bakr, hay tres cosas que son ciertas. Ningún siervo es agraviado por un opresor y lo pasa por alto, sin que Dios, el Exaltado, le recompense. Ningún hombre abre la puerta de la caridad para fortalecer los lazos familiares, sin que Dios aumente su riqueza. Ningún hombre abre la puerta para pedir limosna para usurpar la riqueza, sin que Dios aumente su pobreza”. (Ahmad)
El Corán ordenó hacer el bien incluso a los que nos hacen mal. Leemos:
Responde a la maldad de la mejor manera. Nosotros sabemos mejor lo que atribuyen. (Al-Mu’minun 23:96)
El Corán generalmente elogia a los que son pacientes y hacen el bien a los que le hacen el mal. Leemos:
Y los que tienen paciencia buscando con ello la faz de su Señor, establecen el salat, gastan de lo que les damos, en secreto y en público y responden al mal con el bien. Esos tendrán la Morada del Buen Final. (Ar-Ra’d 13:22)
También leemos:
Esos recibirán su recompensa dos veces por haber sido pacientes, por haber rechazado el mal con bien y haber gastado de la provisión que les dábamos. Y porque cuando oían alguna palabra vana se apartaban de ella y decían: Para nosotros serán nuestras acciones y para vosotros las vuestras. Paz con vosotros, no buscamos a los ignorantes. (Al-Qasas 28: 54-55)
El Corán ordena ayudar a los que piden ayuda. Leemos:
La virtud no consiste en volver el rostro hacia Oriente u Occidente; el que tiene virtud es el que cree en Allah, en el Último Día, en los ángeles, en los Libros y en los profetas, el que da de su riqueza, a pesar del apego que siente por ella, a los parientes, huérfanos, necesitados, hijos del camino, mendigos y para liberar esclavos; el que establece el salat y entrega el zakat; el que es fiel a los compromisos cuando los contrae; el paciente en la adversidad y en la desgracia y en los momentos más duros de la lucha. Esos son los veraces y ésos son los temerosos. (Al-Baqarah 2: 177)
El Corán frecuentemente elogia a los que socorren a los necesitados y les promete una gran recompensa. Leemos:
Los que hayan sido temerosos estarán en jardines y manantiales, recibiendo lo que su Señor les dé. Antes habían hecho el bien. Era poco lo que dormían de noche, y en el tiempo anterior al alba pedían perdón. Y de sus bienes, había una parte que era derecho del mendigo y del indigente. (Adh-Dhariyat 51: 15-19)
El Corán ha prohibido rechazar al mendigo. Leemos:
Ni ahuyentes al mendigo. (Ad-Duha 93:10)
El Profeta Muhammad instó a prestar dinero a los necesitados, aliviar sus dificultades y facilitar a los deudores el pago de sus deudas. Él dijo: “Si alguien libera a un creyente musulmán de una de las dificultades de la vida mundana, Allah le aliviará de una de las dificultades del Día de la Resurrección. Si alguien lo hace fácil para el que está en deuda (aunque le resulta difícil pagarlo), Allah se lo hará fácil en esta vida mundana y en el Más Allá, y si alguien oculta las faltas de un musulmán, Allah ocultará sus faltas en este mundo y en el Más Allá. Allah ayuda a su esclavo siempre y cuando ayude a su hermano”. (Muslim)
El Corán prohibió la usura e instó a ampliar el plazo a los deudores para pagar sus deudas, mantenerse paciente con ellos y ofrecerles caridad mediante la cancelación de sus deudas. Leemos:
¡Vosotros los que creéis! Temed a Allah y renunciad a cualquier beneficio de usura que os quede, si sois creyentes. Y si no lo hacéis, sabed que Allah y Su Mensajero os han declarado la guerra. Pero si os volvéis atrás, conservaréis vuestro capital. Y no seréis injustos ni sufriréis injusticia. Y si está en dificultad (alguien que os debe algo), concededle un plazo de espera hasta un momento de desahogo, aunque es mejor para vosotros que renunciéis generosamente. (Al-Baqarah 2: 278 – 280)
Referencias:
1- El Glorioso Corán
2- Sahih Al-Bujari
3- Sahih Muslim
4- La Santa Biblia
Lea también:
Tolerancia en el cristianismo y el islam (2)