Historia del cristianismo y cambio del monoteísmo a la trinidad (4/4)

Por Redacción

En este artículo, vamos a destacar a los cristianos más prominentes que abrazaron el Islam en la vida del Profeta Muhammad. Podemos preguntarnos: ¿fueron esas personas creyentes en la Trinidad o monoteístas que abrazaron el Islam como un mensaje final monoteísta que vino como una extensión de los anteriores mensajes monoteístas transmitidos por los profetas y mensajeros anteriores provenientes de Dios?

Cristianos seguidores del monoteísmo y Profesión del Islam en el advenimiento del Profeta Muhammad

An-Najashi (Negus)

monoteísmo

La Mezquita de An-Najashi (Negus) en Etiopía

An-Najashi era el título del rey de Abisinia. Un Najashi, As-hamah ibn Abjar, que era contemporáneo del Profeta Muhammad, abrazó el Islam, se convirtió en un buen musulmán y un gran Compañero del Profeta Muhammad, aunque no emigró a Medina ni se reunió con el Profeta Muhammad. Murió durante la vida del Profeta Muhammad, quien ofreció la oración fúnebre por él en ausencia. No se ha narrado de que el Profeta Muhammad ofreciera oración fúnebre por un fallecido ausente excepto por An-Najashi.

En Siyar A’lam An-Nubala’, Adh-Dhahabi narró que cuando `Amr ibn Al-`As y ‘Abdullah ibn Abi Rabia’h (o ‘Imarah bin Al-Walid) pidieron a An-Najashi extraditar a los compañeros que habían emigrado a Abisinia, tuvo lugar la siguiente conversación entre An-Najashi y el gran Compañero Ya`far ibn Abi Talib:

An-Najashi le preguntó: “¿Has memorizado alguna revelación que él (Profeta Muhammad) haya recibido de Dios?” Ya`far respondió: “Sí”. An-Najashi dijo: “¡Recítamelo!” Entonces, Ya’far recitó los primeros versos de la sura de Mariam (María). Entonces, An-Najashi comenzó a llorar hasta que se le humedeció la barba y sus obispos también comenzaron a llorar hasta que humedecieron sus escrituras. Entonces, An-Najashi dijo: “De hecho, esto (Corán) y la revelación transmitida por Moisés salen de la misma luz. Ve donde quieras. ¡Por Dios, no lo voy a hacer, y nunca os extraditaré!

Al día siguiente, en la petición de Amr ibn Al-‘As, An-Najashi convocó a los Compañeros y les preguntó: “¿Qué creéis vosotros acerca de Jesús?” Ya`far respondió: “Tenemos la misma creencia que nuestro Profeta. Creemos que él es el siervo, el mensajero, el espíritu y la palabra de Dios que transmitió a María, la Virgen”. Entonces, An-Najashi golpeó la tierra, tomó una vara y dijo: “Jesús no surgió de una forma distinta a como dijiste”. Entonces, los patriarcas a su alrededor no dejaron de resoplar. Entonces, dijo: “¡Aunque resoplen, por Dios! Ve donde quieras. Estás a salvo en mi tierra”.

Ibn Ishaq narró: Ya`far ibn Muhammad citó a su padre diciendo: “Los abisinios se rebelaron y se levantaron contra An-Najashi, a quien acusaron de renunciar a su fe. Entonces preparó una flota para Ya’far y sus compañeros y les dijo: “¡Embarcad! Si salgo derrotado, marchad. Si consigo la victoria, quedaos aquí”. Él tenía un escrito en la que daba testimonio de que no hay más dios que Dios, Muhammad es siervo y mensajero de Dios y Jesús es el siervo, mensajero, espíritu y palabra de Dios que Él transmitió a María. Guardó este escrito en su ropa y salió ante los abisinios que se alinearon contra él. Les preguntó: “Pueblo de Abisinia, ¿no soy el más digno para gobernaros?” Ellos dijeron: “Sí.” Él preguntó: “¿Qué pensáis de mi ley?” Ellos respondieron: “Es la mejor ley”. Él preguntó: “Entonces, ¿qué os sucede? “Ellos respondieron: “Has renunciado a nuestra fe, alegando que Jesús es solo un siervo (de Dios)”. Entonces, él preguntó: “Qué pensáis sobre Jesús?” Ellos respondieron: “Él es el hijo de Dios”. Entonces él hizo una señal en su pecho hacia la escritura, indicando su creencia en la escritura pero los abisinios pensaron que él, con este gesto, quería decir que estaba de acuerdo con ellos. Entonces, se complacieron con él y se dispersaron. Cuando An-Najashi murió, el Profeta Muhammad ofreció oración fúnebre por él y pidió a Dios por su perdón.

