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Malos días y buenos momentos. Mi conversión al Islam

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Existen caminos a la izquierda y a la derecha, pero lo correcto es coger el del medio.

Esta el la historia de mi conversión al Islam. Corría el año 1.978. Detrás de mí, una juventud llena de incertidumbres y enseñanzas erróneas dadas por la escuela pública del régimen imperante…; las preguntas que desde pequeño venía haciéndome, nadie las contestaba… Y eso que siempre me he acercado a los más ancianos para ver de aprender algo de ellos, pero visto está que aquel régimen dominante daba sus enseñanzas al son de sus creencias. Yo había dejado de creer en los curas, en sus enseñanzas y en su idolatría con catorce años.

Buscando al Dios Verdadero, buscando a Allah, el andar me llevó a pasar por los Niños de Dios, los de la Iglesia Adventista, los Evangélicos Bautistas, Los Hare Krisna, los Pentecostales, los Testigos, las enseñanzas filosóficas de las artes marciales; leerme montañas de escritos de grandes filósofos, estudiar cuatro años de Teología para profundizar más y comparar religiones… Pero del Islam se decía bien poco, casi nada.

En un viaje a Portugal, pasé a visitar a un buen amigo y cliente (de origen paquistaní) y le invité para que me hablara de sus creencias, para que me hablara del Islam. En los ratos que tenía libres los dedicaba para beber de aquella fuente. Cada día era un nuevo descubrir; no sólo era la enseñanza, sino la forma de vida, la manera de ver lo cercano, lo sutil…, la hoja blanca que se moldea al cálamo, una perspectiva nueva que era afín a lo que yo en mi interior creía. En mi retiro en la noche agradecía a Allah el haberme puesto a este hombre en mi camino, Ayub Omar.

Al año siguiente, presté mi Shahada delante de testigos y unos meses más tarde me presenté a los hermanos de la Comunidad Islámica en España, que me hicieron llegar un certificado por correo de mi condición y miembro de la comunidad. Desde entonces hasta hoy han pasado treinta y tres años llenos de buenos momentos y malos días, ya que al principio todo era cuesta arriba; pero dije, como nuestro amado Profeta Muhammad (S.A.W.S.): “Algún día el Sol saldrá por Occidente”, y los que están perdidos encontrarán el camino. Ojalá que todos sus principios sean mucho más fáciles en la España que hoy nos toca vivir, Insh’Allah.

Este es mi testimonio, breve, para no cansar, de mi conversión al Islam; pero a buen entendedor con pocas palabras le basta. Existen caminos a la izquierda y a la derecha, pero lo correcto es coger el del medio.

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