Heraclio (Heraclius)

Carta

La carta del Profeta Muhammad a Heraclio (Heraclius)

Al-Bujari, Muslim, Abu Dawud, Imam Ahmad y otros compiladores de hadices narraron bajo la autoridad de Abdullah ibn Abbas que el Profeta Muhammad escribió a César y lo invitó al Islam. Cuando la carta del Profeta Muhammad llegó a César, dijo al terminar de leerla: “Buscad a cualquiera de su pueblo (árabes de la tribu Quraish), si está presente aquí, para preguntarle acerca de Muhammad”. En ese momento, Abu Sufyan ibn Harb estaba en el Levante con algunos hombres de los Quraish que habían venido (al Levante) como comerciantes. Abu Sufyan dijo: “El mensajero de César nos encontró en algún lugar del Levante, así que nos llevó a mí y a mis compañeros a Jerusalén y fuimos admitidos en la corte de César”.

Heraclio siguió preguntando a Abu Sufyan sobre el Profeta Muhammad y Abu Sufyan siguió respondiendo a sus preguntas. Entonces, Heraclio le dijo a Abu Sufyan: “Estas son realmente las cualidades de un profeta que yo sabía (de las Escrituras anteriores) que aparecería, pero yo no sabía que él sería uno de entre vosotros. Si lo que dices es verdad, muy pronto ocupará la tierra bajo mis pies, y si supiera que lo alcanzaría definitivamente, iría inmediatamente a encontrarlo; estaría con él, y ciertamente que lavaría sus pies”. Abu Sufyan agregó: “César entonces pidió la carta del Mensajero de Dios y esta fue leída. Decía: “En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso, (Esta carta es) de Muhammad, el siervo y mensajero de Dios a Heraclio, el emperador romano. La paz sea con los seguidores de la guía. Te invito al Islam. Abraza el Islam y estaréis seguros; abraza el Islam y Dios te concederá una doble recompensa. Pero si rechazas esta invitación al Islam, serás responsable de desviar a los campesinos (es decir, su nación). Di: ¡Gente del Libro! Venid a una palabra común para todos: Adoremos únicamente a Allah, sin asociarle nada y no nos tomemos unos a otros por señores en vez de Allah.Y si vuelven la espalda, decid: ¡Sed testigos de que somos musulmanes! (Aal ‘Imran 3:64)”

Abu Sufyan agregó: “Cuando Heraclio terminó de leer, hubo un gran clamor causado por las regalías bizantinas que lo rodeaban, y hubo tanto ruido que no entendí lo que dijeron. Así que fuimos expulsados de la corte. Cuando salí con mis compañeros y estuvimos solos, les dije: ‘Verdaderamente, el asunto de Ibn Abi Kabsha (es decir, el Profeta) ha ganado poder’. Abu Sufyan agregó: “Por Allah, estaba seguro de que su religión sería victoriosa hasta que Dios me convirtió al Islam, a pesar de lo que me disgustaba”.

Al-Mundhir Ibn Sawa

Carta Mundhir

Carta del Profeta Muhammad a Al-Mundhir Ibn Sawa

Al-Mundhir ibn Sawa fue el Rey del Golfo Pérsico durante la vida del Profeta Muhammad. Era cristiano como su pueblo, Abd Shams. El Profeta Muhammad le escribió una carta en la que lo invitaba al Islam.

Entonces, Al-Mundhir abrazó el Islam, pero no fue un miembro de la delegación que asistió de Bahrein para encontrarse con el Profeta Muhammad. En su lugar, escribió al profeta Muhammad una carta en la que daba fe de su profesión del Islam.

La carta de Al-Mundhir al Profeta Muhammad dice: “Oh Mensajero de Dios, he leído tu carta, la cual escribiste a la gente de Bahrein extendiéndoles una invitación al Islam. El Islam llegó a algunos de ellos y entraron en el rebaño del Islam, mientras que otros no lo encontraron atractivo. En mi país viven zoroástricos y judíos; por lo tanto, puedes informarme del tratamiento que se debe de tener con ellos”.

En respuesta a la carta de Al-Mundhir, el Profeta Muhammad escribió: ” La paz sea contigo. Ahora yo te envío las alabanzas de Allah fuera del cual no hay otro Allah y te hago saber que El no es ningún Allah sino Allah mismo y que Muhammad es su siervo y su enviado. Yo le recuerdo a Allah el Todo Poderoso y Muy Majestuoso; y todo aquel que sigue un buen consejo, lo sigue en su propio interés, y cualquiera que obedece a mis enviados y se pone a sus órdenes es a mí mismo a quien obedece. Y cualquiera que es respetado por ellos, yo también lo respetaré. Ahora bien mis enviados han hecho elogios de ti y yo admito tu intercesión en favor de tu pueblo. Deja pues en manos de los musulmanes lo que ellos poseían desde antes de su islamización. Y yo perdono a los culpables. Acepto pues (¿sus disculpas?). En cuanto a nosotros, siempre que tu comportamiento sea bueno no te suspenderemos de tus funciones. Por el contrario todo aquel que persista en su judaísmo o en su zoroastrismo, será sometido al yizyah”.

Waraqah ibn Nawfal

Waraqah ibn Nawfal era el primo de la primera esposa del Profeta Muhammad, Jadiya, la Madre de los Creyentes. Él era un cristiano antes de la revelación profética pero abrazó el Islam al principio de la profecía.

En su Sahih, en el Capítulo de la Revelación, Al-Bujari narró bajo la autoridad de ‘Aishah que Jadiya acompañó al Profeta Muhammad junto a su primo Waraqah ibn Nawfal ibn Asad ibn Abdul Uzza, quien durante el período preislámico se había convertido en cristiano y escribía textos con letras hebreas. Escribía el evangelio en hebreo tanto como Dios deseaba que escribiera. Era un hombre viejo y había perdido la vista. Jadiya le dijo a Waraqah: “¡Escucha la historia de tu sobrino, oh primo mío!” Waraqah preguntó: “¡Oh, sobrino! ¿Qué has visto?” El Mensajero de Dios describió lo que había visto. Waraqah dijo: “Este es el mismo que guarda los secretos (ángel Gabriel) que Dios envió a Moisés. Ojalá fuese joven y pudiera vivir hasta el momento en que tu pueblo te expulse. “El Mensajero de Dios preguntó: “¿Me expulsarán?” Waraqah respondió afirmativamente y dijo:” Cualquiera que surgió con algo similar a con lo que saldrás fue tratado con hostilidad; y si permanezco vivo hasta el día en que serás expulsado, entonces te apoyaré fuertemente”. Pero después de unos días murió Waraqah.

Es digno de mención que Waraqah ibn Nawfal fue la primera persona en traer a Jadiya buenas noticias sobre la profecía de Profeta Muhammad después de que ella le hubiera contado lo que sucedió durante el viaje del Profeta Muhammad con su esclava Maysarah junto con su caravana viajando al Levante, cuando la nube le seguía dándole sombra hasta que regresó a La Meca.

Se ha narrado de que le dijo: “Si esto es cierto, oh Jadiya, Muhammad será el profeta de esta nación. He sabido que esta nación espera a un profeta que está a punto de aparecer”. (Ar-Rawd Al-Unuf: volumen 2, página 161) Un mes después, Jadiya se casó con el Mensajero de Dios. Waraqah compuso un poema, aparentemente después de esta conversacióndonde se mencionaba el viaje del Profeta Muhammad con la caravana de Jadiya, dando las buenas nuevas sobre la profecía del Profeta Muhammad y con la promesa de seguirlo.

En su Musnad, At-Tayalisi narró que Waraqah ibn Nawfal y Zayd ibn Amr ibn Nufayl salieron en busca de la verdadera religión. Así que fueron a un monje en Mosul. El monje le dijo a Zayd ibn Amr ibn Nufayl: “¿De dónde has venido, oh jinete de camellos?” Él respondió: “De la casa de Abraham”. El monje le preguntó: “¿Qué buscas?” Respondió: “La verdadera religión”. Él le dijo: “Vuelve, pues lo que buscas está a punto de aparecer en tu tierra natal”.

Monje Nestoriano: Bahira

At-Tirmidhi y Al-Hakim narraron bajo la autoridad de Abu Bakr ibn Abu Musa Al-Asha’ri bajo la autoridad de su padre que Abu Talib viajó al Levante, y el Profeta partió con él, junto con algunos hombres mayores de los Quraish . Cuando se encontraron con el monje se detuvieron allí y comenzaron a montar su campamento. Entonces el monje salió ante ellos. Antes de eso solían pasar por él y él no salía ni les prestaba atención. Estaban montando su campamento y el monje caminaba entre ellos, hasta que vino y tomó la mano del Mensajero de Allah. Entonces él dijo: “Este es el amo de los hombres y los genios, éste es el Mensajero del Señor de los Mundos. Dios lo enviará como misericordia a los hombres y a los genios”. Entonces algunos de los ancianos de los Quraish dijeron: “¿Cómo lo sabes?” Él dijo: “Cuando veníais por el camino, ni una roca ni un árbol quedaron quietos, todas se postraron, y no se postran excepto por un profeta. Y puedo reconocerlo por el sello de la profecía que está debajo de su omóplato, como una manzana”. Entonces él volvió y les hizo un poco de comida, y cuando se la trajo, él [Profeta Muhammad] estaba cuidando a los camellos. Él dijo: “Invocadle”. Él vino, y había una nube sobre él (el Profeta) que lo estaba sombreando. Cuando se acercó a la gente, se dio cuenta de que se habían sentado bajo la sombra del árbol antes de llegar. Así que cuando se sentó, la sombra del árbol se inclinó hacia él. Él (el monje) dijo: “Mira la sombra del árbol que se inclina hacia él”. Mientras él estaba de pie con ellos, diciéndoles que no lo llevaran a los romanos -porque si los romanos lo viesen, lo reconocerían por la descripción y lo matarían- se volvió, y había siete personas que habían venido de entre los romanos. Entonces él los recibió y les dijo: “¿Por qué habéis venido?” Ellos dijeron: “Venimos porque un profeta va a aparecer durante este mes, y no queda más camino que este, hemos sido informados de ello, y hemos sido enviados a este camino tuyo”. Así que él dijo:” ¿Hay alguien mejor que tú detrás de ti?” Ellos dijeron: “Solo tenemos noticias de él desde este camino tuyo”. Él dijo: “¿Crees que si hay algo que Dios quiera provocar, hay alguien entre la gente que puede prevenirlo?” Ellos dijeron: “No”. Así que le dieron su promesa, y ellos se quedaron con él . Y él dijo: “Te pregunto, por Dios, ¿quién de vosotros es su guardián?” Ellos dijeron: “Abu Talib”. Así que siguió insistiendo hasta que Abu Talib lo devolvió (de regreso a La Meca).

Salman Al-Farisi

En su Musnad, Imam Ahmad narró bajo la autoridad de Abdullah Ibn Abbas que Salman Al-Farisi tuvo una larga conversación con él, en la que dijo: “Yo era un hombre persa… Luche mucho por la religión zoroástrica… Pasé por una de las iglesias cristianas, donde pude oír sus voces mientras rezaban… Cuando los vi, me impresionó su oración… Les dije: “¿De dónde surgió esta religión?” Dijeron: ‘Del Levante’… Envié unas palabras a los cristianos:’ Si algún comerciante cristiano viene a vosotros desde el Levante, avisadme’. Él dijo:’ Vinieron vendedores cristianos desde el Levante y fui con ellos, hasta que llegué al Levante…

Salman siguió sirviendo a monjes, uno tras otro, desde el Levante a través de Mosul y de Nusaybin hasta Amorium. Cuando el monje de Amorium estaba a punto de morir, Salman le pidió que le hablara del siguiente monje a servir y le dijo: “Oh hijo mío, por Dios, no conozco a nadie que siga nuestro camino a quien yo puede aconsejarte para ir. Pero ha llegado el tiempo de un profeta, que será enviado con la religión de Abraham. Aparecerá en la tierra de los árabes y migrará a una tierra entre dos harrahs (tierras con rocas negras), entre las cuales hay palmeras. Tendrá características que no serán ocultadas. Él comerá de lo que se da como regalo pero no comerá de lo que se da como caridad. Entre sus omoplatos está el sello de la profecía. Si puedes ir a esa tierra, hazlo”.

Entonces, Salman viajó a Arabia y se quedó en Medina. Cuando supo que la gente de Medina se reunía en Quba para recibir a un hombre que ellos creían que era un profeta, fue a él.

Salman dijo: “Yo tenía algo que había recogido, y cuando llegó la noche, fui al Mensajero de Dios cuando él estaba en Quba y entré a él y le dije: ‘He oído que eres un hombre justo y que tienes compañeros que son extraños y están en necesidad. Esto es algo que tengo que dar en la caridad, y veo que tú lo necesitas más que nadie’.

Yo se lo acerqué el Mensajero de Dios dijo a sus compañeros: “Come”, pero se abstuvo de comer. Me dije a mí mismo: “Este es uno”. Entonces me fui y recogí un poco más.

El Mensajero de Dios se estableció en Medina, y luego vine a él y le dije: ‘Veo que no comes (caridad); Este es un regalo con el cual deseo honrarte. “El Mensajero de Dios entonces comió algo de él y dijo a sus compañeros que comieran también. Me dije: ‘Esto es dos’.

Luego vine al Mensajero de Dios cuando estaba en Baqi Al-Gharqad, donde había asistido al funeral de uno de sus compañeros y llevaba dos chales y estaba sentado entre sus compañeros. Le saludé, luego me moví detrás de él, tratando de mirar su espalda para ver el sello que mi compañero me había descrito. Cuando el Mensajero de Dios me vio ir detrás de él, se dio cuenta de que yo estaba tratando de averiguar algo que se me había descrito, por lo que dejó su ropa caer de su espalda, vi el sello y lo reconocí. Entonces lo abracé y lo besé, mientras lloraba… Salman abrazó el Islam y se convirtió en un buen musulmán.


Lea también:

Historia del cristianismo y cambio del monoteísmo a la trinidad (1/4)

Historia del cristianismo y cambio del monoteísmo a la trinidad (2/4)

Historia del cristianismo y cambio del monoteísmo a la trinidad (3/4)


Referencias:

1- Sahih Al-Bujari

2- Sahih Muslim

3- Musnad Al-Imam Ahmad

4- Musnad At-Tayalisi

5- Fatah Al-Bari, de Ibn Hajar

6- Siyar Alam An-Nubala, por Adh-Dhahabi

7-As-Sirah An-Nabawiyah, de Ibn Ishaq

8- Ar-Rawd Al-Onuf

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